¿Qué fue de Thomas Gravesen?
El danés fue uno más de los centrocampistas que fracasaron en el intento del Real Madrid por encontrar un sustituto a Claude Makelele
víctor ruiz de almirón
Las salidas de Fernando Hierro y Vicente del Bosque en el verano de 2003 abrieron una nueva etapa en el Real Madrid . Pero desde el punto de vista deportivo, lo supuso una verdadera convulsión en el equipo blanco fue la marcha del internacional francés ... Claude Makelele. Eje del centro del campo del equipo en la primera etapa del proyecto galáctico, la que trajo consigo dos Ligas y una Champions. Desde su marcha y hasta la llegada de Xabi Alonso en el verano de 2009 el conjunto blanco careció de un líder en el centro del campo que permitiese al equipo competir con los mejores de Europa. El club llevó a cabo una errática búsqueda del sustituto del jugador francés. Muchos jugadores tuvieron la oportunidad, y casi todos fracasaron. Thomas Gravesen fue uno de ellos.
Su aspecto osco y agresivo le confirieron una imagen de jugador de corte defensivo que no se correspondía con la realidad. El danés no era desde luego un fino estilista, pero tampoco era un centrocampista defensivo puro. Una necesidad que en ese Real Madrid plagado de estrellas en ataque obligaba a los centrocampistas a cubrir constantemente sus espaldas y hacer coberturas. Una tarea que para los que no eran especialistas puros podía devenir en llegar tarde a las jugadas y parecer excesivamente duros.
Cuando Gravesen se hizo importante en Inglaterra, en las filas del Everton, fue en funciones algo más ofensivas. Thomas fue realmente bueno en eso que los ingleses llaman «BoxtoBox», un jugador de dos áreas, capaz de recuperar en su campo, avanzar y conducir con potencia y llegar al área rival. Pero en el Real Madrid tuvo que asumir puras tareas de contención.
Llegó al equipo en el mercado de invierno de la temporada 2004/2005. Los blancos acababan de cambiar de técnico, y Vanderlei Luxemburgo se convertía en la jornada 18 de la competición en el tercer entrenador de la temporada, tras los fracasos de José Antonio Camacho y Mariano García Remón.
Con el técnico brasileño, Gravesen encontró cierta continuidad. Llegó para disputar su primer partido en la jornada 20 y desde ahí al final de la Liga jugó 17 partidos, 15 de ellos como titular. El equipo terminó la temporada segundo, con 80 puntos, a cuatro del Barça.
Pero el año siguiente todo se torció. Apenas fue titular en 10 partidos de Liga, y solo completó los 90 minutos en tres de ellos. A Vanderlei Luxemburgo le sustituyó López Caro a mitad de temporada, pero ninguno de los dos consiguió levantar el rumbo del equipo. En la jornada 18 el equipo iba sexto. Finalmente logró terminar la temporada en segundo lugar con 70 puntos, pero doce puntos del Barça y con solo uno de ventaja sobre el Valencia y dos sobre Sevilla y Osasuna.
Dos años seguidos sin encontrar un proyecto, tres si contamos la temporada de Carlos Quieroz que vino tras ese confuso final de Del Bosque. En la pretemporada 2006/2007 llegó Fabio Capello para recuperar la competitividad, no el estílo, pero sí el ánimo ganador. El equipo ganó la Liga con unas remontadas ya legendarias, amén a un espítu competitivo superlativo. Pero Capello consagró el equilibrio de ese equipo a la pareja Emerson-Diarra. Antes de que se iniciase esa temporada, el danés abandonó la disciplina del club.
Una pelea con Robinho en la concentración de pretemporada en la ciudad austriaca de Irding fue la gota que colmó el vaso. Gravesen abandonó el equipo rumbo al Celtic de Glasgow en los últimos días del mercado. En 35 partidos con los blancos solo logró marcar un gol.
Se fue al Celtic de Glasgow, y en una temporada marcó seis goles en 22 partidos. Serían los últimos. En 2007 fue cedido al Everton, con la esperanza de recuperar el nivel que ya mostró años antes en Goodison Park. Pero Thomas ya no era el mismo. Jugó 14 partidos en los que no anotó ningún gol. Volvió una temporada más al Céltic pero no llegó a la decena de partidos. En enero de 2009, con 32 años, decidió retirarse del fútbol.
Pero un final tan gris en lo deportivo se ha visto recompensado con una vida posterior colmada de buenas nuevas. Según desveló el diario danés BT hace unos meses, Gravesen se trasladó a vivir a Las Vegas a vivir una vida de lujo , después de haber gestionado sabiamente sus ganancias en el fútbol para acabar amasando una fortuna estimada en 100 millones de dólares. Allí vive a todo tren junto a su pareja, la modelo estadounidense Kamila Persse.
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