LIGA BBVA
Plácido paseo ante la nada
Otra goleada de un buen Madrid ante el Málaga más flojo
Pellegrini es un señor y un caballero pero su equipo es muy flojito. El ingeniero se fue a saludar a Mourinho (en vez al revés como mandan los cánones) y luego su equipo se dedicó a saludar las arremetidas de los blancos con ... bonitos sombrerazos y delicadezas varias a las internadas madridistas. [Narración y estadísticas]
El Málaga está para pocas cosas, en zonas más que peligrosas, asomado a las fauces mismas del infierno, aguantó lo que pudo, que fue muy poco. Apenas una presión de un cuarto de hora para mantener, malamente al Madrid, y fin de la historia. Enchufados Di María y Ozil, la excursión del Málaga tenía pocas posibilidades de llegar a buen puerto. Se adivinaba un pase, dos. Cuando estos dos están finos los rivales pasan un calvario porque lo ven todo: rendijas en juntas de ladrillos, llaves secretas, huecos en cuerpos opacos, y no hay coraza que pueda frenarles.
En el 27 encontraron a Benzema y el escorzo (muy meritorio, a los Cruyff y a lo Torres del francés) desencuadernó por completo a los andaluces, que se desmayaron cual dama victoriana al ver un osado desnudo de afamados caballeros.
Y aunque fuera difícil de creer ahí se acabó el partido. Ozil cogía un balón y en su quinta velocidad pasaba rivales con el balón cosido a su excelsa zurda como si los demás fuesen niños, incapaces siquiera de adivinar su siguiente movimiento. Un alud cayó sobre los malacitanos, y sin que apenas el Madrid pisase un poco más el acelerador, solo por la inercia que había adquirido el partido.
Cuando un equipo como el Málaga se encuentra en la posición en la que se encuentra, cualquier revés es una frontera infranqueable, una montaña inalcanzable. Fue recibir el tanto y desapareció del tapete verde. El cansancio les alcanzó y les golpeó con más crudeza que el propio Madrid. En nueve minutos Di María había solventado el partido y en otros nueve más había machacado el frágil cráneo de los andaluces, que ni fueron ni se les esperó más.
Brutal goleada
Pellegrini, el buen hombre, sufría en el banquillo, mínimamente esperanzado en alguna aislada y solitaria arrancada de Quincy, poca cosa ante la ruina que tenía atrás, una ruina que tiraba uno a uno los tristes tabiques de la casa.
El choque se quedó para nada, porque apenas hubo cosas trascendentes. Los blancos buscaban como posesos a Cristiano porque ya se sabe que si está partido y medio sin marcar se pone de los nervios, muerdes las esquinas y le entra una angustia que no hay quien le aguante. Estando Ozil en racha era imposible que Cristiano Ronaldo no marcara porque le busca y le encuentra. Ya tuvo el portugués más de una y de dos para marcar y a la tercera la clavó en la red ante un Málaga con los brazos más que caídos.
Luego nada, una demolición total en la que único que interesaba era ver cuantos goles iba meter Benzema, o una oportunidad para que el fiero Cristiano intentase alcanzar a su eterno rival, esa Pulga que se escapa y se escapa y no hay quien la pille. Así que al Málaga le cayó la del pulpo. Iban cinco abajo y no era siquiera capaz de salir del área. El Madrid siguió pegando puñetazos con mazos de hierro cuando enfrente ya no había nada de nada, solo el aire pues su rival había caído hace ya tiempo...
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