Rafa Benítez, de vuelta al Bernabéu

Benítez fue cesado en el Madrid después de un empate en Mestalla que colocaba al equipo en la tercera posición de la Liga. Ya estaba eliminado de la Copa por una alineación indebida de Cheryshev, pero aún seguía vivo en la Champions (Zidane ganaría después la undécima con esa plantilla). En el debe, una relación conflictiva con los jugadores y una dolorosa derrota en casa ante el Barcelona en noviembre (0-4) que acabó pesando demasiado.

No es previsible que haya un recibimiento especial para él. Su huella fue leve. Desde la grada le llegaron bastantes más silbidos que aplausos pese a que en sus 25 partidos en el banquillo blanco solo sumó tres derrotas (17 victorias y 5 empates). Su mensaje no caló.

Hoy vive una situación parecida en Balaídos, donde a duras penas mantiene al Celta fuera de los puestos de descenso. La victoria ante el Almería de la semana pasada le ha dado un poco de aire, pero la amenaza de Segunda está latente. El juego de los vigueses no enamora y la afición tampoco termina de comulgar con su idea futbolística. Suma nueve victorias en 32 partidos, y en el primer tramo de la temporada llegó a estar dos meses seguidos sin celebrar un triunfo (doce partidos seguidos). Desde entonces va sobreviviendo, pero ya está enterrada cualquier esperanza de convertir en un éxito la temporada del centenario del club gallego.

Será el decimoquinto duelo de Benítez contra el Real Madrid, con quien mantiene un balance negativo de cuatro victorias, un empate y nueve derrotas. Al Bernabéu ha acudido como entrenador visitante en siete ocasiones, y solo ha logrado un triunfo (0-1 con el Liverpool, en la famosa eliminatoria del 'chorreo' que remató en Anfield con una goleada a los blancos por 4-0). El técnico madrileño, 63 años ya, también acudió al coliseo merengue con el Valladolid, el Extremadura y el Valencia, este último en cuatro ocasiones. Siempre salió derrotado, salvo en un empate con los che.

En su reencuentro con el Bernabéu, ahora con techo, tendrá un par de alegrías, al menos. La primera, poder contar con Iago Aspas en el ataque de su equipo después de la baja por acumulación de tarjetas de su capitán. La segunda será la ausencia de Bellingham. «Que no esté en el campo puede ser beneficioso», admitió ayer el entrenador.