Suiza, a la final contra España

Tuvo que ser un destello de talento individual el que decidió un partido plomizo en el que Suiza puso más juego y más intención , mientras que la República Checa se dedicó a esperar su oportunidad en un encuentro escaso de fútbol y más aún de ocasiones.

Suiza, el único equipo que hizo pleno de puntos en la fase de grupos y que no encajó ni un solo gol, salió con más ímpetu al comienzo, pero poco a poco la República Checa fue imponiendo su juego más físico y equilibró el partido.

Los dos equipos se repartieron la posesión del balón en los primeros 45 minutos , marcados por la igualdad y por la ausencia de oportunidades, en buena medida por el excesivo respeto que se tuvieron.

Shaquiri, la gran estrella suiza, sólo pudo demostrar su calidad en destellos aislados, bien marcado por el equipo checo, cuyo técnico, Jakub Dovalil, optó por introducir varios cambios de salida.

El más llamativo fue el de Pekhart, máximo goleador de la fase previa, que pagó con la suplencia su discreto torneo. Ni siquiera el gol que culminó la remontada contra Inglaterra en el último partido le sirvió para salir en el once inicial.

Suiza acentuó su dominio en la segunda parte , pero eso no se tradujo en más ocasiones. La República Checa exhibió su poderío físico para tapar todos los espacios o cortar el juego con faltas.

Hubo que esperar al minuto 88 para ver la primera ocasión clara del partido: un tiro de Shaqiri desde fuera del área que se estrelló en el palo de Vaclik.

La tónica se mantuvo en la prórroga, con Suiza atacando con más intención que fortuna, siempre con Shaqiri como conductor, y los checos esperando una ocasión. Un cabezazo de Chramosta dentro del área que tocó en la mano de un defensor rival pudo haber sido penalti, pero el árbitro interpretó que era involuntaria.

Cuando el partido parecía abocado a los lanzamientos desde los once metros, apareció Mehmedi para premiar la insistencia de su equipo y castigar el conservadurismo del rival. A Suiza le espera ahora España. A la República Checa, el partido por el tercer puesto, con una plaza olímpica en juego, frente a Bielorrusia.