FÚTBOL INTERNACIONAL
Estadios que «venden» su nombre
St James Park es el último recinto deportivo que cede ante las promesas de una operación económica que sirve a muchos equipos para cuadrar el balance
v. pérez
La historia maldita de los Boston Red Sox, uno de los equipos de béisbol más conocidos en Estados Unidos, esconde un pequeño incidente que cambió para siempre la historia del deporte.
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A principios del siglo pasado el dueño de los Red Sox, John ... I. Taylor, decidió construir un nuevo estadio para el equipo en Boston. Se levantaría en el barrio de Fenway , en unos terrenos pertenecientes a su familia, que también poseía la Fenway Realty Company. Así, para intentar promocionar la empresa familiar, se acordó que el nuevo estadio sería bautizado como «Fenway Park». Luego llegarían los chicles de Willian Wrigley , cuyo apellido preside el estadio de los Chicago Cubs . Así se forjaron los inicios de una fórmula de patrocinio que sirve ahora para que muchos equipos consigan cuadrar sus cuentas.
El COI y la FIFA evitan referirse a los estadios con sun nombre «comercial»
Por tradición, en Europa los estadios suelen homenajear a un ex jugador o ex presidente del equipo que posee el estadio. El cambio de un personaje histórico a una multinacional suele encontrar el rechazo frontal de la afición . La resignación solo encuentra consuelo en dos grandes citas deportivas, los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol, que prohíben expresamente que durante sus campeonatos los estadios sean nombrados en la prensa por su nombre «comercial».
El adiós a St James Park
El fútbol tardó en venderse, pero con la entrada de nuevos dueños a los clubes las letras comenzaron a bailar. El poder del dinero. Los acuerdos pueden llegar a ascender hasta los los 400 millones de dólares que se han pagado por el Citi Field y el Barclays Center, ambos en Nueva York. Así el nuevo estadio del Arsenal pasó a ser el «Emirates Stadium» y el Bayern dejó el Olímpico por el «Allianz Arena».
El Mallorca fue uno de los pioneros en España al vender el nombre del estadio de Son Moix , que pasó a publicitar primero Ono y ahora Iberostar. Más traumático parece el cambio del estadio del Newcastle, llamado durante 119 años St James Park y que ahora pasará a conocerse como Sports Direct Arena por decisión del dueño del equipo, sin que vayan a aumentar los ingresos del club.
El retorno que reciben las empresas es casi imposible de determinar
La idea es que una gran empresa llame a la puerta del Newcastle para poner su nombre al estadio. Difícil para un club que, a pesar de su buen momento en la Premier, tiene demasiado reciente su último descenso . La operación, además es muy complicada para la otra parte. Las grandes empresas valoran positivamente los impactos que recibirá su nombre y si el recinto se utilizará para más eventos que los deportivos. Sin embargo, el retorno de estos «bautizos» es casi imposible de cuantificar en dinero. Más si la afición se resiste a abandonar un nombre que le ha acompañado durante décadas.
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