Leo Messi abre el camino hacia Berlín

Trepidante. No hay mejor palabra para describir los primeros veinte minutos de partido. Inventó Guardiola. Y sorprendió. Pero como ya le sucedió en varias ocasiones cuando era el entrenador del Barça, resultó siendo un experimento fallido. De la cabeza de Pep surgió un dibujo muy extraño, con tres atrás pero sin lateral derecho, zona que ocupó Thiago durante unos minutos sin demasiado éxito. [ Las mejores imágenes del Barça-Bayern ]

El Barcelona encontraba muchos espacios en la espalda de la defensa, muy desguardada, y con centrales muy lentos para parar al tridente azulgrana. Claro que con Neuer como último estandarte puede estar muy tranquilo el Bayern. Extraordinario el guardameta alemán, que le ganó un mano a mano a Luis Suárez que el Camp Nou ya cantaba como gol. Neymar tampoco acertó desde el área pequeña. El partido era una sangría para el Bayern y Guardiola pegó dos gritos. Volvió a una defensa de cuatro y a un dibujo mucho más reconocible, con Lewandowski y Müller como puntas. Una pareja muy bien compenetrada que hacía daño a la zaga azulgrana.

Con el cambio de sistema del Bayern, el encuentro se frenó y comenzó la batalla de la posesión. Las jugadas empezaban a masticarse más. Pero en este escenario también dio la sensación el Barcelona de estar mejor que su rival, al menos durante un rato. No creaba demasiado peligro, pero las jugadas a balón parado llevaban de cabeza a la defensa alemana. Antes del descanso, volvió a emerger la imponente figura de Neuer ante Alves. No había manera de que el conjunto azulgrana anotara un gol. Ter Stegen, en cambio, vivía con relativa tranquilidad, gustándose en las jugadas con los pies.

El Barça bailaba al son de Iniesta y Messi, vestidos con sus mejores galas para la ocasión. Bailaba el de Fuentealbilla con el balón, imponente en su físico. Y creaba el argentino, regateando defensas, pero sin rematar las jugadas. El Bayern se había logrado asentar después del cambio táctico y estaba más cómodo a medida que avanzaba el partido. Su posesiones comenzaban a alargarse peligrosamente y el balón circulaba muy rápido. El Barcelona se estaba mirando al espejo y no sabía qué hacer, más que correr detrás del rival. La batalla de posesión se iba decantando poco a poco y el cansancio se acumulaba en las piernas de los azulgranas.

A Guardiola le gustaba lo que estaba viendo. Luis Enrique se desesperaba en la banda, aunque seguía contando con la baza del tridente, que amenazaba tras cada pérdida del Bayern. Y el que amenaza, no es traidor. A Bernat se le ocurrió rifar la pelota en la banda, Busquets y Alves le acosaron, y el esférico acabó en los pies de Messi en la frontal. Neuer tuvo que recogerlo segundos después de su portería. Al argentino le había costado, pero por fin había encontrado la manera de derribar la muralla del excelente portero alemán. Y cuando conoces el camino, todo es más fácil. Dos minutos después, encaró a Boateng, que acabó cayendo de culo al suelo ante el recorte de la «Pulga», y levantó la pelota por encima de Neuer.

La locura acabó apoderándose del Camp Nou en el descuento, cuando Neymar anotó el tercero tras recoger el balón en posición dudosa. Berlín queda ahora muy cerca para el Barcelona, que no tuvo piedad de Guardiola y lanzó un aviso a Europa. Lo quiere todo.