Ajedrez
Jaime Santos, campeón de Europa de Ajedrez Rápido: «En la superélite no hay trampas»
El gran maestro leonés, apodado Metralleta por su entrenador, Marcelino Sión, lleva un año de ensueño, con varias medallas internacionales
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Jaime Santos, en la redacción de ABC
El gran maestro leonés Jaime Santos, de 26 años, ha ganado dos medallas internacionales en pocos días, en una temporada de ensueño. El fin de semana pasado se proclamó campeón europeo de ajedrez rápido en la ciudad polaca de Katowice, ante más de 900 ... jugadores. Tanto destaca en el juego veloz que su entrenador le puso el apodo de Metralleta. Él se ríe y quita hierro: «Eso se lo inventó Marcelino un día, pero no hay que hacerle ningún caso».
Santos destaca por su modestia, quizá porque desde niño está acostumbrado a derrotar a los mejores. «A Carlsen le gané con ocho años en unas simultáneas y a Vallejo con 9. Luego hice tablas con Ivanchuk y Kasimdzhanov y con alguno más, pero no me considero un niño prodigio. Simplemente era bueno jugando al ajedrez, lo que no quiere decir nada». No quiere decir nada, pero los cuatro citados han sido campeones mundiales en distintas categorías.
Por lo menos, Jaime reconoce que ahora está jugando «muy bien». «He tenido dos torneos malos, pero ha sido un muy buen año, la verdad. Quedé quinto en el Campeonato de Europa individual y en la Olimpiada gané la medalla de bronce en mi tablero, aunque si hubiéramos ganado el último día habríamos quedado segundos o terceros por equipos. Después gané mi primer campeonato de España absoluto este año, también en partidas rápidas. En Israel conseguimos la medalla de bronce por equipos y ahora esto. Ha sido el mejor año de mi carrera, aunque obviamente espero mejorar».
Cuando recuerda sus partidas en Polonia, Santos menciona enseguida la palabra «suerte», que pocos asocian con el ajedrez. «Azar hay siempre. Diría, por ejemplo, que la suerte me sonrió en la última ronda del Europeo, porque mi rival jugó a empatar bastante descaradamente y yo simplemente seguí jugando. Ya le había ganado en el 'blitz' (partidas aún más rápidas) dos días antes y el tipo juega muy sólido, pero la suerte suele sonreír a los que juegan a ganar. Sí, en ajedrez hay suerte, pero también hay que buscarla».
Se podría buscar una correlación entre el azar y la velocidad de juego. «El blitz no es lotería, pero muchas veces, cuando ambos jugadores tienen menos de diez segundos, suele ganar el más rápido, el que juegue más por internet y tenga mejores reflejos. En cambio, en las partidas clásicas casi siempre tienes más segundos para pensar cada jugada, mínimo 10 o 20 segundos. Yo muevo bastante rápido, la verdad, y suelo sacar mucha ventaja de tiempo en la apertura».
2007
2022
En los momentos decisivos, la estabilidad mental también es fundamental, algo que puede alterar la posibilidad de ganar una medalla: «Sí, claro. En la última ronda en Polonia estaba bastante nervioso. Me levanté como cinco o seis veces en la apertura para ver las otras partidas, también porque mi rival estaba pensando mucho».
Otras veces, la última ronda sale cruz, como le pasó en un Campeonato Iberoamericano que también pudo ganar. «Aquel día jugué muy mal. A veces ganas y a veces pierdes. Es lo que tiene la competición y también el sistema suizo, donde la última partida lo decide todo. En el Campeonato de Europa también pude quedar tercero en el 'blitz', pero en la última ronda, que era doble, perdí las dos partidas y acabé 25». «Claro que fue culpa mía. En ajedrez no puedes echarle la culpa al árbitro ni a nada».
Memoria de elefante
La memoria de los ajedrecistas es algo con lo que se suele fabular y entrar de lleno en las exageraciones, pero la de Jaime Santos es digna de elogio: «De mis partidas lentas y rápidas me acuerdo de todas. En 'blitz', si hay alguna muy larga, seguramente no la recordaré entera, pero una buena parte casi seguro que sí».
Que no piense el lector que son unas pocas decenas: «En las bases de datos creo que hay unas 1.200, pero habré jugado 2.000, fácilmente. No me acuerdo de todas, obviamente, pero si veo alguna posición y no es irrelevante, quitando a los rivales más flojos yo diría que la recordaría casi seguro».
Cabría pensar que los ajedrecistas más rápidos son más propensos a perder fuerza a medida que envejecen, pero tenemos como ejemplo refutador de esta teoría a Vishy Anand, que tiene 53 años y sigue en el top 10 mundial. «Anand es un caso increíble. También depende mucho del estilo de juego de cada jugado. El suyo es muy técnico y posicional y eso con los años no se acusa tanto como si fuera de puro cálculo. En ese terreno, los chavales jóvenes que vienen con 16 años tienen mucha más energía».
Su estilo es algo diferente. El presume de que es bastante completo, sin miedo a meterse en las posiciones más complejas. Por supuesto, también tiene sus puntos fuertes y débiles. «Mi punto más fuerte son las aperturas. En lo demás no creo que tenga ningún gran punto débil, pero puedo mejorar en todos los aspectos».
Jaime Santos, con Marcelino Sión, su preparador de toda la vida
Santos sí reconoce que debería cuidar más su físico: «Influye que desde julio hasta diciembre llevo jugando una media de dos torneos y medio al mes, que es una brutalidad. Lo calculé cuando volví de Israel y desde finales de junio solo he estado en casa 20 o 25 días. Tengo que jugar menos y mejorar mi alimentación». Entre sus vicios confesables, bebe muchas cocacolas y le gustan las barritas de chocolate.
Edad y planes
Jaime Santos considera absurdo hacer planes a varios años, pero es consciente del paso del tiempo. «Se considera que hasta los 35 o así es la mejor edad. Luego, entre 35 y 40, la gente se mantiene si se prepara bien. A partir de los 40 es más difícil. Sí, tengo nueve o diez años para llegar a mi máximo nivel. De momento espero llegar a los 2700 puntos Elo e intentar ser el número uno de España». Ahora mismo lo superan Paco Vallejo (2710) y David Antón (2678).
El listón de los 2800 lo ve algo más lejos. «Eso es otra cosa. Sería número 3 del mundo ahora mismo. 2750 podría ser, pero dentro de muchos años. Subir a partir de 2700 es superdifícil. Lo importante es que te invitan a torneos cerrados de élite y ahí es distinto, porque no tienes que jugar a ganar cada partida, como en un abierto. Las tablas no penalizan tanto».
Santos ha podido progresar de manera sostenida, entre otros factores, porque en León y Salamanca ha podido jugar contra los mejores. También en la Bundesliga, donde defiende los colores del Bayern de Múnich. Allí y en Francia es habitual que los grandes equipos de fútbol tengan división de ajedrez. En España juega para el Magic de Extremadura.
¿Qué diferencias nota cuando se enfrenta a la élite? «Son detalles pequeños. Con Mamedyarov jugué dos veces en Israel e hicimos dos tablas más o menos cómodas para mí, pero el tipo siempre juega a ganar. Da igual la posición. Intenta sacar agua de las piedras. Eso también lo noté cuando jugué contra Vishy en León, donde me ganó una partida prácticamente con nada. Siempre encontraba un recurso para complicar. Yo también tengo instinto asesino, pero no tan desarrollado como ellos. Es otra de las cosas que tengo que mejorar, aunque este año he progresado bastante. En la última ronda del Europeo, por ejemplo, otras veces hubiera dado tablas, pero seguí jugando. No puedes hacerlo siempre, pero es un proceso».
El mejor ejemplo de esa forma de sentarse ante un tablero es el de Magnus Carlsen: «Ahí es increíble. Es capaz de ganar posiciones muertas a tipos de más de 2700. Es una de las cosas que cambió. Cuando llegó al número uno mundial, demostró que siempre juega hasta el final y ahora todo el mundo lo hace, aunque a veces no se puede ganar, claro».
Jaime Santos le debe mucho a Marcelino Sión, su entrenador desde que era un niño y ya aparecía en reportajes en ABC como pequeño prodigio, aunque él ahora se desmarque. «La primera vez que lo vi tendría yo cuatro años, así que imagínate. Siempre ha estado ahí desde entonces. También es bueno entrenar con otros jugadores y entrenadores. Yo estuve con (Ramachandran) Ramesh hace algún tiempo. Duró unos meses, por internet, y seguro que ayudó. También he estado con (Jacob) Aagard en un campo de entrenamiento que hizo en Grecia antes de la pandemia».
De izquierda a derecha, David Navara (subcampeón), Jaime Santos y Daniel Friedman (bronce)
Una pregunta típica de los neófitos es cómo puede ayudar un entrenador que juega peor que el gran maestro: «Tienen más experiencia y no se ven igual las partidas desde dentro que desde fuera. Tienen su propia percepción y te pueden ayudar, porque la máquina solo dice cuál es la jugada buena, pero no es lo mismo».
Otra cosa que pocos espectadores saben es la importancia de contar con un ordenador muy potente. «Yo no lo tengo. Alquilo módulos en la nube y de momento va bien. Una supermáquina cuesta bastante dinero. No sé cuánto, fácil 5.000 euros o así». Santos cita varias opciones comerciales: «Hay varios diferentes en ChessBase. Yo uso Chessify, que es una página de unos armenios en Estados Unidos. Pago mil dólares al año, que es poco, porque los ordenadores se quedan obsoletos».
¿Por qué es tan importante la velocidad del procesador? «En un ordenador normal, el módulo puede ir a 10.000 kilonodos por segundo. Uno de ChessBase o Chessify puede ir a 300 meganodos por segundo». (Un kilonodo son mil posiciones y un meganodo equivale a un millón). «Es mucha diferencia. Una máquina rápida ve las jugadas mucho antes. Ahorras tiempo. Lo que un ordenador normal tarda cinco horas en calcular, aquí lo ves en 5 minutos».
En todo caso, el ajedrez es casi infinito y pese a esa velocidad supersónica de cálculo, estamos «lejísimos» de 'resolver' el juego. A cambio, cuando un gran maestro analiza con la máquina, «hoy tiene una visión de la partida más cercana a la verdad». En los años 80 y 90 e incluso después, cuando empezaron a salir los primeros módulos, como Rybka, a veces no se enteraban o cometían errores de cálculo. Ahora estamos mucho más cerca de la verdad».
Jornada de trabajo
Con todo esto al alcance de todos, ¿cómo logra prepararse mejor que sus rivales en las aperturas? «Echando más tiempo, simplemente. Metes más horas de trabajo». En su caso, son seis o siete al día, cuando no está en algún torneo. «La clave está, cuando analizas líneas con la máquina, en que su primera recomendación la mira todo el mundo. La segunda a veces también, pero la cuarta a lo mejor no. Si en esa apertura hay tres jugadas muy difíciles, les estás poniendo minas en el camino».
Es imposible hablar de ordenadores sin citar también el problema de las trampas en el ajedrez. «En torneos de superélite no hay trampas», ataja el ajdedrecista español. «Es difícil hacerlas y muy probablemente necesitas a una segunda persona. Y para ganar a la gente buena tienes que hacer muchas jugadas de la máquina, lo que es más fácil de detectar». Por otro lado, Santos admite que la tentación siempre está ahí para algunos: «Cuando se jugó al Mundial de Ajedrez960, en Islandia, la televisión noruega intentó pasar tecnología para hacer trampas y los controles no la detectaron. Eran aparatos de última generación. Posible es, pero la FIDE tiene unos algoritmos y es difícil no despertar sospechas. Creo que debería haber más control, por supuesto».
¿Qué opina del caso Carlsen-Niemann? «Yo creo que en su partida el americano no hizo trampas. Luego, tiene otras muy sospechosas, pero eso solo lo sabe Hans Niemann. Yo creo que este año no ha hecho trampas. Otros no lo sé; a lo mejor es buenísimo».
Quien también juega como un robot es Carlsen, su modelo ideal de juego. «Es muy difícil parecerse. El tipo hace prácticamente todas las de la máquina. Yo creo que entre él y Kasparov está el mejor de la historia, pero diría que el noruego tiene un estilo mucho más completo y me identifico más con él».
Del 'Ogro de Bakú', en cambio, admira algo que no tiene Carlsen. Aparte de los ordenadores, a Jaime Santos le encanta leer libros de ajedrez y los de Kasparov están entre los mejores. «Están muy bien escritos y las partidas están muy bien analizadas. También me gustan los de Dvoretsky, Yusupov... Ahora sale un libro cada semana e intento leer los más interesantes de aperturas, por ejemplo, que me pueden dar ideas para las partidas».