El reinado del número uno

Cuando Messi empezó a carburar, Pedro funcionó. Se convirtió en el segundo hombre clave de la final. Y Villa puso la nata con el golazo del 3-1. Los tres delanteros aniquilaron al equipo de Ferguson.

El gaucho jugó entre líneas. Penetró desde atrás. Destrozó el esquema de los rojos. Y el canario se erigió en su mejor apoyo. La velocidad de los dos estiletes ahogó al Manchester. Pedro firmó el 1-0 , en un tiro que engañó a Van der Sar. Entró por el primer palo, cuando el guardameta esperaba el trallazo cruzado. El 2-1 de Messi dejó helado al portero holandés por la rapidez de ejecución. Los dos hombres más rápidos del partido sellaron la final.

El argentino cambió el rumbo del encuentro en cuanto bajó a coger el balón y se puso a quebrar las tupidas líneas destructivas del rival. Dio un pase de gol a Villa , cuyo disparo fue detenido con problemas por Van der Sar. El asturiano le devolvió otro pase de la muerte, que el argentino no cazó por centímetros. En la tierra que inventó el fútbol, el juego cambió cuando el mejor futbolista cogió la herramienta de trabajo, esa que él trabaja con arte, para dirigir a un Barcelona que en los primeros quince minutos no pudo superar la presión inglesa. A medida que el suramericano tuvo la pelota, el duelo se transformó. Le hizo un túnel a Giggs que el veterano líder del Manchester nunca olvidará. El pibito se hizo el dueño del balón. Y explotó a Pedrito.

El tinerfeño es el espejo del estilo de Guardiola. Pep le acogió en el Barcelona de Tercera en la temporada 07-08. Y sus carreras ascendieron conjuntamente hacia el estrellato mundial. Debutó con el primer equipo el 12 de enero de 2008 , en un Barcelona-Murcia. En julio entró a pertenecer definitivamente al primer plantel, de la mano del joven técnico, que recibió el mando supremo del Camp Nou. No le decepcionó. Pedrito Rodríguez Ledesma (Santa Cruz, 28-7-87) pasó llamarse Pedro por orden de su inmediato superior. Hoy es Don Pedro.

En Wembley fue decisivo . Como sucedió en la final del Mundialito 2009, cuando anotó el 1-1 ante el Estudiantes y forzó la prórroga triunfal. El canario marcó de cabeza, superando en el salto a Perellano, que le sacaba catorce centímetros de altura. Como fue decisivo en la Supercopa de Europa 2009, cuando rubricó el tanto frente al Shakhtar ucraniano. Como fue decisivo en el Mundial , cuando Del Bosque le sacó en las semifinales y volvió locos a los alemanes. Y en la final, con esa facilidad de desmarque que echó atrás a los holandeses. Anoche, Pedro se subió a los lomos de Messi en la conquista de la cuarta Copa de Europa azulgrana. Es el décimo título de Guardiola al cabo de tres años al más alto nivel.

Los tres, Messi, Pedro y Villa, definen el estilo de Pep. Leo es el «amor al fútbol» , como decía el cartel que el club mostró al mundo. Pedro es el triunfo de la clase, trabajada desde la cantera. David es la obsesión del gol.