Imagen de archivo de una asamblea extraordinaria de la Federación RFEF | vídeo: ep

Solo unas horas después de que Luis Rubiales anunciara su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (también como vicepresidente de la UEFA), el ente federativo informaba a través de un comunicado del inicio del procedimiento que aparece recogido en ... el artículo 31.8 de sus estatutos. «Si el presidente cesara por causa distinta a la conclusión de su mandato, la junta directiva se constituirá en comisión gestora y convocará elecciones para proveer al cargo; el que resulte elegido ocupará el cargo por tiempo igual al que restase por cumplir al sustituido», se lee en el citado artículo. Hay que recordar que la Ley obliga a convocar comicios a las federaciones clasificadas a los Juegos en el mismo año olímpico, por lo que Pedro Rocha, presidente en funciones, tiene ahora por tanto dos vías por las que optar. La primera es convocar una junta directiva para poner ya fecha a las elecciones y que el ganador se mantenga en la presidencia hasta septiembre de 2024. La segunda es aguantar con la gestora hasta enero de ese año y convocar entonces los comicios, una opción que gusta más en el Consejo Superior de Deportes.

Paralelamente a la activación del procedimiento que lleva a la convocatoria de elecciones a la presidencia, la actual junta directiva pasa a convertirse en junta gestora, aunque la aplicación del artículo 31.8 de los estatutos no implica que esté obligada a convocar también elecciones a la asamblea, el órgano en el que el fútbol español elige tradicionalmente a su presidente.

La junta directiva de la Federación, formada por el vicepresidente adjunto a la presidencia (Pedro Rocha, actual presidente en funciones); su secretario general, Andreu Camps; el tesorero de la RFEF, Eduardo Bandrés; y por los 38 vocales, se reduce a un máximo de 13 miembros (12 más el presidente) al convertirse en gestora, que deberá convocar elecciones para elegir el sustituto en la presidencia de la RFEF aunque no tiene marcado un plazo concreto de tiempo. Toda hace pensar que Rocha, en su condición de vicepresidente primero, pasará a convertirse en presidente de esta gestora y, por tanto, también en funciones de la Federación. Cabe recordar que Rubiales destituyó a todos los vicepresidentes para dejar como único en el cargo a Rocha, lo que allana su camino hacia a la presidencia.

Oposición interna

El extremeño, sin embargo, puede contar con oposición interna. Presidentes de algunas federaciones territoriales se estarían postulando para el cargo y habrían mostrado su intención de optar a la presidencia hasta que se celebren las elecciones de 2024. Uno de los nombres que suena con más fuerza es el de Salvador Gomar, máximo dirigente de la territorial valenciana.

En caso de haber más de un candidato, la actual asamblea sería la que elegiría al presidente que guiará la RFEF hasta 2024, cuando, por ley, deberán convocarse elecciones. Aunque se celebraran elecciones en los próximos meses, deberán repetirse el año que viene coincidiendo con los Juegos Olímpicos.

Pese a que al Gobierno le gustaría que los comicios se celebrarán a principios de año, ya con una nueva asamblea de la RFEF, los plazos electorales vienen marcados por los estatutos de la propia Federación y la orden ministerial que regula las elecciones a las federaciones deportivas. La clasificación del fútbol masculino para los Juegos de París lleva al segundo semestre de 2024 el proceso constitutivo de la nueva asamblea de la RFEF, en la que se elegirá presidente hasta 2028. Solo en el caso de que recibiera una petición de la Federación, el Consejo Superior de Deportes podría autorizar el adelanto de elecciones al primer semestre del año.

Lo único seguro es que en 2024 habrá elecciones a la Federación, aunque la incógnita es saber si serán antes o después de los Juegos, que se celebrarán en el mes de agosto en la capital francesa.

En la Federación, que aspira a organizar el Mundial de 2030 junto a Portugal y Marruecos, confían en que la marcha de Rubiales sirva de mensaje a FIFA, que, sobre el mes de febrero, deberá empezar a evaluar y validar las candidaturas que competirán finalmente por la organización de esa Copa del Mundo. En septiembre, cuando se elegirá definitivamente la sede, la Federación Española debe contar con un presidente elegido y que cuente con un respaldo evidente.

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