El drama del Chelsea no tiene fin

Al Chelsea le falta mucho kilometraje para poder hacerse llamar equipo. Los más de 300 millones de euros gastados por los londinenses en el mercado invernal han convertido a la plantilla 'blue' en un grupo de desconocidos, sin química e individualistas, y encima acelerados. Les costaba a los visitantes trazar un plan en el imponente Signal Iduna Park de Dortmund, sometidos los británicos desde el comienzo a la frialdad teutona, taimados los locales, con la seguridad de que el Chelsea acabaría cometiendo un error de bulto.

Pese a todo, lo ingleses comenzaron a compactarse gracias a los balones parados y a las transiciones rápidas. Se plantaban en las inmediaciones de la portería defendida por Kobel con una cantidad de pases mínima y las primeras ocasiones claras comenzaron a caer de su bando. Tal era la necesidad de sacar un buen resultado de Alemania que incluso Thiago Silva, capitán del Chelsea, vio una amarilla tras agujerear la red, con un tiro con la mano, eso sí.

Pareció que el empuje del Chelsea le gustó al Dortmund, que comenzó a imitar a sus rivales con rápidas y eléctricas circulaciones, un toma y daca de manual en el que Joao Félix, llegando de segunda línea, pudo hacer el primer gol de la noche, pero el portugués mandó el esférico por encima del larguero. Tan solo unos minutos después, el luso, otra vez él y tras un cambio de ritmo espectacular dentro del área, disparó al larguero para encender el optimismo en el corazón de los británicos. Un partido trepidante al que solo el descanso supo ponerle algo de pausa.

El Chelsea, con Enzo Fernández al timón y con Joao con los arpones preparados, mostró mucho más ímpetu tras la reanudación de cara a llevarse un resultado positivo de Alemania. Reece James, portentoso lateral derecho, estuvo a punto de plasmar la superioridad visitante tras un disparo de falta directa bien atajado por Kobel. La situación comenzaba a ser comprometida para el Dortmund.

Y entonces, el Chelsea descuidó la retaguardia. Tras una batería de ocasiones y con los ingleses totalmente volcados en ataque, a la salida de un córner, el joven Adeyemi, delantero de 21 años, inició un solitario contraataque, superó a Fernández, último hombre, y finiquitó su obra maestra con un recorte brutal a Kepa para luego hacer el 1-0 a puerta vacía. El Chelsea había sido mejor, el Dortmund ganaba. Cosas del fútbol.

Tras el jarro de agua fría, el Chelsea se tiró a la desesperada hacia el arco rival. Koulibaly estuvo a punto de hacer el empate tras un rechazo con un potente disparo pero Emre Can, que estaba cuajando un gran partido, redondeó su noche al sacar el balón en la misma línea de gol. La ansiedad inundaba la cabeza del Chelsea y pese a que siguió martilleando, no encontró fisura y su versión en Londres deberá ser muy superior si quiere pasar a los cuartos de final.