El Gobierno iguala la Liga

El Gobierno, a través de la iniciativa del Consejo Superior de Deportes, actuará en el fútbol por un real decreto que modifica la Ley del Deporte y que implica una reordenación del reparto económico de los derechos de televisión. Es decir, establece las bases acerca del modo en que se debe gestionar la comercialización de una de las principales fuentes de ingresos de los clubes.

Durante tiempo inmemorial, la Liga de fútbol ha sido un sinfonía de quejas de casi todos sus integrantes. Menos el Real Madrid y el Barcelona , los demás han censurado el sistema de distribución del dinero de los operadores. Los grandes recibían mucho más en proporción a su dimensión como club. Pero esa distancia (casi siete a uno en ingresos respecto a la mayoría) fue excesiva en la consideración del Gobierno.

Negocio por libre

Hasta la fecha, cada club ha negociado por libre con una televisión, productora o empresa asociada para vender sus derechos de retransmisión, que se han traducido en los famosos «pinchazos» en índices de audiencia y de reparto. Como consecuencia, este régimen deparó las conocidas guerras del fútbol y una creciente desigualdad entre las entidades de la Liga.

Lo que habrá a partir de las próximas temporadas es una venta centralizada del producto. Un «pack» global en el que el real decreto establece las condiciones del reparto económico. El proceso se ha llevado a cabo a pesar de las lógicas discrepancias que han planteado el Real Madrid y el Barcelona, una reticencia que ha trabajado durante largo tiempo y con mano izquierda el secretario de Estado para formalizar en la norma que está a punto de salir del horno.

La tarta del dinero

El quid de la cuestión residía en cómo repartir el dinero. Miguel Cardenal y su socio en este proyecto, Javier Tebas -el presidente de la Liga Profesional- lo tenían claro desde que el primero presentó su propuesta en la Asamblea de la Liga celebrada el pasado mes de noviembre. El 50 por ciento del dinero recaudado (las estimaciones en el CSD calculan que la cifra puede crecer de 800 a 1.100 millones de euros por temporada) se repartiría solidaria y proporcionalmente entre todos los clubes. Y el 50 por ciento restante, según el palmarés deportivo (25%) y la notoriedad en audiencias e impactos publicitarios (25%).

El Real Madrid y el Barcelona, que cobran cada uno 150 millones, se estabilizarían en torno a esas cantidades o incluso podrían superarlas en función de sus resultados y, sobre todo, de las audiencias . Los demás sí notarían un incremento notable, en particular los de segundo escalón (Atlético, Valencia, Sevilla, Athletic de Bilbao o Villarreal), ya que saldrían ganando mucho dinero con la nueva distribución equitativa del cincuenta por ciento.

Desde hace tiempo existe la creencia en el Consejo Superior de Deportes de que el fútbol español no ha extraído todos los recursos que genera una competición que acoge a los dos mejores futbolistas del mundo, Cristiano Ronaldo y Leo Messi, y que da cobijo a grandes estrellas. En el once ideal elegido durante la gala del Balón de Oro había cinco futbolistas que actúan en España y uno más (Di María) que lo ha hecho hasta hace poco. Y no había ninguno del Atlético, campeón del torneo doméstico y subcampeón de Europa...

La Premier League inglesa es una institución en el mundo asiático. En países como Malasia, Indonesia, India, Tailandia, Filipinas o Australia, los futbolistas de los clubes británicos son celebridades que acampan en los paneles publicitarios de las calles y en los anuncios de los canales de televisión. Con los de la Liga española no sucede lo mismo.

Asia e Iberoamérica

La venta centralizada busca su foco de acción en el sureste asiático y en el mercado de Iberoamérica, donde numerosos países con economías emergentes han mostrado su interés por comprar los derechos de televisión. Es antigua la disposición de otras multinacionales de la televisión, como el canal árabe Al Jazeera o el emporio anglófilo Sky, a pagar por las imágenes de la liga española. O Globo, en Brasil, también es un bocado apetecible para los clubes, así como la expansión por Centroamérica con el magnate Carlos Slim, muy implicado ya en los negocios de la Fórmula 1, donde ha colocado a dos pilotos (Sergio Pérez y Esteban Gutiérrez) en la parrilla gracias a su influencia económica.