Inglaterra no es el único rival

Hoy es el día para recordar todo lo que nos ha unido. A todos, sí, pero especialmente a los que llevamos trabajando en el fútbol femenino muchos años. Es el momento de mirar en una sola dirección y olvidarnos de todo lo que ha separado a unos y otros.

Hoy se sube al carro del éxito mucha gente. ¿Dónde estabais hasta ahora? El fútbol femenino ha llegado desde las bases a la final de un Mundial en poquísimo tiempo. Con trabajo, tesón, calidad, un montón de talentosas jugadoras y otro montón de técnicos valientes y directivos locos por este deporte y por los retos complicados. Hay que recordar que, en mayo, Gianni Infantino anunció que, si las ofertas por los derechos de retransmisión del Mundial Femenino seguían sin ser justas, no se retransmitiría en Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido, rechazando la oferta presentada por TVE en ese momento. Un auténtico despropósito, máxime cuando la semifinal, ofrecida por La1, obtuvo una audiencia media de 1.921.000 espectadores (45,4% de cuota de pantalla) y el minuto de oro congregó a 2,8 millones (54%). Es el partido más visto en la historia de un Mundial femenino de fútbol.

Más pruebas. El Ayuntamiento de Madrid, a petición popular, ha habilitado un espacio para reunir a los aficionados y que puedan ver este partido como la ocasión merece. Ni más ni menos que el WiZink Center, con capacidad (para este tipo de eventos) para unas 7.000 personas. Las entradas se agotaron en una hora. Recordemos: es pleno agosto, previsión de 40 grados en Madrid y la convocatoria es a las 12 de la mañana. En Barcelona (sí, han leído bien, Barcelona), más de lo mismo. Habrá una pantalla gigante en el CEM Olímpicos Vall D'Hebron. Y en las localidades natales de jugadoras como Laia Codina, Ona Batllé y muchas otras, sus ayuntamientos están entregados. Seguimos: hace bien poco, alguien con mucha solidez profesional lanzó una propuesta de hacer un libro hablando de fútbol femenino a una pequeña editorial, de cierto renombre. La respuesta fue: «El deporte no vende, y el fútbol femenino, muchísimo menos». Incluso hay columnistas reputadas que en diarios de enorme tirada insisten en recalcar que el fútbol femenino no interesa.

Vamos a ver… ¿remamos a favor o en contra? ¿Realmente somos justos con las cifras que mueve el fútbol femenino? ¿Somos conscientes de lo que ha logrado esta selección? ¿Hemos olvidado que al fútbol masculino le costó décadas llegar a la final de un Mundial? Respondan ustedes mismos. Afortunadamente, los hechos nos avalan. Hasta la Reina Letizia, ausente en las cuatro últimas finales de la Copa de la Reina, a la que da su nombre, estará presente este domingo en la final del Mundial en Sidney, acompañada por la Infanta Sofía, curiosamente, dicen (no hay constancia gráfica del tema), jugadora y aficionada al fútbol femenino.

Cualquier deportista que llegue a una final en un campeonato del mundo merece toda nuestra atención. Es mucho el esfuerzo, mucho el sacrificio personal, mucho el apoyo de sus familias, mucha la tensión vivida, muchas las renuncias y los sinsabores que han tenido que sortear todos y cada uno de ellos. Vaya por delante toda la admiración.

Pero, ¿cómo llegan estas deportistas de élite hasta la selección absoluta? ¿Cómo está estructurada y orquestada la competición? La Primera división es profesional, y así está catalogada por el CSD. La temporada está compuesta por 16 equipos. El resto de competiciones nacionales las organiza y gestiona la RFEF. La primera RFEF está compuesta por 14 equipos; la segunda, por dos grupos de 16 equipos; y la tercera, por seis grupos de 16 equipos. El resto de categorías y el fútbol base pertenecen a las federaciones territoriales.

La RFEF organiza el campeonato de España de selecciones territoriales femenino en tres categorías, sub-17, sub-15 y sub-12, siendo en estos campeonatos donde se centran los técnicos de la Federación española para realizar distintas convocatorias y juntar a las distintas jugadoras de España e ir trabajando con ellas para conseguir formar a las futbolistas que tantos éxitos dan a las selecciones inferiores, y poder llegar al primer equipo. La edad mínima para jugar en la absoluta es de 15 años.

Hay que recordar a dos personas que han formado y trabajado con un gran número de las actuales jugadoras: Pedro López, actual seleccionador absoluto de México, y Toña Is, la primera que consiguió un Mundial para el fútbol femenino español, en Uruguay en categoría sub-17, en el año 2018.

Por esas selecciones territoriales han pasado excelentes profesionales que han descubierto y trabajado en primer lugar con estas jugadoras: Lluís Cortes, Natalia Arroyo o Miguel Ángel Sopuerta, son claros ejemplos de ello.

La horquilla que marcan los 19 años de Salma y los 32 de Irene Paredes, hace de este grupo la séptima selección de fútbol femenino más joven del mundo, con una media de 25,7 años de edad de las jugadoras. Tienen fuerza y, de talento, van sobradas. Lo pelearán a muerte porque ellas son así. Cómo dijo Vilda, «ya hemos puesto en pie a un país, ahora saquémoslo a la calle».

La buenísima (y desconocida) canción elegida para este Mundial para nuestra selección -'Está por venir', de Farga-, lo predice: «Cuando nos unimos podemos cumplir, lo que un día habíamos soñado, ahora lo hemos logrado, escribimos la historia que está por venir…». Os recomiendo escucharla antes del partido y... no perder el hilo de una letra que no tiene desperdicio.