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MOTOCICLISMO - GP ARAGÓN

Cómo casarse entre moteros y no morir en el intento

De Alcañiz a Valderrobres, limusina blanca de siete metros y tufo a gasolina sobre el vestido blanco. Todo sea por el Gran Premio del terruño

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

¡A quien se le ocurre casarse en el fin de semana del primer Gran Premio de Motociclismo en la historia de Alcañiz! ¿Y por qué no? La gran cita mundialista era el momento ideal para pasearse con el vestido de novia, con el coche ... que nunca volveré a tener y ante la mirada de decenas de miles de moteros que echaron el freno para presenciar el espectáculo. Ellos, que vienen de toda Europa sobre dos ruedas para ser la atracción de la fiesta popular, se toparon con una pareja de novios que les quitó el protagonismo. Montados en una limusina blanca de siete metros de longitud, no nos dijeron sus nombres porque no se bajaron del coche para satisfacer el cotilleo de los moteros y de las moteras. Solo se dignaron a saludar con la mano, como si fueran los nuevos Reyes del Bajo Aragón.

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