Darán que hablar
Valentín Perrone, la gran esperanza argentina en el motociclismo
Nacido en Barcelona, se siente porteño por los cuatro costados y a sus 17 años representa a Argentina en el Mundial de Moto3, donde ya ha logrado dos podios y ha sufrido varias caídas serias
La vida más allá de MotoGP
Valentín Perrone (Barcelona, 2007) ondea la bandera argentina tras lograr su primer podio en el Mundial de Moto3 (tercero en Assen el pasado 29 de junio). Nacido en Barcelona y sin haber pisado nunca suelo argentino (la primera vez fue este año coincidiendo ... con el Gran Premio de Termas de Río Hondo, donde sufrió una grave caída), se siente porteño por los cuatro costados. Fue criado sin olvidar los orígenes de su padre, Marcelo, obligado a abandonar el residencial barrio de Caballito poco antes del estallido político y económico que acabó con el gobierno de De la Rua y sumió a Argentina en una grave crisis económica y social. Se instaló en Alemania, pero tras unas vacaciones en España, tentado por su clima, gastronomía y costumbres, más cercanas a las suyas, decidió asentarse en Barcelona, donde conoció a Ruth, con la que, algo después, se casaría y con la que tendría dos hijos: Valentín e Inés. «Desde chiquito me han enseñado y me han criado como un argentino. A los pocos meses mi abuela me daba de beber mate y mi mamá se enfadaba», explica con desparpajo Valentín, que asegura que «siempre he tenido claro que quiero representar a Argentina». «Es un loco de River y cuando juega la albiceleste, es una locura en casa, aunque también es hincha del Real Madrid», tercia su padre.
Marcelo practicaba trial y el pequeño Valentín se sentía atraído por la moto. Tanto que los tres años su abuelo le regaló una Polini chiquita. Propenso, como buen argentino, a calificar con un apodo a su hijo, lo encontró en los dibujos animados y le rebautizó como 'El Coyote' porque «de bien chiquito, cuando rodaba solo, no podía ir rápido, siempre necesitaba una liebre adelante y ahí sí que iba rápido». Valentín fue creciendo y logró hacerse con un nombre en la Red Bull Rookies Cup y en la Junior GP FIM, que le catapultó al Mundial de Moto3 de la mano del Red Bull KTM Tech3. Pero hasta llegar ahí, el camino, más que de rosas estuvo plagado de espinas, y Valentín no olvida el esfuerzo que tuvieron que hacer sus progenitores. De hecho, su padre es un electricista de puentes grúa que hasta hace poco trabajaba desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche sin tomarse vacaciones durante años para juntar los euros necesarios para costear el deporte caro de su hijo. «El auto que tiene es de empresa y mi mamá tiene uno normal para llevarnos a nosotros. Ella está en un comedor con los niños, hace unas horas específicas para luego poder llevar a mi hermana al cole y venirla a buscar. Nunca tuvimos vacaciones, mis papás jamás se fueron a algún lugar», remata el piloto.
Perrone, con dos podios (Assen y Balaton Park) y dos poles (Red Bull Ring y Misano) en su debut en Moto3, ya se ha asentado como la principal esperanza de Argentina para llegar a la máxima categoría del Mundial de Motociclismo. Acostumbrados a brillar en todas las disciplinas, el país sudamericano estaba huérfano en este deporte desde 2022, momento en el que Gabriel Rodrigo, también nacido en Cataluña e hijo de padre argentino como Valentín, se retiró a los 25 cuando había ascendido a Moto2 tras siete años en Moto3 al replantearse el riesgo que corría su vida cada vez que se subía a su moto. Este riesgo lo pudo comprobar Perrone en Argentina (16 de marzo) y en Indonesia (3 octubre). En Termas de Río Hondo sufrió una caída mientras luchaba con Adrián Cruces y Dennis Foggia en la última vuelta que le provocó molestias en la muñeca. En Mandalika acabó en el hospital después de que Luca Lunetta lo arrollara en la curva once durante los primeros Libres y no pudo participar en la carrera.
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