Fútbol americano
La gran noche de la Super Bowl: Mahomes se enfrenta a la historia
Los Chiefs buscan un triplete inédito, algo que permitiría al mejor jugador de esta era mirar a la cara a Tom Brady
Para Hurts y para los Eagles será una revancha por la final que perdieron hace dos años. Barkley es su esperanza
Los motivos por los que Taylor Swift es protagonista involuntaria de la Super Bowl por segundo año consecutivo
Enviado especial Nueva Orleans (EE.UU.)
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Iniciar sesiónEl fútbol americano es un deporte en el que es muy fácil que las cosas salgan mal. La pelota que se escurre de las manos de un receptor y destroza una temporada. La lesión de un 'running back' -jugador de carrera- que inhabilita el ... ataque de un equipo. La punta de la bota que toca la línea y acaba con el sueño. En la NFL, una liga tremendamente igualada, es muy fácil perder y muy difícil ganar. En los casi 60 años de la Super Bowl, la gran final de la NFL, ha habido veinte equipos ganadores. Por eso es tan asombroso lo que están haciendo en esta era los Kansas City Chiefs: en el deporte donde es una proeza llegar a la final, ellos lo han convertido en costumbre.
Los Chiefs y su gran líder, Patrick Mahomes, su 'quarterback', llevan más de una semana en Nueva Orleans, la ciudad de Luisiana que hoy acoge la final, con la mente puesta en algo que suena manido, pero que en su caso es cierto: hacer historia. Es tan difícil ganar, que nunca ha habido un triplete, tres victorias consecutivas en la Super Bowl. Los Chiefs buscarán conseguirlo este domingo en la desembocadura del Misisipi. Se confirmarían, además, como los dominadores absolutos de esta era, con un cuarto título en cinco años.
«Mahomes lo tiene controlado», dice con confianza Pete Wright, un seguidor de los Chiefs, en las inmediaciones de Bourbon Street, el imán turístico de Nueva Orleans. De forma sorprendente el hotel de los Chiefs –y también el de los Eagles de Filadelfia– están muy cerca de allí. Mahomes podrá escuchar el estruendo de la música, el griterío.. «Si las cosas se ponen feas, ejecutará», añade el fanático.
Eso es lo que hace Mahomes. Ejecuta. Es una máquina de ganar, ganar y ganar, y volver a ganar, como dijo Luis Aragonés. Es un 'quarterback' que no se equivoca, que lee las defensas con la velocidad de un Fórmula 1, que encuentra la solución adecuada, que está en plenitud física, que corre cuando lo necesita y lanza una bomba de cincuenta metros cuando es adecuado. Que hace la machada o es conservador en función del momento.
Si Mahomes lleva a los Chiefs a la victoria, desatará las comparaciones con el más grande de siempre: Tom Brady. Sería el cuarto anillo de Mahomes, todavía a mucha distancia de los siete que tiene el que fuera estrella de los New England Patriots y que consiguió la locura de un título con los Buccaneers de Tampa Bay con 43 años cumplidos. Pero, a sus 29 años, Mahomes ha logrado mucho más y es mucho más dominante que Brady con esa edad. Y los Chiefs no parecen dispuestos a dejar de ser un equipo de época.
Mahomes parece afinado para la final. Exuda confianza y concentración durante sus comparecencias diarias previas a la Super Bowl. En el último entrenamiento, dicen quienes lo han presenciado que no ha fallado un solo pase. Necesita todo eso y más para doblegar a los Eagles, un equipo que ha evolucionado de menos a más este año y que parece diseñado para ser la kriptonita de los Chiefs.
«Los Eagles vienen con mucho impulso», dice desde la calle Andy Goetz, con su camiseta verde de Filadelfia. «No se puede negar que ahí estarán Mahomes y su capacidad de ganar los partidos en las finales. Pero creo que será un partido ajustado en el que los Eagles al final ganarán», añade y no se olvida de mencionar el nombre que está en la camiseta de muchos fans de Filadelfia que pasean por la calle agarrados a vasos de plástico con cócteles helados: Saquon Barkley, el 'running back' de los Eagles. «El juego de Barkley es lo que nos ha traído aquí. Debemos mantenernos en ese guión, en esa receta ganadora».
La receta, en esencia, es 'dale la pelota a Saquon y que corra'. Barkley era ya una estrella consagrada de la NFL cuando los Giants de New York, en una operación por la que deberían haber rodado cabezas en los despachos, lo traspasaron a Filadelfia. Barkley que tuvo una lesión grave hace unos años y que juega en una posición muy dura –derribar el muro defensivo en carrera– podría ser un riesgo. Lo que ha sido en Filadelfia es una máquina: ha firmado su mejor año, con más de dos mil yardas de carrera y una capacidad asombrosa de penetrar en las defensas rivales como un cuchillo en mantequilla templada.
Entre la conmoción del atentado y la visita de Trump, New Orleans se militariza para la Super Bowl
Javier AnsorenaAdemás de más de 600 agentes federales de diversas agencias, Nueva Orleans desplegará dos mil efectos de fuerzas de seguridad en el estadio de la final, el Superdome, y sus alrededores
Los Eagles tienen un abanico amplio de amenazas para evitar que la defensa de los Chiefs se dedique en exclusiva a parar a Barkley. Por ejemplo, dos recibidores de categoría: DeVonta Smith y, sobre todo, A.J. Brown. Y un 'quarterback', Jalen Hurts, muy físico, capaz de correr casi como un 'running back' y que ha añadido una disciplina a su juego.
«Mucho dependerá de lo que aguante la línea ofensiva de los Eagles», dice Eduardo Galván, un español fanático de los Chiefs, que ha viajado hasta Nueva Orleans, como en anteriores Super Bowl, para ser talismán de su equipo. Esa línea ofensiva tendrá que parar las embestidas de la defensa de Kansas City, con monstruos como Chris Jones y el diseño genial de su coordinador defensivo, Steve Spagnuolo.
Para Hurts y para los Eagles, será una revancha por la final que perdieron hace dos años. Fue un partido espectacular del 'quarterback' de Filadelfia. Pero, en la última posesión, Mahomes fue Mahomes, y condujo a su equipo hasta una posición para una patada a palos que desempató el partido a su favor, a solo ocho segundos del final: 38-35 acabó aquello.
Detalles
Como dicen por aquí, «el diablo está en los detalles», y esos detalles marcarán el ganador: un conejo que Andy Reid, el míster de Kansas City, se saque de la chistera en una jugada de ataque; un fallo imprevisto o una aparición estelar de algún secundario. Entre estos, siempre está Travis Kelce, 'tight end' de leyenda con los Chiefs y ahora, sobre todo, novio de Taylor Swift. La reina del pop estará otra vez en el estadio, aunque este año tendrá mucha competencia por la atención en la grada. Aparecerá Donald Trump, en la primera –y polémica– visita de un presidente en su cargo a la Super Bowl, entre grandes medidas de seguridad, también reforzadas por la conmoción del atentado de Nueva Orleans de la pasada Nochevieja. También estará Lionel Messi, el rey del otro fútbol. Y muchas estrellas más entre los 83.000 privilegiados que presenciarán en persona el acontecimiento del año en EE.UU. Y que, Mahomes mediante, puede ser una cita histórica.
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