Fútbol

Arranca la era De la Fuente

El riojano se estrena ante Noruega en el inicio del camino hacia la Euro 2024

España se llena de goles

De la Fuente, durante un entrenamiento de la selección española efe

No hace ni un año de la última visita de la selección española a Málaga (junio de 2022, victoria ante la República Checa por 2-0), pero la capital de la Costa del Sol recibió al equipo nacional con la emoción de las ... primeras veces. También con un tiempo fabuloso acorde con el despertar primaveral.

Vuelve España, sí, pero no es la misma que la última vez. Por el medio ha habido un Mundial fallido y un proceso de catarsis que le han cambiado la cara por completo, empezando por el entrenador. Ya no está Luis Enrique, y el estreno de Luis de la Fuente en el banquillo acapara el interés del partido ante Noruega, inicio a su vez del camino que ha de llevar a la selección a la Eurocopa 2024. Una senda fácil, que nadie se engañe, pues junto a los nórdicos España tiene como rivales a Escocia, Georgia y Chipre. Los dos primeros se clasifican para la fase final. No parece un camino de espinas.

El riojano, que en realidad ya debutó de forma interina en aquel amistoso ante Lituania previo a la Euro 2020, asume ahora el puesto con todas las de la ley y con un único miedo: no convertirse en el primer seleccionador en comenzar con derrota desde que lo hiciera Luis Suárez en 1988. De los siguientes, Vicente Miera, Javier Clemente, José Antonio Camacho, Luis Aragonés, Vicente del Bosque, Julen Lopetegui, Luis Enrique y Robert Moreno iniciaron su trayectoria con un triunfo; e Iñaki Sáez y Fernando Hierro, con empate.

De la Fuente, hombre afable, cercano y poco amigo de polémicas, se topó con una de calibre mundial a pocos días de entregar su primera lista. Quiso tener un gesto con Sergio Ramos y el andaluz le devolvió una bofetada. Como el de Camas es quien es, al técnico riojano le tocó explicar con pelos y señales su versión, el motivo por el que renunciaba al histórico central al margen de lo que dictara su estado de forma. No salió muy bien parado. Se le notaba incómodo afrontando ese tipo de asuntos. Tendrá que acostumbrarse. Lección aprendida. Ayer, expuesto de nuevo ante los medios, capeó con aparente soltura todos los temporales, en su tono habitual.

La plantilla que ha conformado, con un aroma más del gusto de los aficionados, no oculta su toque personalísimo. Le cuesta ver a su equipo sin gente como Ceballos, Fabián u Oyarzabal. Pero se ha abierto a todos los registros y no resulta fácil adivinar por dónde irán los tiros en su primer once, y más teniendo en cuenta que en pocos días habrá otra prueba de fuego en Glasgow. Él tampoco soltó prenda.

Sí se empieza a adivinar, en los pocos entrenamientos que ha tenido con sus chicos, que España aspira a ser un equipo más homogéneo y vertical de lo que lo fue en la anterior etapa. Y, sobre todo, con más registros. El 4-3-3 ya no será un dogma de fe, ni siquiera el primer sistema a utilizar. La cabezonería ya no tiene lugar en esta España que quiere pasar página cuanto antes. Si hay atasco, se buscarán alternativas. No se insistirá sobre lo mismo una y otra vez. «No soy rehén de ningún sistema. Lo que me preocupa es sacar lo mejor de los futbolistas. Estoy seguro de tener un plan A y un plan B. Tengo una relación de futbolistas fantástica que sabrán solucionar los problemas que se puedan plantear», dijo en su comparecencia.

Nuevo capitán

Por cambiar en esta nueva etapa, cambia hasta el brazalete, que estrenará Morata. Al delantero, único punta en Qatar, le ha salido ahora una competencia feroz con la llegada de Aspas, Joselu y Borja Iglesias: «Hay mucha competencia y muchas soluciones. Me llevo muy bien con ellos. Estamos los que estamos, y todos contentos». De la Fuente, por cierto, también pone su bandera en el tema de la capitanía. Respeta la jerarquía impuesta hasta ahora, que dice que el brazalete lo portan aquellos con más internacionalidades (Morata, Carvajal, Rodri), pero suma un cuarto capitán propuesto por él: Mikel Oyarzabal. Y explica sus razones: «No rompemos nada. Sigue siendo el mismo protocolo. Pero me ha gustado siempre tener un jugador que sé que será un buen capitán. Lo han aceptado con naturalidad. No ha habido que imponer nada. El liderazgo se gana, no se regala. Mikel tiene ese perfil y se ve enseguida».

Enfrente, una Noruega sin Haaland, casi el único argumento que la podía convertir en temible. Sin el ogro del City, España respira, por más que de puertas hacia afuera se asegure que le querían confrontar. A los nórdicos les queda Odegaard, pero no es lo mismo.

En el otro extremo del planeta, Luis Enrique lo verá, o no, desde Sudáfrica, donde apura su participación en una carrera extrema de bicicleta de montaña. La tralla de pedalear sobre rocas y barro le habrá parecido poco con lo que vivió en el banquillo de la selección.

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