Es fútbol y es femenino
El día que el Tacón ofreció 600 euros por Salma Paralluelo
El hecho de que la aragonesa no tuviera claro si decidirse por el fútbol o el atletismo, imposibilitó su fichaje por el Real Madrid
Jennifer Hermoso, la jefa
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Iniciar sesiónCorría la primavera del año 2015. Un día como otro cualquiera acompañé a mi hijo, que también juega al fútbol, a un torneo de categoría alevín en Calamocha (Teruel). En aquel torneo había un equipo de Zaragoza que se había clasificado para jugar esa fase ... final contra equipos de toda España. Viendo uno de aquellos partidos me llamó la atención un futbolista zurdo que, sin ningún género de dudas, era el mejor del equipo. Comentando su calidad con otro padre y aficionado, dije sin titubeos: «Es realmente bueno ese niño». La contestación, abrupta, me dejó fuera de juego: «Es una niña y se llama Salma». No pude remediar hablar con su padre, me quedé con su teléfono y, tiempo después, la invitamos a que disputara con la academia Ar10 un torneo en Valdebebas, organizado por el área social del Real Madrid. Éramos el único equipo de niñas.
Salma vino, jugó y triunfó. Aquella niña espigada de apenas 12 años dio un recital de juego que dejó boquiabiertos a todos los espectadores. El comentario fue generalizado: «qué pena que el Real Madrid no tenga equipo femenino…».
La siguiente vez que vi a Salma fue en un campeonato de España de selecciones territoriales, celebrado en Madrid. A todo su repertorio de proezas futbolísticas había añadido un golpeo espectacular. Salma metió en aquel partido dos impresionantes goles de falta, de esos que muchas veces, por la fuerza inusitada del golpeo, decimos los que nos dedicamos al fútbol femenino: «esto no lo coge un chico…». Coincidí de nuevo con su padre en Zaragoza, mandamos a aquella niña unas botas de fútbol, como un mensaje subliminal para decirle que ese era su camino, que debía continuar ahí, dada su altísima pericia y calidad con el balón.
El fenómeno Salma ya empezaba a sonar. Todo el mundo hablaba de una jugadora de Zaragoza que era buenísima y que compaginaba sus entrenos de fútbol con el atletismo. Dicen de ella que es la futbolista atleta. pero nada más alejado de la realidad. Podemos aceptar, porque fue así, que la niña Salma probó el atletismo, como pudo haber probado otros deportes. Y era buena, buenísima. Pero Salma, aunque lo sabría algunos años más tarde, nació siendo futbolista. Su versatilidad, su elegancia, su clase, el golpeo con la zurda, la facilidad para escabullirse de las contrarias y recorrerse el campo en segundos, da cuenta de su registro único: Salma es futbolista.
Temporada 2018-2019. Era la segunda vez que jugábamos con el CD Tacón el playoff de ascenso a Primera división. En la primera eliminatoria jugábamos contra el Zaragoza CFF, con mi admirada Salma a la cabeza. En el partido de ida en Madrid, Salma nos destrozó. Además de colocarnos un golazo, que también, fue la mejor del partido. Pero salimos vivos, el partido de vuelta no lo pudo jugar. Para entonces, como no podía ser de otra forma, ya estaba concentrada con la selección española y ganamos 0-1. Ganamos la segunda ronda, éramos de primera división, pero había que hacer la plantilla con nuestro humilde presupuesto de aquellos inicios. Empecinado en el juego de Salma Paralluelo, me presenté en las oficinas de su agencia de representación para hacer una oferta en nombre del Tacón de 600 euros por ella. Los responsables de la agencia siempre recuerdan: «entraste a la reunión como Tacón y saliste como Real Madrid». Al finalizar la reunión, tenía varias llamadas perdidas. El Real Madrid quería hablar con nosotros para llevar a cabo la fusión.
Una vez cerrado el acuerdo, lógicamente seguíamos queriendo incorporar a Salma. Pero no pudo ser. El hecho de que no tuviera claro si decidirse por el fútbol o el atletismo, imposibilitó la operación.
Una lástima. Pero el destino tiene sus designios y no iba a ser tan fácil apartar a Salma de los campos de fútbol. Finalmente recaló en el Villarreal, lo que fue un paso intermedio antes de acabar en un grande. No fue una mala decisión en absoluto. Eso le permitió compatibilizar estudios y deporte y seguir creciendo como futbolista. En su segunda temporada, desgraciadamente, se rompió el ligamento cruzado. A su vuelta, un año después, deslumbró con un golazo a la escuadra en el Johan Cruyff. «Ese pedazo de gol no lo para ni un chico…», volvió a escucharse.
A sus 19 años, tenemos Salma para rato. La arrolladora vitalidad de su edad, unida su juego definido y con clase, logra que un partido de fútbol se convierta en un espectáculo único. Y si ese partido es una final del Mundial, aún más.
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