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Doha va por barrios: así viven el Mundial las potencias del fútbol
Mundial de Qatar 2022
Todas las prohibiciones de Qatar durante el Mundial
Qatar - Ecuador en directo, partido de hoy del Mundial de fútbol de Qatar
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Iniciar sesiónA solo un día de que el polémico Mundial de Qatar 2022 vea rodar el balón por sus climatizados estadios, así se vive la cita futbolística en los países que acuden como favoritos, y en Italia, país mundialista por excelencia y gran ausente a ... orillas del Golfo Pérsico.
Drama por Benzema y menos unidad nacional
Campeona del mundo en dos ocasiones, 1998 y 2018, Francia coquetea con el pronóstico de un tercer triunfo mundial, si la selección nacional consigue vencer las tensiones y dudas provocadas, entre otras razones, por la baja lastimosa y depresiva de Karim Benzema y los problemas físicos de otras estrellas (a estas alturas, asuntos menores), como Raphäel Varane y Jules Koundé.
Koundé y Varane han tenido lesiones y problemas de otra índole durante las últimas cuatro semanas, pero se han integrado sin problemas en la selección, participando muy activamente en los entrenamientos.
Benzema, en cambio, se pierde la cita. Y eso supone una sensible baja deportiva y un evidente golpe anímico. Didier Deschamps, seleccionador nacional, Franck Le Gall, médico del equipo francés, y el propio jugador habían multiplicado sus declaraciones positivas y optimistas, aunque sin ocultar la evidencia: en vísperas del comienzo del Mundial, el excepcional atacante del Real Madrid no participaba en los entrenamientos colectivos de su equipo. Y el sábado, cuando se integró al grupo, tuvo que dejar la sesión lesionado. Sufre un desgarro; fuera de Qatar.
De nada sirvió el mimo extraordinario con el que había sido tratado el jugador. Prudente ya antes del incidente, Didier Deschamps evitaba pronunciarse sobre la participación de Benzema en el primer partido de la selección, contra Australia el martes día 22. Un partido sencillo, elemental, contra una selección que tiene un puesto muy modesto en las clasificaciones internacionales.
Los problemas físicos de Raphäel Varane y Jules Koundé son mucho más modestos. Plantean problemas incomparables. Pero están ahí. La ¿mala forma? de dos figuras importantes de la selección y la baja sensible de otros cinco (Kanté, Pogba, Kimbembe, Nkunku y Benzema) atiza un rosario de dudas, sin mermar el voluntarioso optimismo.
Hace días, Google «pronosticó» el tercer triunfo en la historia del Mundial. Fue un error técnico, consecuencia de una manipulación desafortunada de los algoritmos «googlescos». Google borró rápidamente su pronóstico, al que nadie deseó «agarrarse» perentoriamente.
Desde otra óptica, los triunfos internacionales de grandes jugadores franceses confirman la calidad de la cantera nacional. Pero también crean problemas psicológicos de cierta importancia: las idas y venidas internacionales de los jugadores franceses son motivo de orgullo, pero también ilustran una suerte de unidad más frágil, volátil y aleatoria. Francia quizá esté hoy menos unida que en 1998 y 2018. No solo en el terreno deportivo.
El Mundial y Messi aparcan la crisis por un mes
Hay una estampa que describe con precisión la relación entre Argentina y el Mundial de Qatar. En medio de una inflación del 100% anual, que compromete seriamente el trabajo y la dignidad de muchos millones de ciudadanos, la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, dijo esta semana en un programa de televisión: «Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina el Mundial». Tras la polémica resultante, el presidente del Gobierno, Alberto Fernández redobló la apuesta durante un viaje a París: «Lo que debemos pensar ahora los argentinos es ver cómo ganamos, con Messi, el Mundial».
No importa la situación socioeconómica del país: Argentina siempre acaba abrazando los Mundiales. Sin exagerar, las calles de Buenos Aires lucen un anuncio con la cara de Lionel Messi (siempre Messi) cada veinte metros, y las radios vomitan sin cesar programas sobre la actualidad de la selección albiceleste, comandada con sensatez por Lionel Scaloni. Después del indulto recibido por la conquista de la Copa América 2021 en Maracaná, la posibilidad de que Messi gane un Mundial en su último intento y se reúna con Maradona en el Olimpo tendrá semiparalizado al país durante un mes mientras las minorías antifutbolísticas repiten que Argentina no tiene solución.
El pasado miércoles al mediodía, de los colegios de la ciudad de Mendoza salían alaridos cada vez que Argentina metía un gol en su último partido amistoso de preparación (contra Emiratos Árabes Unidos, 0-5). Todos saben que es una de las favoritas y que Scaloni ha construido un bloque sólido, menos dependiente del '10' que en citas anteriores. A pesar de la escalada bestial de precios y de las advertencias sobre un posible colapso económico en 2023 (año de elecciones), la mayoría del país se entrega irremediablemente a una de sus pasiones definitorias. Dan igual los derechos humanos en Qatar, el aumento de la pobreza o la necesidad de reetiquetar precios en las tiendas cada semana: la preocupación estas semanas, como dice un psicólogo mendocino, es «asegurar que Lionel tenga una vejez tranquila».
Qatar sí o Qatar no en el centro de la discusión
Los futbolistas de la selección de Alemania han enmudecido, no conceden entrevistas porque cualquier cosa que digan será utilizada en su contra. Organizaciones de fans de todo el país se están sumando a la iniciativa «Boicot a Qatar 2022», entre ellas algunas enemigas declaradas, como las del Schalke 04 y el Borussia Dortmund, que presentaron juntas la campaña frente al Museo Alemán de Fútbol llamando a «todos los fans, ya sea de competiciones de distrito o de la Bundesliga, de dentro o de fuera del estadio, a demostrar su rechazo: esta no es nuestra Copa del Mundo». Más de cien bares se han sumado al movimiento, negándose a servir la retransmisión en directo de los partidos bajo la consigna de «no hay Qatar en mi bar». Y todo ello por la campaña contra el trato a los trabajadores inmigrantes en el país que ha encabezado el periodista y autor Dietrich Schulze-Marmeling. El director general de la Liga Alemana de Fútbol (DFL), Andreas Rettig, ha mostrado su respeto, pero asegura que verá los partidos y hará una donación para ayudar a esos trabajadores. Por el contrario, Uli Hoeness , ha criticado la campaña y ha subrayado que «la celebración del Mundial mejorará las condiciones de los trabajadores y creará mucho trabajo».
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Rubén CañizaresLos patrocinadores de Qatar 2022 no consideran que su imagen salga dañada por su apoyo comercial al torneo, a pesar del evidente modus operandi restrictivo y autoritario del país
Esta polémica es una de las causas de que el número de aficionados que se traslade a Qatar para ver algún partido sea mucho más reducido que en otras ocasiones, una consecuencia que los organizadores han contrarrestado contratando a población local que se enfunda la camiseta de la selección alemana y anima con ánimo de lucro, lo que ha causado a su vez otra agria polémica en Alemania. La Federación Alemana de Fútbol (DFB) ha reconocido que estaba al tanto de ese peculiar programa del comité organizador, que por otra parte no cuenta con el apoyo ni de la DFB ni del Club de Fans de la Selección Alemana.
A pesar de todo ello, alrededor de 35.000 aficionados alemanes han comprado entradas para algún partido, algo más de la mitad de las 62.000 compradas para la Copa del Mundo de Rusia, hace cuatro años.
Productividad amenazada pese a la menor emoción
Que los ingleses son unos fanáticos del fútbol no es ninguna sorpresa, pero este año parece que la emoción del Mundial es menor que en años anteriores y además, sus ganas de ver jugar a su equipo, siempre uno de los favoritos, amenaza con reducir la productividad en el país debido a que los encuentros serán durante el horario laboral. Según una encuesta de 'YouGov', uno de cada once trabajadores tiene pensado ver a escondidas de sus superiores el partido del próximo lunes, cuando Inglaterra se enfrente a Irán a la una de la tarde hora local, un dato que se suma al 13% que ya se las ha arreglado para tener libre el tiempo que dure el encuentro y el 16% que lo verá con autorización.
Desde la consultora señalaron que la consecuencia inmediata es que «se perderá por completo la productividad de más de un tercio de los que pretenden ver el partido, el equivalente al 13% de la plantilla en Inglaterra». La última vez que Inglaterra jugó un partido de un torneo internacional durante la jornada laboral fue en la Eurocopa del 2016, cuando se enfrentó a Gales a las 14.00 horas. Se estima que aquello le costó a la economía británica más de 250 millones de libras esterlinas en pérdida de productividad, algo que podría repetirse en las próximas semanas.
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Sergi FontMás de la mitad de los futbolistas de las selecciones presentes en Qatar 2022 proceden de las cinco grandes campeonatos del viejo continente. Inglaterra aporta 163 internacionales
Los horarios, además del frío del invierno y del elevado costo de la vida, provocarán además que los británicos no puedan disfrutar de este evento de su forma preferida: en un pub. De hecho, solo una cuarta parte de los que tienen la intención de seguir el Mundial de Qatar 2022 tienen la intención de ir al pub para ver alguno de los partidos y la atmósfera general es menos festiva que en otras copas del mundo. Otra encuesta, esta vez de 'LoopMe', reveló que sólo el 29% de los encuestados británicos tiene la intención de ver la Copa del Mundo, el 25% prefiere que el evento coincida con el verano en el hemisferio norte y el 17% asegura no estar contento ya que interferirá con el calendario de otros deportes. También influye la polémica que rodea al país anfitrión de este año, y muchos están tan decepcionados que incluso boicotearan el evento renunciando a ver los partidos.
Vestir la camiseta sin pensar en política
El mundial de Qatar llega para los brasileños después de una tensa campaña electoral en la que la camiseta canariña, la oficial de la selección se ha vuelto símbolo de la división política. Quienes apoyan al actual presidente Jair Bolsonaro, entre ellos, muchos jugadores de la selección, visten la camiseta en marchas a favor del mandatario y en protestas contra el recién electo Luiz Inácio Lula da Silva.
La camiseta que más orgullo le ha dado a los hinchas de Brasil desde la primera victoria en el Mundial de Suecia, en 1958, ha sido instrumentalizada políticamente por Bolsonaro y sus seguidores que la visten para mostrar su nacionalismo. El uso político de la camiseta comenzó durante las protestas de 2013 contra la corrupción y el Partido de los Trabajadores (PT), pero se ha fortalecido en los últimos cuatro años del Gobierno Bolsonaro, justamente el lapso entre dos campeonatos mundiales.
Por eso este será el primer Mundial en que una parte de la población se siente incómoda de usar el amarillo canario. «El Mundial va a empezar y no debemos avergonzarnos de llevar la camiseta verde y amarilla. La camiseta no es de un partido político, es del pueblo brasileño», afirmó Lula da Silva.
Para no ser confundidos con militantes bolsonaristas ni con algunos de sus valores, como el negacionismo o la deforestación amazónica y la intolerancia religiosa, hay hinchas que buscan las otras opciones de colores de las camisetas de la selección como azul, blanco e incluso la negra del guardameta.
Esta semana Nike, la marca del uniforme brasileño, asumió el compromiso de vetar cualquier referencia religiosa en los nombres que estampa por encomienda en las camisetas de la selección. Fiscales descubrieron que la representante de la marca en Brasil, rechazaba nombres de religiones afrobrasileñas como Ogun o Exu, pero permitía Jesús o Cristo.
«Las medidas acordadas también buscan ratificar la cultura de la paz, garantizar la igualdad entre todas las religiones y estimular el debate público sobre el respeto a la diversidad y la tolerancia religiosa», dice un comunicado de la procuraduría.
Esas disputas parecen haber enfriado el tradicional clima mundialista. En la víspera del mundial no se ven por las calles las tradicionales pintas verde-amarillas ni las banderas colgadas por todas partes. Pero es posible que una buena campaña de la selección de Neymar, y quien sabe, el soñado sexto campeonato, vuelva a poner la camiseta amarilla en el corazón de todos los brasileños.
Con cuatro títulos, la gran ausente: un trauma para el país
Será un Mundial triste para Italia. Por segunda vez consecutiva la 'Nazionale', tetracampeona del mundo, quedó eliminada en la fase de clasificación para Qatar. Fue un trauma para el fútbol italiano. Pero también el Mundial pierde la presencia de una de las selecciones nacionales que siempre suscita interés, porque es una de las más laureadas, con cuatro Copas del Mundo: Italia 1934, Francia 1938, España 1982 y Alemania 2006. Por trofeos, la 'Nazionale' es la segunda del mundo tras Brasil, que ganó cinco, y empatada con Alemania.
A los italianos les cuesta todavía creer que los 'azzurri' no estarán en Qatar. El seleccionador Roberto Mancini confesó, en el 2018, que aceptaba el cargo con el sueño de ganar el Mundial. Teóricamente, era fácil el camino para la clasificación del equipo de Mancini. Sus rivales fueron Suiza (quedó primera del grupo), Irlanda del Norte, Bulgaria y Lituania. Como segunda clasificada, Italia jugó en marzo la repesca del Mundial contra Macedonia del Norte en Palermo (Sicilia). Un gol en el minuto 92 dejó fuera a Italia, constituyendo una de las grandes sorpresas en la historia del fútbol y un drama para el país. Ningún italiano podía imaginarse esa derrota y la ausencia del Mundial, sobre todo porque en el verano del 2020 había ganado la Eurocopa en el estadio de Wembley en la final contra Inglaterra. Los italianos tendrán que conformarse con ver a su árbitro Daniele Orsato en el partido inaugural. Al menos habrá un poco de Italia en el Mundial.
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El Mundial del mal
Salvador Sostres -
Tendrán que esperar hasta el 2026, en el mejor de los casos, para volver a un Mundial, tras 12 años de ausencia. En cierta forma, es un drama para el país. Los italianos, con fama de individualistas, se sienten unidos en torno a su selección, superando sus diferencias regionales. Aparentemente, el clima ha sido frío ante el campeonato de Qatar. Pero los italianos, apasionados al fútbol, lo seguirán por la RAI, que ha hecho un gran despliegue, con un centenar de enviados, entre periodistas y técnicos. La opinión pública, angustiada por la crisis económica y la guerra, tiene necesidad de una bocanada de oxígeno y de liberarse, al menos por 90 minutos, de las pesadillas de la vida cotidiana.
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