Rabietas habituales

Su agencia de representación dio esta versión: «Ada sintió que la ingle se tensaba. Inmediatamente le dijo al personal que sería mejor tener a alguien al 100% en la cancha para jugar, que es algo que no ha sido captado por la cámara». Todo esto venía precedido de la salida del equipo inicial de dos titulares, hasta ese momento indiscutibles: Ingrid Engen y Graham Hansen. Decisión que, según los medios noruegos, venía motivada por presuntamente, criticar las directrices de la seleccionadora Hege Riise en la alineación del debut contra Nueva Zelanda.

Al finalizar el partido, Graham Hansen hacía las siguientes declaraciones. «Me siento como si me hubieran pisado durante un año. No se me ha mostrado respeto. Todo el mundo dice todo el tiempo que tenemos que permanecer unidos como equipo y como nación, pero yo siento que he estado en el extremo receptor». Cabe recordar que hace un año, Caroline Graham Hansen anunció que dejaba la selección por unos problemas cardíacos, pero que no renunciaba a volver. A menos de un año para el Mundial, publicó en su cuenta de Instagram lo siguiente: «La selección ha sido parte de mi vida desde que tenía 16 años. He crecido aquí. Experiencias, recuerdos y amigos para toda la vida. De todo lo que he hecho en mi carrera, lo que más me enorgullece es haber jugado para Noruega y representar a mi país».

¿Por qué ese cambio?, ¿qué pasa? Son habituales este tipo de comportamientos en el fútbol femenino? Desgraciadamente son más habituales de lo normal y no solo en el alto rendimiento. A todo futbolista le molesta no jugar, sea el nivel que sea. Pero el grupo debe comprender que para que el equipo alcance su máximo potencial, cada eslabón de la cadena debe estar dispuesto a subordinar sus metas personales. Además, las carencias estructurales que históricamente han tenido los clubes y las selecciones han hecho que muchas veces los roles de cada una de las partes no entiendan bien su función específica dentro del grupo.

Situaciones como esta que está viviendo la selección de Noruega se repiten en demasiadas ocasiones en el fútbol femenino. En el momento en que los directivos dirijan y gestionen, los entrenadores y entrenadoras entrenen y las jugadoras jueguen, muchos de estos malentendidos se solucionaran.

«Sólo quiero pedir disculpas por mis declaraciones después del partido. Saqué lo peor de mí y quiero pedir disculpas por ello a mis compañeras, a los entrenadores y a mi país». Carol Hansen tras finalizar el partido de Noruega contra Suiza el pasado lunes 24 de julio. Como si valiera con rectificar o pedir perdón.