Atletismo

El mito Kiptum devora a Jacob Kiplimo en Chicago

El ugandés gana el penúltimo 'major del año' en 2h02:21 después de volar hasta el kilómetro 35 por debajo del récord del mundo y hundirse en el tramo final

Jacob Kiplimo, tras su victoria en el maratón de Chicago AFP

El mito Kiptum perdura. Su estratosférico récord logrado hace dos años en Chicago (2h00:35) seguirá vigente después de que fracasara el asalto del ugandés Jacob Kiplimo en el mismo escenario. El también plusmarquista de la media maratón (56:42 en Barcelona, en febrero) ... voló sobre las calles de la ciudad del viento durante 35 kilómetros, a ratos proyectando una marca muy cercana a la barrera de las dos horas. Pero el esfuerzo le pasó factura cuando de verdad dicen que empieza el maratón. En solitario, después de dejar al keniano John Korir en el kilómetro 30, su ritmo se vino abajo. Cruzó la meta en 2h02:21, mejor marca personal para él después de debutar en el maratón el pasado mes de abril en Londres en 2h03:37 (fue segundo, tras Sebastian Sawe).

La victoria del ugandés se fraguó a partir de un ritmo frenético que apenas dio tregua desde los primeros metros. En cuanto sonó el disparo en Grant Park el grupo de élite se lanzó con una determinación poco habitual incluso para una gran cita. A los cinco kilómetros ya marchaban en 13:58, una velocidad de vértigo. John Korir, campeón defensor, tomó la iniciativa en esos primeros tramos, mientras Kiplimo, Amos Kipruto y Philemon Kiplimo se mantenían pegados, midiendo cada zancada. Las liebres, perfectamente sincronizadas, les llevaron hasta el paso por los 10 kilómetros en 28:25, por debajo del ritmo del récord del mundo de Kelvin Kiptum en ese mismo escenario dos años atrás.

Resultados del Maratón de Chicago 2025

  • 1 Jacob Kiplimo 2h02:23

  • 2 Amos Kipruto 2h03:54

  • 3 Alex Masai 2h04:37

  • 4 Conner Mantz 2h04:43

  • John Korir Abandono

El medio maratón llegó en 1h00:16, todavía a ritmo de gesta. Chicago amanecía con cielo despejado y temperatura templada, y el viento -esa variable traicionera en la ciudad del lago Michigan- parecía, por momentos, darles una tregua. Pero cuando las liebres abandonaron la carrera en el kilómetro 25, la escena cambió. Korir lanzó un ataque, buscando repetir la hazaña del año anterior. Jacob Kiplimo respondió con serenidad. No se precipitó, no varió el gesto y esperó su momento.

Ese instante llegó poco antes del kilómetro 30. El ugandés aumentó el paso con un cambio de ritmo limpio y sostenido que desarboló al keniano. Korir trató de resistir, pero su zancada se descompuso pronto. Kiplimo, en cambio, se mantuvo firme, respirando con economía, sin mirar atrás. En la soledad del líder, empezó otra carrera: la suya contra el reloj y contra la historia.

En el kilómetro 35, el cronómetro marcaba 1h39:53. El ritmo seguía por debajo del que en su día llevó a Kiptum al récord mundial. Por unos instantes, las calles de Chicago volvieron a soñar con lo imposible: bajar de las dos horas en un maratón oficial. Pero el viento en los últimos tramos, sumado al desgaste acumulado, empezó a mermar el paso del ugandés. Korir, exhausto, abandonó poco después, mientras Kiplimo mantenía el control y la compostura, empujado por una multitud que intuía estar presenciando algo grande.

Cruzó la meta en 2h02:23, nuevo registro personal y la sexta mejor marca de la historia. No hubo récord, pero sí un mensaje contundente: la era post-Kiptum tiene heredero. Jacob Kiplimo, con solo 24 años y un motor que parece inagotable, se consolida como la gran esperanza para romper algún día la barrera mítica de las dos horas.

Por detrás, Amos Kipruto (2h03:54) y Alex Masai (2h04:37) completaron un podio de enorme nivel, con el estadounidense Conner Mantz cuarto y récord nacional (2h04:43). En categoría femenina, la etíope Hawi Feysa firmó un triunfo imperial con 2h14:56, marca personal y primer título en la distancia, escoltada por su compatriota Alemu y la tanzana Shauri.

Chicago volvió a confirmarse como el maratón más rápido de todos los 'majors', junto a Berlín. Un laboratorio de grandes gestas del fondo. Allí donde Kiptum rompió los límites, Kiplimo recogió el testigo. El muro de las dos horas no es un mito inalcanzable, pero de nuevo tendrá que esperar.

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