Liga | Resultado Celta-Real Madrid
Bale no es suficiente
El Real Madrid no consigue superar a un Celta vibrante llevado en ataque por Aspas. El galés marcó dos goles y Keylor Navas detuvo un penalti
Crónica
El Real Madrid empieza el año a 16 puntos del Barcelona . Esto es escandaloso. No es una situación normal, y podría decirse que tampoco es una situación admisible.
La reacción de Bale al gol de Wass en la primera parte pudo ser ... uno de los momentos de la temporada. Pero se quedó en poco porque no hubo equipo que se le enganchara.
Para el galés era la confirmación, la enésima. Es más rápido, potente y decisivo que Cristiano, y que el actual Benzema lo desplace de la centralidad es un crimen deportivo.
El 1-0 llegó de contra tras una pérdida de balón absurda de Cristiano, enredado en sus bicicletas. El balón cayó a Wass, que recorrió en completa soledad medio campo; al encontrar la presencia -no muy impactante- de Keylor, solventó la jugada con una vaselina preciosa .
Bale respondió inmediatamente. Primero tras un pase al espacio de Kroos, después rematando otro de Isco. “Explota el espacio”, se dice de Bale, y en eso parece que hay algo menor: jugador de espacios, como si se trasladase al futbolista el prejuicio que merece el contragolpe. Bale necesita espacios, claro, y el equipo debería tener la obligación de crearlos. Sumando goles y asistencias es el segundo jugador más decisivo de la temporada en el Madrid . Y sin haber jugado. Es lo más “9” que tiene.
Discutir a Bale y disculpar a Benzema es, ahora mismo, un capricho no apoyado por dato alguno. Es fake news futbolera.
Muy al contrario, lo que hay que hacer en el Madrid es acabar con los rastros de “benzemización” presentes en el equipo. Las justificaciones prestigiosas, las alineaciones inamovibles, los “cómo dudas de fulano con la calidad que tiene”. Modric y Kroos, por ejemplo, parecen muchas veces anexos de la BBC. Son BBC. ¡Todo es BBC! Kroos se redimió con la asistencia a Bale, pero son jugadores que ni están atacando como atacaban ni están defendiendo como defendían . Casemiro se encuentra solo muchas veces, y entre los interiores y los laterales los rivales encuentran filones, chollos, bicocas. El rombo ha adelgazado a los dos medios rubios. Es un rombito de pitiminí actualmente.
Hasta los goles, el partido fue dinámico, pero no del todo bueno. Los equipos atacaban mejor que defendían, sin estar atacando bien. Poco en el Madrid, muy largo, como dado de sí, incluso fondón; y algo más en el Celta, que llegaba con contras más afiladas y concretas . De hecho, Aspas tuvo un tiro al palo y Wass perdonó a Keylor.
El Madrid daba la sensación de juego correcto, pero nada más. Sin agonismo, sin voluntad, sin fuerza.
En las caras de Zidane se percibían nuevos matices de su genial inopia. Dentro de su inexpresividad de señor con cara de efigie, se veían gestos como de incomprensión, casi de desagrado. Si hay algo que a Zidane (que no sea un Materazzi) le puede cambiar el rostro, eso empezaba a ser el Madrid en el momento de marcar Wass. Bale hizo un rescate colectivo con sus dos goles de delantero indiscutible. Pero el colectivo no había terminado de hablar.
Del descanso salió el Celta con la pelota. El estado de forma de Aspas debe de ser un incentivo para llevar el balón hasta el área. Todo lo hace bien Aspas. Ese dominio del Celta no tuvo una contestación colectiva del Madrid. Estaba mirón, consentidor, colectivamente dócil .
Esa situación fue matizándose porque la media del Celta no tenía fuelle. El peligro estaba en Aspas y Wass, arriba, pero en los pivotes había un agujero negro. El partido tenía algo de correcalles. En el centro se abría la tierra para los dos equipos.
El partido era una nave sin rumbo, un barco dando bandazos con el Celta y el Madrid peleándose por el timón. Pero se diría que lo fue agarrando el Celta. Que lo fue agarrando Aspas.
Lo que asombra en el Madrid es la incapacidad para controlar el juego . Si esperaba a las contras tampoco se produjeron. Se presentían solo.
En el 70, lo que empezó siendo una contra del Madrid acabó (oh, supremo reumatismo de Toni Kroos) en contra del Celta, con genialidad escalonada y sucesiva de Aspas . El penalti se lo paró Keylor en una intervención de primer nivel.
Tras esa parada milagrera, el Madrid no cambió. No hubo ni siquiera la breve sensación química que despierta un susto en cualquier organismo.
Enero es un mes muy duro futbolísticamente y el Madrid en esos minutos por lo menos apretó los dientes. Entraron Lucas y Kovacic a hacer precisamente de dientes, y la media ganó volumen, consistencia, pero no dominio.
Ese Madrid del final, más físico, se replegó con más sentido, pero sin que le durara la pelota. Cuando quería empezar a dar una imagen de bloque más convincente, Wass le ganó la espalda a Marcelo y Maxi remató a placer el empate.
El gol era justo, y no detuvo al Celta. Lobotka le había equilibrado en el centro. El partido se abrió aún más, respondió el Madrid con ese instinto oscuro que le sale incluso estando mal, y Lucas y Asensio hicieron lucirse a Rubén.
El Madrid acabó con Marcelo haciendo de extremo. El árbitro pitó y el lateral, asfixiado, paró a tomar aire como si el oxígeno se estuviera acabando.
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