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Pimpampum Bale

Se le exige ser a la vez el campeón de 100 metros y el de maratón, y alternar ambos avatares como un relámpago

Ignacio Torrijos

No se recuerda en el fútbol español un caso semejante de ojeriza mediática. Bale. No es para menos: le gusta el golf, sonríe más que habla, se lesiona y vuelve a brillar si le dejan, agradece pulgar en alto cada pase y marca goles suficientes – ... y espectaculares– para irritar a sus censores. Raro que en Ciencias de la Información no tuviéramos una asignatura específica (llamada Pimpampum, por ejemplo) para prevenirnos contra sujetos como este.

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