Los insultos a Vinicius, problema de Estado: Brasil apaga su emblema nacional por el racismo contra el jugador

El lunes por la mañana el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva llamó a la embajadora de España en Brasilia para expresar su repudio a los ataques racistas contra el jugador Vinicius Jr. el día anterior. Fue por teléfono porque la embajadora, Mar Fernández-Palacios, no estaba en Brasilia.

Por la noche, hasta la icónica imagen del Cristo Redentor, con sus brazos abiertos sobre la bahía de Río de Janeiro, quedaba a oscuras en protesta por los insultos. De seis a siete de la tarde quedó la estatua apagada, según los gestores del santuario católico, por «la lucha colectiva contra el racismo y en solidaridad con el jugador y con todos los que sufren prejuicios en el mundo».

La Ministra de Igualdad Racial de Brasil, Anielle Franco, había calificado los actos de racismo de «maldad» que hay que combatir «de raíz». Y el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flavio Dino, dijo que estudia activar una medida de la más absoluta excepción si las autoridades españolas no toman medidas contra el racismo en este caso.

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«Estamos estudiando la posibilidad de aplicar un principio llamado de extraterritorialidad. El Código Penal prevé que, en algunas situaciones excepcionales, es posible que, en el caso de crímenes contra brasileños, incluso en el extranjero, haya aplicación de la ley brasileña», dijo el ministro en São Paulo.

Según la Ley de Delitos Raciales promulgada en 1989, aquellos que cometan actos discriminatorios por motivos raciales en Brasil pueden ser condenados a penas de prisión. Las disposiciones legales contemplan una amplia gama de delitos relacionados con el racismo, como la discriminación racial, la incitación a la discriminación o el prejuicio racial.

De momento, En España, la Fiscalía de Valencia ha decidido abrir diligencias de investigación penal para aclarar los insultos que recibió el jugador. Lo hace de oficio, sin que se haya presentado denuncia. El jugador, el club o la liga aun pueden personarse.

El tono de la prensa ayer era incrédulo en Brasil. La indignación fue creciendo a medida que avanzaba la jornada. Al caer la noche, ya era la noticia más destacada en los mayores medios de la nación sudamericana, conversación en las tertulias, apertura de informativos.

Folha, el mayor diario de Brasil, abría su web con la noticia ya por la noche: «El caso de Vini Jr. divide a España». Y denunciaba que «mientras la mayoría del país apoya a Vinicius Júnior y condena incondicionalmente el racismo del que fue objeto, algunos, normalmente aficionados del Valencia, han intentado justificar su odio con reparos».

Hasta Gabriel Rufián, el diputado independentista de Esquerra, que en 2017 llegó a tildar los fueras de juego del Real Madrid de «inconstitucionales», tuvo su momento de gloria en la prensa brasileña. Sus habituales críticas a España hallaron ayer eco en Folha. En mensajes en redes, Rufián repitió la frase «nada justifica el racismo» delante de las banderas de Brasil, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Argentina y Reino Unido, pero delante de la bandera española, escribió «nada justifica el racismo, pero tampoco se puede ir por ahí provocando».

Viendo los informativos, leyendo la prensa, escuchando a los políticos de Brasil este lunes, las palabras de Vinicius en Twitter tras la agresión racista se cumplían: «Hoy, en Brasil, España es conocida como un país de racistas».

La versión brasileña de la BBC contaba las ocasiones en que Vinicius sufrió agresiones racistas en España. En la versión local del exitoso portal de deportes ESPN, un comentarista afirma: «Con el racismo no basta: España quiere decretar cómo deben comportarse los negros en el fútbol». Quien disentía era señalado, como la comentarista Ana María Braga, quien dijo en el canal Globo que «los españoles no son así». Después Folha recuperó un puñado de mensajes, varios anónimos, en Twitter, atacándola. «Sí lo son, pero disimulan», decía uno de ellos.

Ha habido hasta quien ha dicho que teme por la vida de Vini Jr., como aquí en Brasil se le conoce, en España. Así se ha expresado varias veces Marcelo Carvalho, director del Observatorio de la Discriminación Racial en el Fútbol, tras un primer incidente de insultos racistas en un partido con el Atlético de Madrid en enero.

Tras estos nuevos insultos, Carvalho ha sido entrevistado en infinidad de medios brasileños, incluida CNN, denunciando que: «Cuando ocurrió el primer caso, el que ganó más notoriedad, que fue contra el Atlético de Madrid, y nadie fue sancionado en esa situación, los aficionados se dieron cuenta de que no pasaría nada con quienes provocaran a Vinicius Júnior, como ellos mismos le llaman. Lo que decimos aquí es que eso es racismo, que es un crimen. Cuando La Liga no sancionó y luego ocurrieron otros casos sin que nadie fuera castigado, esto termina dando libertad para que ocurran otros casos», afirmó el lunes.

«No se hace nada para proteger a Vinícius Júnior», añadió.

Lo cierto es que ese mismo Observatorio revelaba recientemente que el racismo en el fútbol brasileño también es un problema grave y creciente. Durante un seminario sobre el Combate al Racismo y a la Violencia en el Fútbol, dio a conocer que el año pasado hubo un aumento en el número de casos de prejuicio racial, machismo, homofobia y xenofobia en el deporte brasileño. Sólo de enero a agosto contaban 64 ataques racistas.

Cada año, desde 2014, el Observatorio publica un informe con incidentes de este tipo. Tras los confinamientos, el fútbol brasileño experimentó un incremento del 106% en los casos de racismo: en 2020 se registraron 31 casos, mientras que en 2021 se contabilizaron 64.

Entre los más destacados de 2021 se encuentra uno similar al de Vini Jr: el del mediocampista Celsinho, que jugaba para el Londrina, de la serie B. El jugador acusó a un dirigente del equipo Brusque de llamarlo «macaco». El club, de Santa Catarina, recibió una multa y perdió tres puntos. Sin embargo, en apelación, la sanción de pérdida de puntos fue revocada.

En aquel informe de 2021, en el apartado de ataques en el extranjero, ya se registraban insultos de hinchas del Barcelona al mismo Vinicius, el 24 de octubre, cuando utilizaron palabras similares para agredirle en el campo.

El año pasado, un aficionado de Río afirmó haber sido víctima de racismo mientras estaba en un partido del Fluminense contra el São Paulo, en el estadio Morumbí. El carioca se encontraba en el sector visitante cuando presenciaba el partido, y compartió vídeos en redes sociales en que hinchas del São Paulo le llamaban «macaco» e imitaban a simios.

Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística de 2020, alrededor del 47,1% de la población brasileña se identifica como negra o parda, como se llama a personas de ascendencia mixta.

España y Brasil fueron dos de los últimos imperios atlánticos en abolir la esclavitud. Brasil fue el último en América en hacerlo, por medio de la llamada La Ley Áurea, promulgada el 13 de mayo de 1888. Por su parte, España abolió la esclavitud solo dos años antes, por medio de la Ley Moret, aplicada en aquellos puertos de su imperio en que aun se practicaba, Puerto Rico y Cuba.