Supercopa de España
La dura vida en el Real Madrid sin Casemiro
Los blancos echan ahora de menos el liderazgo del brasileño, al que con 30 años vendieron en verano al Manchester United por 80 millones de euros
Así ha jugado el Real Madrid: un drama defensivo coral capitaneado por Rudiger
Casemiro, el futbolista que nunca está cansado
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Iniciar sesión24 horas después del repaso del Barça, el Madrid mira hacia adelante con el optimismo propio de un equipo de su naturaleza, históricamente acostumbrado a levantarse de los golpes que recibe, pero también con la preocupación por haber perdido un título ante el máximo ... rival y sobre todo por el cómo se produjo. Es evidente que el equipo no está en un buen momento. El Mundial ha hecho pupa, pero no solo a posteriori. Antes, la tendencia ya era bajista.
Desde la derrota en Leipzig, en la quinta jornada de la fase de grupos de la Champions, allá por finales de octubre, el Madrid ha jugado cinco partidos de Liga, otro más de Copa de Europa, uno de Copa del Rey y dos de la Supercopa de España. El irregular balance es de cuatro victorias, dos empates y tres derrotas. De ese póker de triunfos, solo uno fue con alfombra roja: el 5-1 continental ante el Celtic en el Bernabéu. Contra el Cádiz (2-1) y el Valladolid (0-1) se sufrió bastante más de lo que se debería haber hecho ante conjuntos que pelean por mantenerse en Primera, y contra el Cacereño, un segunda RFEF, en dieciseisavos de Copa, se ganó por la mínima (0-1) gracias a una genialidad individual de Rodrygo en otro partido flojo a nivel colectivo.
En este fútbol moderno de calendario saturado, el Madrid suele sufrir todos los eneros. Eso es así desde hace unos cuantos años, pero se engañaría si acota esta crisis al mes de las rebajas. Antes ya hubo síntomas de debilidad a los que no se le daba relevancia y, quizás, eran algo más que señales de humo. El equipo está siendo muy penalizado de medio campo hacia atrás durante todo el curso, y ya no se puede decir que Courtois no está al nivel de la pasada temporada. El belga es la única noticia buena que se trajo el Real Madrid de Riad. El problema es otro bien distinto. Y más serio. Cualquier equipo le hace ocasiones y solo ha dejado la portería a cero en seis de los 25 partidos que ha jugado ya este curso. El dato es sumamente preocupante, y no solo por el cuánto sino por el cómo. Otra vez el cómo.
Ancelotti fue muy claro tras la semifinal contra el Valencia y aún más después de la debacle contra el Barça. Hay desatenciones en defensa, errores individuales y colectivos a la hora de hacer el balance defensivo y falta de ayudas que hagan del grupo un equipo solidario. Es justo ahí donde la sombra de Casemiro emerge con fuerza: «Es una pieza muy importante para nuestro tipo de juego. Nunca he tenido un pivote como él. Un futbolista fundamental en la corrección de errores y en las ayudas. No hay copias de Casemiro en el mercado», explicaba Ancelotti el pasado mes de mayo, durante la semifinal de Champions contra el City. Solo tres meses después, el brasileño cogía su petate y se marchaba a Mánchester a cambio de 80 millones. Económicamente, la operación era brillante. Deportivamente, estaba por ver si Tchouaméni, su sustituto, cumplía las expectativas, y si el resto del engranaje del equipo era capaz de asimilar su ausencia. De momento, ambas cosas están verdes.
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Adiós a la infalibilidad blanca en las finales
Rubén Cañizares
Evidentemente, el pivote francés no tiene responsabilidad alguna en esta Supercopa. Lesionado en el sóleo, no participó en la competición pero, aunque hubiera sido así, todavía no es Casemiro. No es una crítica al francés, sino saudade por el brasileño. Casemiro le daba a este Madrid el equilibrio necesario para que el equipo no se partiera y estuviera bien juntito en el bloque bajo, pero no solo eso. Kroos y Modric jugaban con red, como ellos mismo confesaron tras la marcha del brasileño. La defensa contaba con un quinto miembro cuando el equipo rival tocaba a rebato y el tridente de ataque se podía permitir el lujo de ahorrarse alguna carrera hacia atrás, sabedor de que Casemiro corría lo suyo y lo de los demás compañeros.
Su cuentakilómetros era inagotable, como su carácter competitivo y el alma con el que jugaba. Ese intangible de liderazgo, de capitán sin brazalete, del que en apenas unos pocos meses ya han podido experimentar en un United que él solo ha hecho remontar, se echa de menos. Cuando Casemiro levantaba la voz, el equipo iba detrás. El domingo, ante el Barça, no hubo arenga por parte de nadie, solo reproches y caras de circunstancias. Había muchos líderes sobre el campo, pero ninguno del simbolismo de Casemiro. Ahí, el Madrid ha salido perdiendo con su marcha.
Valverde y Rodrygo
El mal momento de forma de dos de los jóvenes que tanto le dieron al equipo la pasada temporada es otra de las causas de este bache del Madrid, que le ha hecho perder la Supercopa y distanciarse del Barcelona en LaLiga a tres puntos. Valverde y Rodrygo están absolutamente desconocidos. Ambos sufrieron eliminaciones traumáticas en Qatar y eso no es sencillo de digerir para jugadores de tan corta edad. El brasileño quedó muy tocado tras ser uno de los lanzadores que erró en la tanda de penaltis contra Croacia, y el uruguayo vivió un K.O. cruel con aquel gol de Corea del Sur en la prolongación que mandó a casa a su país cuando ya daba por hecho la clasificación a octavos. Ni su cabeza ni sus piernas están al excelente nivel con el que se fueron al Mundial y eso lo está pagando un Madrid que, además, no tiene respiro.
Los blancos afrontan una semana de uñas. El jueves, eliminatoria de octavos de Copa ante el Villarreal, en La Cerámica y a partido único, a cara de perro. Los castellonenses ya les ganaron hace diez días en el duelo de Liga, con merecimiento, y están en su mejor momento desde la llegada de Quique Setién, aunque el mercado de invierno los está castigando (la semana pasada se fue el meta Rulli al Ajax y ahora es Danjuma el que está a punto de irse al Tottenham). Y el domingo, para completar la semana, visita a San Mamés, con todo lo que ese campo y ese rival conlleva cuando es el Madrid quien los visita. Vienen curvas. Y no está Casemiro.
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