Sin puntos en juego España se pierde
A los de Del Bosque les faltó intensidad y velocidad para aguantar a una Portugal muy motivada y con un Cristiano estelar que avisa al Barça
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
Esto de ser campeones del mundo es mal negocio. Dejas en el camino un montón de cadáveres cuyo único fin y meta es volver a verte la cara para partírtela en mil pedazos, o en dos mil si es posible.
Se notó ante ... Argentina, que salió a trescientos por cien, y se notó ante Portugal, que hizo lo mismo. Allí estaba Messi y aquí Cristiano, que se tomó el partido como tarjeta de visita a los barcelonistas. Cometió un error Busquets, que fue atizarle a las primeras de cambio, y despertó a la bestia, que no sólo se la devolvió de mala manera, sino que se encendió.
El «bicho», cabreado, es mal cliente. Así que buscó el balón con ganas de todo lo que se le ponía por delante, dejando tierra quemada tras su paso. Con Nani por un lado y Cristiano por el otro lado, España pasó muchos apuros cuando no dispuso del balón. Y no se apoderó de él hasta pasado el primer cuarto de hora.
Incluso luego, cuando dominó más el centro del campo y tuvo alguna que otra ocasión (un cabezazo desviado de Silva), Portugal amenazó con sus individualidades. Cristiano, enchufado en baterías de mil watios, se la hizo a Piqué para hacerle una vaselina a Casillas . Era gol pero apareció Nani, ansioso , manchando la obra de arte con un brochazo grosero. No era fuera de juego pero su torpeza, imperdonable, merecía la anulación del tanto.
Pero España estaba incómoda. Portugal presionó muy bien a la medular y defensa española, con mucho derroche físico y un encomiable orden y disciplina. Fue lo que hizo perder un balón a Busquets y Cristiano, con campo por delante, le hizo un regate imposible para intentar fusilar a Casillas. No hubo tal. El santo sacó el disparo, pero el rechace lo aprovechó Martins para poner a Portugal donde se merecía: un poco más arriba de una España incapaz de atravesar con solvencia el muro impuesto en el medio campo por Paulo Bento.
España lo intentó en el meridiano de ese primer tiempo, pero en su circulación de balón faltó algo de profundidad, demasiado atrás Xavi y algo espeso Xabi Alonso, agobiado por la presión de los centrocampistas portugueses. Una demostración guía de lo que puede hacer el Madrid en el Camp Nou en pocos días.
De mal en peor
España había estado demasiado estática, algo lenta y con una velocidad menor que su rival. Apagado Xavi y fallones Xabi Alonso y Busquets, desconectaron todos los circuitos del equipo. Del Bosque hizo cambios y salió fatal. Marchena bajó andando en el segundo tanto portugués, que pilló a toda la defensa adelantada y Ramos se perdió arriba mientras las contras lusas amenazaban con trocar la derrota en humillación. A la contra, aquello pintaba peor que mal, con agujeros por todos lados.
Con Ramos perdido en no se sabe qué tareas y la defensa blandita, Postigo marcó el 3-0 y España empezó a pedir la hora para que no le pintaran la cara, aún más, de lo que se la estaban pintando. No lo consiguió. Hugo Almeida completó la goleada.
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