La Europa de Jon Rahm gana la Ryder Cup más sufrida

Así las cosas, se llegó a la jornada final con cinco golpes de renta para los continentales (10,5 – 6,5) con lo cual sólo necesitaban cuatro puntos de los doce en juego para ganar el trofeo. Y la estrategia de Luke Donald fue clara: poner en juego a sus pesos pesados desde el comienzo. Y el primero que cumplió con el pronóstico fue el noruego Hovland, que se deshizo de Morikawa por un contundente (4 y 3). Ya faltaban únicamente tres y, aunque las pantallas lucían un inquietante color rojo en los duelos centrales, los de la parta alta seguían en azul.

Al público local le dio un vuelco al corazón cuando Jon Rahm perdió la ventaja que tenía con Scheffler y se vio en el hoyo 16 con un golpe por detrás. Ese era un tanto que no se podía perder porque podría ejercer un efecto pernicioso sobre sus compañeros. Mas el españoldemostró por qué es el líder de este bando y, después de empatar en el siguiente, acabó con un 'birdie' en el 18 que le dio medio punto y mucha tranquilidad.

A pesar de que Cantlay logró el primer punto estadounidense al superar a Rose (2 y 1) para llevar el electrónico a (12-6), la sensación de tenerlo todo controlado por los de Luke Donald se incrementó cuando McIlroy dio buena cuenta de Burns en el 17 (3 y 1) y elevó un punto más la cuenta. De esta forma, Europa quedaba a expensas de un tanto y medio más para ganar la Ryder.

El completo llegó merced a otra sólida actuación de Hatton, que si ya había brillado junto a Rahm de pareja, en solitario se mostró más destructor si cabe. Y el zurdo ganador del Open Británico sólo le pudo aguantar dieciséis agujeros. En cuanto se dieron la mano todos los ojos se volvieron hacia el último hoyo, donde Fitzpatrick debía realizar el milagro de salvar medio ante el correoso Homa. Pero no fue el caso. Y como Koepka acabó por la vía rápida con el debutante Aberg (3 y 2) no quedaba otra que suspirar por ese medio punto.

Con cinco partidos aún por delante, parecía que nunca iba a llegar esa ansiada fracción. Los estadounidenses dominaban los tres primeros y los europeos los dos de cierre. Pero nadie quería llegar hasta entonces con esa responsabilidad. Por eso, cuando Straka apretó las clavijas a Thomas en el 16 y se puso uno abajo, las ilusiones reaparecieron. ¿Sería capaz el austriaco de arañarle uno de los dos siguientes hoyos? Por si acaso, Lowry se había encargado de empatarle a Spieth en el 14, con lo que había dos balas poderosas en la recámara. Y, por detrás, Fleetwood y MacIntyre también tenían guardado su talento por si acaso. Y fue el melenudo inglés el que encargó de firmar el éxito al ganarle el 16 a Fowler y colocarse dos arriba. De esta forma ya no podía perder y el medio punto estaba asegurado.

El público que abarrota el recorrido de Marco Simone no salía de su asombro. Había acudido esperando un recital europeo y se encontró con una jornada de golf apasionante, aunque lejos de ser las que un forofo desearía. Lo que ocurre es que la buena labor realizada en las dos rondas previas al final les dio a los europeos los réditos deseados. Y el júbilo estalló del todo cuando Tommy terminó de rematar su faena y sacó el punto entero, McIntyre hizo lo propio con Clark a uno del final y Lowry empató al final brillantemente ante Spieth. El resultado final de 16,5-11,5 fue de lo más emotivo para los continentales, especialmente en un país tan temperamental como el transalpino. Nadie esperaba que hubiera que aguantar hasta el undécimo partido para recuperar la copa perdida en Whistling Straits hace dos años.

1. Rahm empata con Scheffler

2. Hovland gana a Morikawa (4 y 3)

3. Rose pierde con Cantlay (2 y 1)

4. McIlroy gana a Burns (3 y 1)

5. Fitzpatrick pierde con Homa (1 abajo)

6. Hatton gana a Harman (3 y 2)

7. Aberg pierde con Koepka (3 y 2)

8. Straka pierde con Thomas (2 abajo)

9. Hojgard pierde con Schauffele (3 y 2)

10. Lowry empata con Spieth

11. Fleetwwod gana a Fowler (3 y 1)

12. MacIntyre gana a Clark (2 y 1)