Todo irá bien
Un Barça feliz de otros tiempos
Un equipo reconciliado con el fútbol, y contento, le ganó una final al Madrid como sólo los grandes conjuntos saben hacerlo
Crónica: Xavi revienta el libreto de Ancelotti
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Iniciar sesiónEl Barça es un restaurante de platos que siempre van a otras mesas y tú no cenas. Ser del Barça es hacerle gestos al camarero y que no te vea. El gol de Gavi fue un inesperado destello en lo que suele ser frustración e ... impotencia; un gol de chico listo, merecido premio a su constancia y esfuerzo. Está en el guion de Xavi marcar pronto y deshilacharse luego; y aunque el Barça parecía tener más energía que en los últimos encuentros, y más ganas, y más convencimiento, cualquier pronóstico optimista daba una mezcla de pereza y miedo. Cuando al filo del descanso Lewandowski solo marcó el segundo, por primera vez en mucho tiempo pareció que el Barça podía conseguir una victoria adulta, de equipo serio.
Pero uno viene de tantos escarmientos, de tanta vulgaridad desparramada, de tanto perder del modo más miserable lo que era imposible no ganar, que ni una ventaja de dos goles daba para el sosiego. El Madrid no comparecía, estaba como ausente, lo poco que hacía carecía de interés, como si jugara con los suplentes.
Partido flojo, tenue. Parecían chicos de la posguerra comparados con las bestias del City y el United que se enfrentaron el sábado. Si en el derbi inglés se veía la fuerza y el dinero, en el clásico de ayer se reflejaba la escasez y el pan negro. El dinero no es suficiente, pero sin dinero no hay nada que hacer, y la mera comparación entre el derbi de Manchester y el Clásico resultaba insultante para los ingleses. Tanto por la forma física de sus jugadores como por la técnica, el talento y la imaginación de sus entrenadores para resolver problemas. Raquítica primera parte en que el Barça hizo lo de siempre pero le salió mejor que en otras ocasiones. Había dudas sobre si los jugadores del Real Madrid se habían enterado de que se habían jugado ya los primeros 45 minutos.
Tras el descanso, el Barça salió fijado en que el Madrid no marcara el gol que necesitaba para meterse en el partido. Salieron tensos los de Xavi, muy conscientes del peligro, presionando como hacía tiempo que no se les veía. El Barça parecía el Madrid, jugando como quien sabe que la victoria es suya. Aplomo. Pocos errores no forzados. Amplitud de miras. Era el Barcelona feliz de otras épocas, el que no estaba sumido en la tristeza. Por unos instantes volvimos a parecer alguien. Dembélé y Lewandoswski tuvieron el tercero pero decidieron no robarle del todo la emoción a la noche. El Madrid continuaba como no enterado de la hora a la que se jugaba el partido, y no daba la impresión de tener fuerzas, ni ideas, para repetir noches de remontadas épicas como las de la semifinal contra el City en el Bernabéu.
Los minutos pasaban y el perro apaleado que hoy es cualquier aficionado del Barça iba creyendo un poco más no sólo en la victoria sino en un cierto punto de inflexión en el equipo, más capaz de afrontar retos con personalidad y sin venirse abajo a partir del minuto 20. El despliegue de juego se mantenía, aunque poco eficaz, y que no marcara el tercero acercaba al Madrid a marcar el primero, aunque sólo fuera conceptualmente. Tímidos intentos madridistas, tan tímidos que hasta parecía un exceso llamarlos intentos. Pedri acabó con las dudas en 69. Una noche en que por fin los grandes platos del restaurante fueron a la mesa de un equipo que brilló por juego y por actitud, como el campeón que una vez fue y que parecía desaparecido para siempre.
No es la primera vez que Xavi ha sido capaz de jugarle de cara al Madrid y también tras su primera victoria en el Bernabéu pareció que un cambio de ciclo era posible. En las semanas siguientes el equipo cayó a peso. No me siento capaz de vaticinar una nueva era, y tampoco de negarla, aunque por lo visto el sábado en Manchester no puedo dejar de pensar que Ten Hag y su ejército nos van a arrasar en febrero.
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Pero todo esto será otra historia. Este domingo un Barça reconciliado con el fútbol, y contento, le ganó una final al Madrid como sólo los grandes equipos saben hacerlo.
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