El peor partido y la mejor victoria

Confiado en sí mismo, el equipo salió a adueñarse enseguida del partido y empezó a trabajar el gol como macerándolo, toque a toque, ataques sin demasiada fortuna pero constantes, y el Celta aguardaba ordenado, corriendo cuando podía, teniendo como gran aliada la dramática tendencia al error defensivo del rival. Llegaban bien por fuera los gallegos, que se fueron creciendo a partir del cuarto de hora. En el 17 Iago Aspas casi marcó de una buena vaselina, facilitada por un despiste de Oriol Romeu. En el 18 Larsen concretó este dominio con el primer gol de la tarde de un buen disparo cruzado. Fantástica definición, cierto, pero no ajena a la lentitud de Koundé.

En el 21 el Celta pudo marcar el segundo pero no lo consiguió por la extrema lentitud de su ataque. Casi sin solución de continuidad, Joao Félix tuvo muy cerca el empate pero chutó demasiado alto. El Celta se agrandó en el intercambio de golpes, y no es que tuviera controlado el partido pero tuvo durante las mejores ocasiones del resto de la primera parte, ante un Barça falto de calma y chispa.

Empezaron con centros laterales los de Xavi. De Jong lesionado fue sustituido por Gavi. De la Torre en el 40 perdonó el segundo. El Barça tenía tiempo para remontar pero la sensación -absurda- de que la Champions ya estaba ganada tras los dos buenos partidos contra el Betis y el Amberes, palidecía ante la evidencia de que si hay futuro, todavía se está construyendo.

Cancelo cantó y Gavi salvó el segundo del Celta por los pelos. Alta imprecisión local, el Celta acumulaba demasiadas ocasiones desaprovechadas que era más que probable que tuviera luego que lamentar. Se masticaba en el ambiente que la reacción pasaba por dar entrada a Lamine Yamal. Desequilibrio. Hacer dudar al rival en un partido que se jugaba en espacios muy reducidos. Xavi se guardó la respuesta para después del descanso. Primera parte en que el 0 a 1 era un resultado muy generoso contra el Barça. En partidos como este, Ferran Torres era el que menos encajaba.

Araujo y Lamine Yamal entraron por Marcos Alonso y Oriol Romeu. Otra pérdida tonta de Cancelo -un exceso de confianza en sí mismo- dejó a Gavi en una situación complicadísima y no hizo penalti de milagro. El Celta salió tan lanzado a por el segundo como en el primer tiempo, y cada vez eran más las claras ocasiones desaprovechadas. El Barça con las mismas dudas defensivas pero algo más punzante en ataque. Creciente la sensación de que pese al buen partido que estaban librando, la tarde para los visitantes tendría un desenlace cruel. Balde sustituyó a Christensen. Ferran tuvo el empate pero cruzó demasiado el disparo.

Benítez cambió a Larsen por Douvikas, demostrando que buscaba más el segundo que el empate. ¿Valiente o temerario? El Celta tuvo un 4 contra 2 que salvó al límite Araujo. Jugaba con fuego el Barça. Joao Félix, más lento que de costumbre. Ferran, fallido ayer, dejó paso a Raphinha. Ter Stegen, otra vez providencial, rechazó un duro disparo de Bamba.

El Barça se precipitaba y el Celta consiguió por fin no fallar una ocasión y en una contra de manual marcó el segundo en el 75. Douvikas, tal como Benítez había pensado. Pero lo que parecía sentenciado se encargó Lewandowski de voltearlo y en tres minutos marcó dos goles para el empate. El destino cruel llamaba a las puertas del Celta, al que como era de prever le acabaron pesando tantas ocasiones falladas. El Barça fue con todo por el tercero, llevado por la euforia de la grada. Los de Rafa Benítez menguaban y en el 88 Cancelo, que había jugado un partido mediocre, con demasiados balones perdidos, marcó el tercero rematando con alta maestría un muy buen centro de Gavi.

El Barça salvó con gran talento y emociónsu peor partido de la temporada. Huelen a campeón estas victorias de ganas, de carácter.