Fútbol
El Bayern, un búnker impenetrable que se cae como un castillo de naipes
La plantilla bávara se divide tras el inesperado despido de Nagelsmann e incluso algunos de los capitanes se han enfrentado abiertamente a la directiva
Tuchel, nuevo entrenador, tiene apenas unas semanas para reconstruir al equipo antes de enfrentarse al Manchester City en los cuartos de Champions
Un topo, roces con Kahn y una Champions impecable: el extraño despido de Nagelsmann del Bayern
P. L.
El Bayern de Múnich, desde el prisma futbolístico europeo, tiene fama de impoluto y prudente a la hora de tomar decisiones peliagudas, sin montar escándalos, de barrer rápido el estropicio y pasar página con una facilidad pasmosa, muy a la alemana. Es por eso que ... sorprenden los convulsos días que vive la institución bávara después de que la directiva decidiese despedir de manera fulminante a Julian Nagelsmann en el ecuador de la temporada y a poco más de dos semanas de medirse al Manchester City en los cuartos de final de la Champions League. Una situación que ha provocado una auténtica guerra civil dentro del vestuario y un escenario convulso que parece ir para largo.
Fue Joshua Kimmich, capitán y centrocampista estrella de los bávaros, el primero en alzar la voz cuando fue preguntado por los medios alemanes si Nagelsmann había perdido la confianza de sus jugadores. «Rotundamente no. Ocurrió porque perdimos varios partidos y porque no tuvimos un éxito suficiente. Seguimos vivos en todas las competiciones. Sin embargo se ha visto que no hemos rendido adecuadamente», aseguró el internacional teutón.
Palabras que corroboró e incluso amplificó otro de los veteranos del equipo, Leon Goretzka, quien aseguró que con Nagelsmann tenía una gran relación, aunque no dijo lo mismo de algunos de sus compañeros: «No sé si pudo ser el caso con otros jugadores, pero está claro que cuando alguien así deja de estar de hoy a mañana, es un shock para todos».
De hecho, el medio BILD ha hecho pública la lista de jugadores que, en teoría, habrían presionado al club para el despido de Nagelsmann. En primer lugar, los porteros Manuel Neuer y Sven Ulreich no habrían estado muy contentos con la decisión del técnico de despedir al entrenador de porteros Toni Tapalovic, toda una institución en Baviera. Además Gnabry, Musiala, Sané, Mané o incluso Cancelo, que llegó como cedido en el mercado de invierno, sería los integrantes de esta lista.
La guerra se recrudeció cuando Hasan Salihamidzic, máximo responsable deportivo del equipo junto a la leyenda Oliver Kahn, regañó a sus jugadores y aseguró que el rendimiento del equipo era inadecuado pese a la plantilla que tenía a su disposición Nagelsmann: «Ellos (Kimmich y Goretzka) lo entenderían» dijo el bosnio.
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Por lo tanto, el despido del técnico nacido en Múnich hace 35 años se entiende como un boquete total en los tres pilares fundamentales de cualquier proyecto deportivo: malos resultados, problemas con cierta parte de la plantilla y pérdida de la confianza de la directiva.
Naggelsmann, además, ya arrastraba algunos fantasmas de su primera temporada al cargo del Bayern. Ganó la décima Bundesliga consecutiva pero tuvo dos tropiezos sonoros: eliminados de la Copa por el Borussia Mönchengladbach tras una goleada de escándalo (5-0) y apeados de la Champions en la misma ronda por el Villarreal, un duro golpe para un equipo acostumbrado a ser un rodillo incluso contra los mejores conjuntos del continente.
La hora de Tuchel
En medio del incendio, aparece Thomas Tuchel, un hombre especializado en revertir situaciones catastróficas, como ya hizo con el Chelsea hace dos temporadas, cuando cogió al equipo a mitad de temporada y lo acabó proclamando campeón de la Champions League.
«Me sorprendió la llamada del Bayern», reconoció el alemán, además de señalar que la situación, efectivamente, es tensa: «Entiendo que no todos los jugadores estén contentos de que se vaya el entrenador a estas alturas de la temporada. Intentaré ilusionarles de nuevo a través del balón», dijo en su presentación. Su estreno será el próximo 1 de abril ante el Borussia Dortmund, su exequipo y actual líder de la Bundesliga (un punto por encima del Bayern). Un buen baremo para ver cómo están los ánimos por Múnich, el equipo que parecía un búnker y que se ha convertido en un castillo de naipes.
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