Sin permiso de obras para el Camp Nou

Además del impedimento legal para empezar las obras, el Barça se ha topado con dos contradicciones de difícil disimulo. Laporta fue muy crítico con Sandro Rosell por la publicidad de Qatar Foundation y Qatar Airways, bajo el argumento de que se trata de un país que no respeta los Derechos Humanos. Igualmente el presidente azulgrana ha censurado las circunstancias penales en las que se han visto envueltos los líderes del proceso independentista en Cataluña. Turquía vulnera los Derechos Humanos de un modo comparable a Qatar y Limak está estrechamente vinculada a un presidente Erdogan que no ha dudado en encarcelar a sus adversarios políticos. En el mismo sentido, el Barça adquirió un notable compromiso ecológico en la presentación del nuevo estadio, destacando como uno de sus principales valores que sería «sostenible» y «con conciencia medioambiental». Mientras tanto, Limak Holding está llevando a cabo una tala masiva de árboles en el bosque de Akbelen, situado en el suroeste de Turquía. El Partido de los Trabajadores de Turquía celebró el martes una manifestación frente a la tienda oficial del Barça en el paseo de Gracia para pedirle a Laporta que «asuma su responsabilidad ambiental» y que «reconsidere su contrato con Limak».

Pero más acá de las dudas sobre los plazos y de las contradicciones políticas y ecologistas de Laporta están los hechos incontestables. El Barcelona está teniendo serios problemas para convencer a sus aficionados de que se desplacen a el estadio de Montjuic. De un lado, pocos abonados del Camp Nou se han sacado el abono para el Lluís Companys, y la venta de entradas para el Trofeo Joan Gamper –que en sus ediciones anteriores solía llenar el Camp Nou al tratarse de reencuentro del equipo con la afición, y servía para presentar a las nuevas incorporaciones– está estancada hasta el punto que la directiva ha decidido ofrecerlas a mitad de precio. El Barça recibirá al Tottenham el próximo martes 8 de agosto, a pocos días de que empiece la Liga.