Los mejores deportistas españoles de 2024: el techo que Rodri al fin rompió

El fútbol español lideró este 2024 en los campos y en los escenarios. El Real Madrid ganó la Champions, el Barcelona femenino, también, y la selección española, la Eurocopa. Un palmarés de clubes y de países que derivó en una fiesta dorada en la gala del Balón de Oro. Aitana Bonmatí recibió su segundo galardón, tras el logrado el año pasado, por una campaña en la que sumó Liga, Copa de la Reina, Supercopa y Liga de Campeones. Un doblete inimaginable hace apenas unos años, pero que han logrado perpetuar las jugadoras españolas, toda vez que en 2021 lo recibió Alexia Putellas y repitió también en 2022.

Una fiesta redonda que se completó con el galardón masculino para Rodri, el futbolista de la calma y los pies en la tierra, y el de los títulos de la Premier League, la Community Shield y la Eurocopa, donde fue elegido mejor jugador del torneo. El de Rodri Hernández es, además, otro hito histórico para el balompié patrio, pues se trata del segundo Balón de Oro español desde que se creó este premio en 1956. El jugador del Manchester City cortaba así una sequía de sesenta años desde el conseguido por Luis Suárez en 1960.

La dupla de oro del atletismo español, dobles campeones del mundo en 2023 (20 y 35 kilómetros marcha), brilló también con fuerza en los Juegos Olímpicos de París. Juntos se subieron a lo más alto del podio en el relevo mixto, y, por separado, María se colgó la plata y Álvaro Martín, el bronce.

Después de unos meses complicados por una lesión que lastró su preparación olímpica, obligándola a descansar cuatro meses mientras sus rivales afinaban el cuerpo, María completó lo que denominó «la triple corona», tras los dos oros mundiales y el europeo, además de esa medalla a medias con Martín. Pero ya no habrá otra alegría compartida, pues Álvaro dijo adiós al deporte en septiembre, por sorpresa y sin grandes alharacas, fiel a su estilo, pero de aplauso enorme, como él, por su dedicación y todo lo que ha dejado en el asfalto. «Quiero retirarme por mis propios medios y en lo más alto. Es hora de seguir conquistando cosas más allá de una pista de atletismo. Gracias a todos», se despidió.

Peleado hasta el final, Jorge Martín (Madrid, 1998) saboreó este curso su primer título mundial de MotoGP, con Ducati. Aspiraba a ello desde que apareció en el panorama de las dos ruedas, impulsado con el campeonato de Moto3 en 2018, pero se guardaba lo mejor para la categoría reina, donde llegó en 2021. Fue subcampeón en 2023 y aguerrido campeón en este 2024 para la historia, pues es el primer título para un equipo independiente. Y una corona de MotoGP sufrida porque hubo lesiones (ocho huesos rotos, tres operaciones), caídas, malas decisiones y un Pecco Bagnaia espléndido y un Marc Márquez recuperado (tercero) que lo retaron cada fin de semana desde la primera hasta la última carrera. El madrileño fue el rey de la consistencia, con tres triunfos (Portimao, Le Mans, Indonesia), siete carreras al esprint, diez segundas posiciones y tres terceras, con siete poles y 508 puntos en total que minimizaron las once victorias de Bagnaia. Martín defenderá los colores de Aprilia en 2025.

Saltó su contrato y saltó la banca. Jon Rahm firmaba a finales de 2023 un estratosférico acuerdo con el circuito LIV y renunciaba al PGA por una suma de 500 millones de euros. Y en su primer año en la competición árabe, campeón con autoridad. Un estreno inmejorable en la liga de los petrodólares con el triunfo en Reino Unido y culminado con una gran semana en Chicago en la que firmó una tarjeta de -11 por la que recibió un premio de veinte millones de euros: casi 17 por el título global y otros tres por el torneo impecable en el Bolinbrook Golf Club. Además, acabó en el podio en seis de los doce torneos, y solo en una prueba terminó fuera de los diez primeros.

Aunque esa firmeza en el LIV no tuvo eco en los grandes, en el puesto 45 en el Masters de Augusta y ausente por lesión en el US Open: «Ha sido un año muy bueno, con dos victorias, doce top ten en otros tantos torneos. Pero me hubiese gustado jugar algo mejor en los Grandes».

Era el reto que se había marcado. Tan tentador ese emparejarse con Michael Phelps en la historia de la natación, que eligió sus 28 medallas como objetivo de vida profesional. No ha parado Teresa Perales hasta lograrlo. Superados todos los límites físicos y mentales. De Tokio 2020 se trajo la número 27 pero también muchos problemas en el hombro y un agravamiento de su discapacidad, que le dejó sin movilidad en el brazo izquierdo. La zaragozana (48 años) tiró de rasmia y trabajo, mucho en el agua para reaprender a nadar con un solo brazo; muchísimo de mentalidad, para superar que no pudiera ser la Teresa que había sido hasta el momento, la que podía hacerlo todo sola. Aprendió que pedir ayuda hace felices a los de su alrededor, aunque tuvo que afrontar esos momentos de bajón anímico al pensar que esa falta de independencia tenía algo que ver con la dignidad como persona. Pero se le pasó, porque no hay mejor ejemplo de dignidad con la vida y el deporte que ella misma.

El bronce en los 50 metros encerraba otro detalle emocional, pues está hecho con material de la Torre Eiffel, allí donde Perales recibió la petición de matrimonio de su marido. Y ya sueña con la 29 en Los Ángeles 2028.

El murciano sigue creciendo a velocidad de vértigo y a golpe de título, y de los grandes, con los trofeos de Roland Garros y de Wimbledon en este 2024 en el que también sumó el Masters 1.000 de Indian Wells y Pekín. Estuvo a punto de triunfar también en su primera participación olímpica, pero Novak Djokovic dejó su doble esfuerzo (jugó el dobles con Rafael Nadal) en una brillante y lustrosa plata.

Alcaraz, 21 años, no pudo encaramarse al liderato de la ATP en este año, como sí hizo en 2023, pero ha permanecido en el podio de la clasificación y ha elevado el nivel de la rivalidad con Jannik Sinner hasta alturas que hacen pensar en otros grandes y eternos duelos del pasado. Pero Alcaraz también ha sufrido ese vértigo de la presión, con esa imagen tan atípica en el murciano como la raqueta que rompió de tres golpes en el suelo en el partido del Masters 1.000 de Cincinnati que perdió ante Gael Monfils. Pero Alcaraz sigue aprendiendo, a pasos agigantados, como sus ambiciones y su talento.

Bravísimo el curso 2024 de Mohamed Attaoui, el atleta cántabro de 23 años centrado como dice en la distancia de 800 metros, pero que maravilla también en el mil y en las millas. Los 800 es su prueba fetiche, y en la que apunta a todo después de lograr la plata en el Europeo de Roma, y quedar quinto en la final de los Juegos de París, en una carrera vertiginosa con cuatro atletas por debajo del 1:42. Attaoui está muy cerca, después de poner su nombre en un récord nacional de 1:42.04, cuarta mejor marca europea y octava mundial. En mil metros también es el más rápido (2:15.03), por delante de aquel registro de Jesús Gómez, y con ganas de mejorar.

El año comenzó con un triunfo magnífico que desafió cualquier límite de resistencia. Carlos Sainz se proclamaba campeón del Dakar 2024 con su copiloto Lucas Cruz y con 61 años, un número que no sirve de freno, sino de gasolina para su Audi eléctrico. Atravesó el desierto de Arabia Saudí con la experiencia de quien ya ha pasado por muchas dunas, con la bendición del Padre Marcin, y la sabiduría y la templanza para superar un error de cálculo en el prólogo que lo obligó a asumir más riesgos después; un casi vuelco en la etapa 3 y los tres pinchazos de la etapa 10. Un Dakar al más puro estilo Carlos Sainz, que sumó su cuarto entorchado en el desierto con cuatro marcas distintas. Y el día 3 estará en la salida de la edición de 2025...