El Madrid se luce en un partido frente a la nada

Claro, con esa actitud al minuto 5 ya le había caído uno. Una combinación Benzema-Higuaín acabó con un tiro inesperado del Pipita que sorprendió al portero realista. El gol fue una consecuencia natural del choque, que fue una autopista de ida sin vuelta hacia el portal donostiarra. Los norteños ni salieron ni apenas lo intentaron. Una actitud pasiva, resignada y mortecina que daba vía a la exhibición madridista, que no encontró resistencia alguna. [Estadísticas]

Una tras otra se sucedieron las ocasiones, muchas precedidas de filigranas innecesarias, pero siempre con un peligro evidente porque la defensa de cinco era un coladero total desde el mismo momento que se juntaba con los cuatro de arriba y dejaban libres a los pasadores blancos. Una escabechina en toda la regla. En esas condiciones los creadores son letales. Ozil se habría inflado pero ante su ausencia el que vio frentes despejados fue Kaká , quien asistió a CR para el segundo. Sí lo celebró el portugués, todo lo contrario que en el primer gol del Pipita, donde solo le faltó echarse a llorar. Ni brazos en alto, ni alegría ni felicitación, como si se sintiese molesto porque no lo había marcado uno de su grupito. Un feo gesto. [Las mejores imágenes del partido]

El partido, decidido desde antes de empezar, se rompió enseguida. Benzema encontró la espalda de la zaga con facilidad y logró el tercero. Un rebote en Sergio Ramos propició el gol donostiarra, pero nadie se movió ni torció el gesto en el Bernabéu pues aquello sonaba a pan comido y más que digerido. Un mero trámite.

La segunda parte fue más de lo mismo, ruina realista y facilidad en todo por parte de los blancos , que se dieron un festín. Nadie presionó en los donostiarras, sin salida, sin garra y dejando a los pasadores madridistas que levantaran la cabeza, pensaran y decidieran la mejor opción.

El Madrid apenas tuvo que apretar más de lo debido , ni mordió la bala ni apretó los dientes. No le hizo falta. Solo con el ir y venir de los tres de arriba entrando y saliendo, buscando las espaldas y moviéndose de primeras hicieron una masacre entre las filas del francés. Y hablando de franceses: gran partido de Benzema, que se mostró activo, abriendo líneas, asociándose y buscando con rapidez y habilidad los huecos blandos de los donostiarras, que fueron multitud.

El final del partido fueron minutos de la basura , como todo el encuentro en sí, que tuvo un sello de compromiso ineludible, de solteros contra casados y de reivindicación del Madrid por lo sucedido en Villarreal, algo que se vio venir al minuto siguiente de acabarse el partido de Castellón.

Si a los realistas no les cayó una goleada de escándalo fue porque los madridistas se aburrieron de tantas facilidades , de jugar andando, de robar sin presionar, solo porque los rivales la perdían asustados, sin siquiera intentar mirar a la cara de Casillas , el mejor portero del mundo...