Juanma Lillo, los ojos que ven más allá de Guardiola

Guardiola se quedó sin su ayudante en el City cuando Arteta aceptó la llamada del banquillo del Arsenal en 2019. El puesto tardó en cubrise porque estaba reservado a un viejo conocido. Y es que la conexión entre Guardiola y Lillo se remonta a los noventa, tal y como contó el vasco a la revista ‘ El Gráfico’ . Fue en 1996 cuando el Barcelona, con Guardiola de jugador, visitó el campo del Oviedo, con Lillo de entrenador. Al término del partido, el azulgrana se interesó en hablar con el técnico para felicitarle por el juego de su equipo, elogiando su sistema y sus intenciones, y emplazándose a mantener el contacto más adelante. Aquel día, por cierto, el Oviedo perdió 2-4.

Más tarde, en 2005, Lillo tomó las riendas del Dorados de Sinaloa por consejo de Jorge Valdano a la directiva del club mexicano. Era su primera experiencia fuera de España. Meses después llegaría Guardiola, motivado por jugar a sus órdenes, como confesaría luego. El ‘Loco’ Abreu compartió vestuarios con ellos y reveló cómo era el día a día en los entrenamientos: «Pep terminaba y se iba al vestuario del entrenador, agarraba el cuaderno y se sentaba. Y le decía: ‘Bueno, Juanma, hoy entrenamos en espacios reducidos tres contra tres con un comodín. ¿Para qué?’». El aprendiz en aquellas lecciones se acabaría convirtiendo en uno de los entrenadores más exitosos de la historia del fútbol. «¿Un mentor? ¿Una inspiración? Eso lo aceptaría», dice Guardiola al respecto.

La última vez que se enfrentaron fue en 2010, cuando el Barça le endosó al Almería un 0-8 que desencadenó la destitución de Lillo instantes después del partido. Aun así, se despidieron de manera efusiva con el pitido final, lo que por cierto, indignó a parte de la afición almeriense. Tras varias experiencias exóticas por el mundo, en Inglaterra, lejos de la Tolosa que le vio nacer y la Salamanca donde se hizo un nombre, Lillo se ha reencontrado con Guardiola, esta vez para ejercer de ayudante principal. Una labor que, a juzgar por los resultados, está dando sus frutos, ya que el City va camino de firmar la mejor temporada de su historia.

Su incorporación al cuerpo técnico obedece también a la obsesión de Guardiola por mejorar a su equipo y pulir cada último detalle del mismo. Así que, tras no ganar ni la liga ni la Champions la temporada pasada, pensó en una figura que viera el fútbol parecido a él y pudiera perfeccionar algunas facetas del juego. «Juanma nos ha ayudado mucho, sobre todo en aspectos defensivos. Sin su influencia sería imposible estar donde estamos ahora», reconoció hace poco.

Durante los partidos del City, es común verles en el banquillo compartiendo impresiones sobre el trascurrir del juego de manera apasionada. «Ve cosas que no soy capaz de ver, tiene una sensibilidad especial para ver el juego. Y sobre todo, me hace ver la situación real del equipo en los malos momentos», comenta Guardiola. Ahora, 25 años después de aquella primera conversación en los vestuarios del antiguo estadio Carlos Tartiere, ambos están a noventa minutos de proclamarse campeones de Europa.