Arsenal-Bayern
El Arsenal es una verbena
El Bayern Múnich también golea en el Emirates y cierra la eliminatoria con un 10-2
Crónica
El Arsenal siempre parece quedarse a mitad del camino. Ni fiero competidor ni gélido adversario. Es la mitad de todo, una suerte de ecuador equidistante. No engancha a sus aficionados, no llega a las fases definitivas, no da ese salto que se espera de un ... equipo con pedigrí y posibles. Tenía ante el Bayern una empresa medio imposible, remontar un 5-1. Pero no se vio en el Emirates un pañuelo pirata, un arrebato de furor , una señal que indicase que allí podía ocurrir algo sobresaliente. En su estadio tampoco fue capaz de ganar a un enemigo de enjundia. El Bayern Múnich le pasó por encima.
A Wenger le prepararon una manifestación algunos seguidores del club antes del partido, se supone que cansados de ver siempre la misma cara en el banquillo y el mismo vacío en las vitrinas. La aparente serenidad del entrenador francés no conecta con la exigencia de una noche de frenesí y ardor guerrero.
No fue el Arsenal este tipo de equipo. Tampoco dio la impresión de creer en la posibilidad de escalar una montaña tan empinada como el Bayern de Múnich , que salió al Emirates concentrado pero no excitado. Jugar a ritmo pausado le valía.
Solo cometió un error el conjunto germano. Equivocación por soberbia. Neuer quiso despejar el zapatazo de Walcott como quien agarra un frasco de la alacena. Los puños al aire ante un trallazo elevado y cercano, en vez de poner la palma de la mano para despejar el balón. El gol no cambió la panorámica del encuentro, ya que el Arsenal no se cargó de razones para creer. Siguió rellenando el formulario de la noche.
Si había alguna opción de llegar a pensar en algo grande, la anuló Koscielny apenas comenzó la segunda parte. Hizo penalti a Lewandowski y fue expulsado por dos amarillas. El Arsenal se derritió con el gol del polaco y su propia fragilidad como grupo.
Al Bayern de Múnich, que tiene el empaque de los grandes equipos europeos, no lo ha desvirtuado Ancelotti, un entrenador que tiene la virtud de la sensatez. No deslumbra el conjunto alemán, pero hace lo que se espera de él. Gana. Robben hizo el segundo en un estropicio de Alexis en defensa y Wenger dimitió . No había otro remedio. Hizo tres cambios pensando ya en próximos compromisos de la Premier, porque en la Champions ya está fuera. Ya derrotado, le cayó la del pulpo. Douglas Costa y Vidal (2) ridiculizaron con sus goles a un Arsenal que terminó siendo una verbena.
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