Esto mismo, como ya ocurriera cuando Serbia mandara a los lusos a la repesca del Mundial, sucedió el martes ante la selección española. Tras el gol de Morata que enviaba a España a la fase final y el posterior pitido final en Braga, Cristiano se quitó el brazalete y lo tiró al verde con rostro de circunstancia.
Asimismo, los medios de comunicación de su país han criticado duramente el partido del mejor jugador de su historia. Se habla de su ya escasa velocidad y de su poca participación en el juego del equipo; mientras que, como tónica general, la prensa portuguesa cuestiona a Fernando Santos la no sustitución del delantero en la segunda mitad del encuentro.
Al fin y al cabo, el partido contra España responde inevitablemente a la realidad de la temporada de Ronaldo en Mánchester. Así, a pesar de que en el curso pasado fue el hombre más destacado de un United que no entró en Champions (anotó 24 goles en 39 partidos), en los ocho partidos que ha disputado en este inicio de campaña solo ha visto puerta en una ocasión.
Además, después de un verano donde buscó una salida desesperada de Old Trafford que finalmente no sucedió, su relación con Ten Hag no es óptima. El portugués prácticamente no hizo pretemporada y, por ende, solo ha sido titular en una ocasión en Premier League; en Brentford, donde su equipo cayó por cuatro goles a cero.
De todas formas, mientras en Portugal debaten sobre el papel que tendrá en el inminente Mundial de noviembre, Cristiano ya ha confirmado que quiere jugar la Eurocopa de 2024. Tendrá 39 años.
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