Champions | PSG - Real Madrid
El bumerán ultra que amenaza a Al-Khelaifi
El dueño del PSG permitió el regreso de los radicales al Parque de los Príncipes en 2016. Ahora, este paso atrás se le vuelve en contra
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Iniciar sesiónFrancia tiene un problema serio con sus ultras. Ha sido así durante muchos años, y aunque hubo una época en la que pareció calmarse el asunto, la vuelta de los aficionados a las gradas tras la pandemia ha traído consigo una ola nueva de radicalismo ... que ya ha provocado unos cuantos episodios bochornosos en la Ligue 1. No ha sido el caso, de momento, del PSG , pero sus peligrosos y temidos ultras amenazan con morder la mano que le da de comer.
La pasada semana, tras caer en la Copa de Francia, y hastiados de una temporada gris a pesar de dominar la Ligue 1 con suficiencia, CUP hizo público un durísimo comunicado. 'Hasta las narices', titulaba la misiva, en el que había amargas quejas de la gestión del club por parte de Al-Khelaifi y sus ejecutivos: «Hace demasiado tiempo que el club nos ofrece una cara que ya no apoyamos. La cara de un club que amontona estrellas como un nino mimado, sin importar la faceta deportiva. La cara de un club que sueña tan grande que da la impresión de que la temporada comienza en febrero y que desprecia los trofeos nacionales. Ya no reconocemos a nuestro club. ¡Hoy, nuestra paciencia ha llegado a su límite! Respétennos y respeten nuestros colores».
«Cuando a estos grupos le das poder, intentan tener incidencia en el día a día de los clubes. Es verdad que dentro del estadio ya no hay altercados, porque el PSG también tiene bien clara la imagen que debe dar al mundo, pero si cedes ante los ultras, en algunas ocasiones se te puede volver en contra», explica a ABC Carles Viñas, doctor en historia contemporánea y especialista en el mundo radical del fútbol.
Las críticas han ido a más. El pasado viernes, en el partido de liga ante el Stade Rennes -ganado en el descuento-, CUP protestó entrando 30 minutos después del comienzo del partido. Una vez en las gradas, mostraron una serie de mensajes en distintas pancartas: «Dirigentes irrespetuosos, jugadores sin ganas, camisetas sin nuestros colores: el único triplete del PSG este año...», se leía en una de ellas. También hubo mensajes contra Leonardo, al que le sugerían su marcha, y hacia a Hamraoui, la jugadora acusada de participar en la agresión contra su compañera Diallo. Para esta noche, su comportamiento es una incógnita, pero lo que es evidente es que este monstruo lo revivió y alimentó Nasser Al-Khelaifi.
Pelea mortal
Año 2010. Yann Lorence recibe una brutal paliza en una violenta pelea entre radicales de Auteuil y Boulogne, por entonces los dos bandos ultras del PSG, ambos con inclinación política extrema y opuesta. Tras diez días en coma, fallece, y su muerte provoca medidas nunca vistas en el fútbol francés y en el PSG. 15.000 aficionados fueron expulsados de las gradas del Parque de los Príncipes por orden de las autoridades francesas, haciendo del estadio parisino un feudo frío y poco intimidatorio para los equipos rivales.
Aquello no gustaba a los futbolistas, que no sentían el calor de la grada cuando jugaban como locales, y en 2016 lograron convencer a Al-Khelaifi para que diera luz verde al regreso de los ultras al Parque de los Príncipes. Como condiciones, los dos grupos radicales tenían que aparcar sus diferencias, expulsar a los más violentos y no provocar incidente alguno, tanto dentro como en los aledaños del estadio. Aquello acabó con el nacimiento del grupo CUP (Collectif Ultras Paris): «Un presidente apasionado, unos ultras reencontrados: gracias, Nasser», se pudo leer en una gigante pancarta en el Parque de los Príncipes tras el regreso de los radicales al estadio del PSG.
El perdón y blanqueamiento de Al-Khelaifi fue un grave paso atrás en la lucha contra la violencia y una mentira gigante. En enero de 2017, con motivo de un relevante partido contra el Mónaco, CUP logró que el PSG levantara la mano con algunos de los ultras vetados. Fue el caso de Romain Mabille, uno de los radicales con peor historial delictivo, que pudo volver a pisar el Parque de los Príncipes. No fue la única cesión. CUP obtuvo, además, una serie de prebendas: cuotas de abono un 70% más bajas que para el resto de aficionados, salas en el estadio donde guardar sus banderas y tifos, y vista gorda a la hora de meter bengalas, algo terminantemente prohibido.
Hace cuatro años, en marzo de 2018, en los octavos de Champions, que también disputaron ante el Madrid , los ultras dejaron constancia del poder devuelto gracias a la connivencia del PSG. En la tarde previa al día de partido, visitaron el hotel de concentración de su equipo para darle calor a su equipo mientras encendían bengalas y portaban una pancarta en la que se podía leer 'Puta Madrid'. Algunos jugadores, como Areola o Rabiot, bajaron a la puerta del alojamiento para saludarlos y agradecerles sus ánimos. No fue su única acción fuera de lugar. Ya en la madrugada, medio centenar de ultras despertaron a los futbolistas blancos tirando bengalas y petardos en los alrededores de su hotel de concentración. Dos de ellos fueron detenidos por posesión de material pirotécnico. Ahora, en 2022, el bumerán ultra de Al-Khelaifi le ha impactado de lleno.
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