La obsesión de Rossi

Los meses de descanso solo sirvieron para apaciguar la batalla, pero no para enterrar el hacha de guerra. Antes al contrario, Rossi calienta motores dialécticos diez días antes de subirse a la moto. Sus últimas declaraciones, en las que arremetió de nuevo contra el español con acusaciones de «traición» incluidas , solo son un punto y seguido más de una guerra que comenzó en Argentina y que no tiene visos de terminar. Así, al menos, lo indica el italiano.

En el trazado de Termas de Río Hondo , la batalla en la pista terminó con un vencedor, Rossi, y un perdedor que mordió el asfalto, Márquez. Nada trascendió de aquella «jugada» que el español no quiso hacer más grande. Pero sí fue el origen de una relación cada vez menos amistosa. Conforme las aspiraciones del italiano crecían en pos de un título que se le resiste desde 2009, caían las del español, que no encontró la complicidad con su moto y tampoco sus ansias de ganar le reportaron beneficios. Antes al contrario, las caídas se sucedieron hasta en cinco circuitos .

Cada vez más distanciados en puntos, Rossi y Márquez tampoco dejaban muestras de aquel buen ambiente que sí mostraron en cursos anteriores. El primero parecía haber encontrado un digno sucesor y el segundo, un buen maestro en el que fijarse: dentro y fuera de la moto. Quizá los nervios por tener tan al alcance su ansiada décima corona quebraron la frialdad de Rossi, que en Assen volvió a protagonizar con el español un duelo sobre el límite del que salió de nuevo vencedor. Un adelantamiento en la última curva que añadió resquemor a las mochilas de ambos.

Y llegó Sepang. Una guerra dialéctica antes de la batalla en la pista. Una patada . Declaraciones cruzadas y una relación que salta por los aires. Un castigo que condena a Rossi a salir en Valencia en la última posición . Un título que se le escapa porque Jorge Lorenzo fue más rápido . Acusaciones de un supuesto amaño español para dejarlo sin su corona. Guerra abierta en la pista y en los micrófonos.

Una vez se apagaron los semáforos del Mundial, la distancia enfrió la batalla. Pero la pretemporada estuvo salpicada de recuerdos: Márquez rompió la relación contractual de su «merchandising» con la empresa VR46, de Rossi; este volvió al ataque en la presentación del equipo Yamaha al incidir en que Márquez y Lorenzo le habían faltado al respeto .

Y a menos de diez días para que arranquen los motores, regresa Rossi a su obsesión, a encender de nuevo una mecha que Márquez y Lorenzo creían ya apaciguada. Con el semáforo todavía en rojo, el italiano ya calienta el Mundial.