Courtois y Mbappé aúpan al Madrid al liderato

Fueron cinco las paradas de Courtois en los primeros cuarenta y cinco minutos. La primera, a Baena, en el 7; y la segunda, a Pépé, en el 45, a la altura de contados porteros. Una mano abajo, tan larga como un regaliz, y otra a media altura, haciendo un escorzo. Entre medias, dejó otras tres para aumentar la frustración de un Villarreal que juega mucho, pero que también permite a los rivales gustarse.

Se adelantó el equipo de Marcelino en el minuto 8. Córner que bota Baena, Camavinga se queda a medias en su salto en el primer palo para rechazar el balón, Tchouaméni ni eleva los pies del suelo y la pelota acaba cayendo en el área pequeña tras dar en el cuerpo del francés y luego en el de Foyth. El argentino, más rápido que Aurélien, armó la pierna para fusilar a Courtois.

Con 1-0 a favor y el peso de los 120 minutos del miércoles en las piernas del Madrid, el partido tenía muy mala pinta para los de Ancelotti, pero paradójicamente los que parecían haber jugado un encuentro de Champions con prórroga eran los jugadores del Villarreal. El tanto local dio paso a un Madrid enfurecido, que se adueñó del balón y del juego subido al liderazgo de Mbappé.

En el 17, el francés recibió un balón de espaldas en la frontal del área y, de primeras, puso a Brahim solo ante Conde. Dos amagos del andaluz y rodillas al suelo del portero, que estiró los brazos a tiempo para despejar la picadita del '21'. El rechace le cayó a Mbappé y el francés no perdonó. Derechazo a la red en mitad de un barullo de piernas amarillas.

El empate le dio continuidad al dominio del Madrid y seis minutos después encontró el 1-2. La jugada la inició en el área propia Mbappé y la acabó en la contraria tras un centro de Lucas al que no alcanza a llegar Rodrygo ni tampoco logra despejar Gueye. Sí Mbappé, que controló, levantó la cabeza y la puso donde Conde nunca podía llegar. 20 goles en Liga, 31 en total. Una temporada discreta de Mbappé es la mejor en las carreras del 99% de los futbolistas.

Tuvo una más el Madrid, en un disparo de Rodrygo desde la frontal. Salió centrado, a las manos de Conde. Y Gil Manzano dejó su sello habitual con una amarilla inexplicable a Tchouaméni, que había ganado claramente el duelo a Ayoze y tocó el balón antes de llevarse por delante al jugador, fruto de la inercia de la carrera.

Del descanso nació otro partido. Bueno, otro mini partido. Hasta el 65, minuto de la salida de Modric, el Villarreal encerró en su campo al Madrid, pero a diferencia de la primera mitad, los puños de Courtois estaban de adorno. Solo detuvo un lanzamiento lejano de Baena. Las demás balas eran Western de serie B. Foyth y Barry apuntaban a la grada, y las llegadas por banda acaban rechazadas en las piernas de Lucas y Fran García, que se multiplicaban haciendo horas extra.

El pique del partido lo protagonizaron Bellingham y Foyth, tras un duelo ganado por el argentino que acabó en una simulación del lateral cuando Jude le puso la mano en la cara como respuesta a un pechazo de Foyth. Todo pasó delante de las narices de Gil Manzano, que le recriminó al capitán del Villarreal su afán de teatro. Del malo, claro.

Con la entrada de Modric, el Madrid logró desactivar el dominio del Villarreal y se entró en una media hora final de correcalles, con el croata dándole aire a su equipo y Vinicius, que entró a la par con Luka, la velocidad y la energía que ya no tenían Mbappé y Bellingham.

El brasileño se quejó en el 77 de una clara mano de Pedraza al cortar un pase de gol a Bellingham. Estaba tan a ras de suelo como despegada de su cuerpo. De natural tenía lo mismo que un yogur de macedonia. Y con ese 1-2 que no cerraba el Madrid llegó al Villarreal al desenlace final con varias llegadas que forzaron una gota más de sudor más donde ya no había ni oxígeno para mantenerse en pie. Tres puntos de mucho valor en La Cerámica.