El baúl de los deportes
Increíble: el Real Madrid fue homenajeado «clamorosamente» en Barcelona como campeón de Europa
El 13 de junio de 1956, el club blanco ganó la primera edición del torneo continental al vencer al Stade de Reims (4-3) en la final
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Madrid
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Iniciar sesiónEs imposible bucear en la hemeroteca sin tener que frotarse los ojos. Y no por culpa del polvo de los pergaminos —las hemerotecas ya son mayoritariamente digitales—, sino para aliviar la incredulidad que produce leer ciertos titulares y no pocos párrafos. Hay que realizar un ... constante ejercicio de contextualización temporal y social para digerir, por ejemplo, la portada de 'El Mundo Deportivo' del 2 de septiembre de 1956: «El campeón de Europa homenajeado clamorosamente por el público que abarrotaba Las Corts. Venció a la selección de Barcelona por 7 a 3».
El «campeón de Europa» era… el Real Madrid. Y, por si fuera poco, justo al lado de esta noticia principal, el diario deportivo catalán publicaba en primera página una entrevista con «Don Santiago Bernabéu (sic)», presidente del club blanco. Como deja claro el gran titular antes reseñado, Barcelona acogió un partido amistoso cuya único fundamento era agasajar al equipo madrileño por la gesta continental lograda dos meses y medio antes.
Y es que el 13 de junio de 1956 el Real Madrid ganó la primera edición de la Copa de Europa de clubes, competición que a partir de 1992 cambió de formato y de nombre, pasando a llamarse Liga de Campeones. Hablando de nombres, su denominación inicial fue Copa de Clubes Campeones Europeos. La idea nació en la redacción del diario 'L'Équipe' y al principio costó convencer a la UEFA para que la hiciese suya y la pusiera en marcha.
Crónica de ABC previa a la final (13-09-1956)
«Las gentes buscan desesperadamente entradas, que no hay, como no sea una serie de billetes falsificados, que todavía se vendían ayer a los incautos»
Finalmente, con el visto bueno de la FIFA y el apoyo de varios clubes importantes, los participantes en la primera edición fueron: Stade de Reims (Francia), Real Madrid (España), Rot Weiss Essen (Alemania Occidental), Djurgardens (Suecia), Aarhus (Dinamarca), Milan (Italia), Anderlecht (Bélgica), Sarrebrücken (El Sarre) como campeones de sus federaciones; y Sporting de Portugal, Voros Lobogo (Hungría), Rapid de Viena (Austria), Servette (Suiza), Hibernian (Escocia), Partizán (Yugoslavia), Eindhoven (Holanda) y Gwardia Varsovia (Polonia), que sin haber ganado la Liga acudieron por la renuncia del campeón de sus respectivos países. El primer partido se jugó el 3 de septiembre de 1955 en Lisboa con un empate (3-3) entre el Sporting y el Partizán de Belgrado.
Di Stéfano frente a Kopa
El Madrid eliminó sucesivamente a Servette (2-0 y 5-0), Partizán (4-0 y 0-3) y Milan (4-2 y 1-2). En la final de París se enfrentó a otro de los favoritos, el Stade de Reims, que jugaba en casa (Reims es una ciudad situada a 130 kilómetros de la capital francesa). Así describió el enviado especial de ABC la expectación con la que se vivió el partido: «Cerca de tres millones de franceses permanecerán durante la noche del día que ahora comienza pegados a sus receptores de televisión. Junto a esa multitud impresionante, la muchedumbre que seguirá apasionadamente la final de la Copa de Europa en el 'Parc des Princes' carece de importancia. Es todo París el que se ha dejado apasionar por el acontecimiento deportivo, que pone frente a frente, por segunda vez en un año, al Real Madrid y al Stade de Reims; a Di Stéfano, la 'flecha de oro', como aquí le llaman, y Raymond Kopa, el 'fuego loco'. Por .un momento, hasta la grave amenaza que supone la posible generalización de la huelga alimenticia, iniciada por los lecheros, ha pasado a segundo plano. Las gentes hablan del partido de fútbol, cruzan apuestas y buscan desesperadamente entradas, que no hay, como no sea una serie de billetes falsificados, que todavía se vendían ayer a los incautos».
La final no defraudó. Así resumió ABC en título y subtítulos la historia de la primera gran remontada merengue (4-3): «El Real Madrid ganó la Copa de Europa en el partido más extraordinario que se ha visto en el Parque de los Príncipes. Jugó el Reims su mejor encuentro de muchos años, pero fue batido por la gran reacción moral del equipo blanco. Rial, que marcó dos tantos, y Di Stéfano y Gento podrían ser los destacados si todo el conjunto no mereciera los máximos elogios».
En menos de diez minutos, el Reims marcó dos goles (Leblond y Templin), pero a la media hora el Real Madrid ya había empatado, con goles de Di Stéfano y Rial. El Stade volvió a adelantarse (Hidalgo, min. 62), y Marquitos y Rial anotaron (minutos 67 y 79 respectivamente) los tantos del definitivo triunfo blanco. Entrenados por Pepe Villalonga, los históricos once futbolistas (todavía no se permitía cambiar jugadores durante el partido) campeones de la primera Copa de Europa son: Alonso; Atienza, Marquitos, Lesmes; Muñoz, Zárraga; Joseíto, Marsal, Di Stefano, Rial y Gento.
«El Real Madrid es, desde hace unos minutos, el primer campeón de la Copa de Europa. Los focos del Parque de los Príncipes acaban de apagarse, y la multitud permanece en los graderíos asombrada, aturdida por las emociones del extraordinario partido de fútbol que ha presenciado. Ni los partidarios de los vencedores cantan su júbilo, ni los amigos de los vencidos dan rienda suelta a su amargura. Un sentimiento de admiración y respeto se adueña de esta muchedumbre, que sin darse perfecta cuenta del profundo significado de lo que ha visto, intuye los valores morales de la gran victoria madridista y le tributa, involuntariamente, ese instante de enorme silencio, que es el supremo homenaje a los héroes, ya lo sean de la historia o del deporte».
«Estruendosa ovación» en Barajas
Con todo, los dos homenajes más sonados y especiales vendrían después. El primero, el 15 de junio, prácticamente en la misma pista del aeropuerto de Barajas: «Procedente de París llegó ayer el avión especial en el que regresó la expedición deportiva del Real Madrid, que tan brillantemente consiguió la primera Copa de Europa al vencer al Stade Reims en el Parque de los Príncipes. El primero en aparecer en la escalerilla del avión fue el capitán del Real Madrid, Muñoz, el que portaba en alto la monumental copa ganada en el torneo. En este momento el Real Madrid fue saludado por una estruendosa ovación por parte del numerosísimo público que atestaba las terrazas del aeropuerto. Las peñas portaban enormes carteles y banderitas, y hacían flamear los pañuelos blancos… Fueron recibidos por el delegado nacional de Deportes, Sr. Elola, que felicitó muy efusivamente a todos los jugadores. También se hallaba la Federación Nacional en pleno, excepto el presidente; el general Querejeta y hasta cerca de 1.500 ó 2.000 madridistas, que llenaban él local. A las ocho menos diez continuaron viaje a Bilbao para tomar parte el próximo domingo en la semifinal de la Copa de Su Excelencia el Generalísimo, contra el Atlético de Bilbao».
Ese mismo día y en esa misma crónica, ABC publicaba una breve reseña titulada «Generosa iniciativa de 'Solidaridad Nacional'». En el texto se lee: «La afición y la Prensa barcelonesas han destacado el triunfo del Real Madrid en la Copa de Europa. Resumiendo tal sentir, 'Solidaridad Nacional' publica un artículo que firma Ramírez Pastor (presidente de la Asociación de la Prensa de Barcelona), bajo el título 'El Real Madrid merece un homenaje'. Opina que «los once hombres del .Real Madrid han demostrado que su condición de profesional no es incompatible con la práctica de las virtudes deportivas; y aunque vistieran los colores de determinado club, han sido, en realidad, exponente vivo de nuestras condiciones raciales. Por esta causa, y sin perjuicio del homenaje que Madrid dedique a sus favoritos, entiendo que este equipo, al que podemos llamar campeón de Europa, merece otro homenaje de mayor amplitud y significación. Y creo que debe ser Barcelona —la gran rival de Madrid en las competiciones deportivas— la que brinde a los vencedores la ocasión de que el público les aplauda. Posiblemente, nadie tan indicado como D. Agustín Pujol, presidente de la Federación Catalana y nuevo miembro del Consejo europeo para organizar un acto de esta índole, porque deberá ser la selección regional de Cataluña, o un combinado Barcelona-Español, si se quiere decir de otro modo, quien alternase con el Real Madrid en un encuentro de fin de temporada, cuyos beneficios podrían destinarse a mejorar y atender debidamente al fútbol aficionado de Castilla y Cataluña, o el de España, sin distinciones, que quizá fuese más generoso y emotivo».
«Yo siempre juego bien en Cataluña y la suerte me acompaña en Barcelona. Estoy muy agradecido a la afición catalana por el cariño que siempre me demuestra»
Alfredo Di Stéfano
Dicho y hecho. La sugerencia del diario barcelonés perteneciente a la prensa del Movimiento (cadena de periódicos perteneciente al partido Falange Española Tradicionalista y de las JONS que se editaban en diferentes provincias) se hizo realidad el 1 de septiembre: «Con un lleno impresionante se celebró en el campo de Las Corts el partido de fútbol Copa de la Amistad, en homenaje al Real Madrid, entre el equipo titular de este club y la selección de jugadores de los tres clubs barceloneses de Primera División (Barcelona, Español y Condal). El seleccionador regional, D. José Luis Lasplazas, eligió a diecisiete jugadores, y el Real Madrid presentó, además, a Raimundo Kopa (estrella francesa del Stade de Reims que fichó por el Madrid después de la final de la Copa de Europa), que llegó en avión el viernes por la tarde procedente de París, expresamente autorizado por la Federación Nacional de Fútbol para, jugar en este encuentro».
Gano el Madrid (7-3), pero el resultado fue lo de menos. «Este partido de homenaje al Real Madrid tiene una doble significación, que debe resaltarse: el acercamiento, la fraternidad amistosa, entre la gran entidad deportiva de Madrid y las de Barcelona, y la alta finalidad benéfica de sus resultados... El público barcelonés entendió plenamente ambas significaciones y supo corresponder a ellas con sus clamorosas adhesiones y con su presencia entusiasta».
Ese entusiasmo pareció contagiar a jugadores y directivos allí presentes, sin importar su filiación deportiva: «El Real Madrid cuenta en la actualidad con el mejor equipo de España», declaró el presidente del Barcelona, Miró Sans; «lo mejor ha sido el público, habiéndose demostrado que con buena voluntad y deseos de colaborar se pueden lograr cosas que parecían imposibles, como el ambiente y las ovaciones que se han prodigado esta noche», dijo Saporta, tesorero del Real Madrid; y Di Stéfano, estandarte del equipo madridista, remató: «Yo siempre juego bien en Cataluña y la suerte me acompaña en Barcelona. Estoy muy agradecido a la afición catalana por el cariño que siempre me demuestra».
En esa misma sintonía, el promotor del partido, Ramírez Pastor, firmó el 3 de septiembre en 'La Hoja del Lunes' de Barcelona una columna de opinión donde escribió: «Sin sectarismos de ninguna clase, hemos de decir que sólo una ciudad de tan alta educación deportiva como Barcelona es capaz de ese gesto generoso y de precedente difícil. Porque en los vuelos de la rivalidad suelen engancharse la reserva y el distingo. En este caso, Barcelona ha demostrado poseer la elegancia necesaria para alegrarse del triunfo ajeno, y, lo que es mucho menos frecuente, para celebrarlo como propio. Es posible que, en parecidas circunstancias, otros hubieran hecho lo mismo. Pero lo cierto es que no se había hecho hasta ahora. A nadie puede parecer excesivamente apasionado que lo hagamos constar con legítimo orgullo. Es evidente, por otra parte, que el suceso ha tenido demasiada resonancia para que su eco desaparezca en plazo breve. Estoy seguro de que Madrid se sabe en deuda de gratitud para con nosotros, y que procurará saldarla con largueza a la primera ocasión… La lección de los profesionales madridistas no debe olvidarse por los interesados en emular sus glorias. La verdad es que cuando el profesionalismo se entiende con esa seriedad y con ese espíritu, no tiene nada que envidiar al puro deporte de afición. Viendo a Di Stéfano evolucionar por el campo, con la misma ilusión que si necesitara asegurarse el puesto en el equipo, se desvanecían muchas reservas contra el deporte como profesión... Reconocer los méritos del adversario, no ha de servir para empequeñecernos, sino para procurar el logro de su misma altura».
Como colofón, el último párrafo de la crónica de 'El Mundo Deportivo': «Tres tiempos, tres colores: para el Madrid, el primero; para la selección, el segundo… y para el campeón de Europa —TODO UN CAMPEÓN DE EUROPA—, la fase final… Nuestro humilde homenaje, desde estas líneas, a tan espléndido campeón».
Antes de terminar, una curiosidad ¿profética? En la víspera de esa primera final de la 'Champions' jugada hace 67 años, la revista 'France Football' sentenció: «El éxito de la Copa de Europa es debido, en gran parte, al Real Madrid y al apasionamiento extraordinario de los españoles por el fútbol».
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