¿Qué fue de Flavio Conceiçao?
Repasamos la carrera del que fue segundo fichaje de Florentino Pérez. Las lesiones impiedieron que tuviese sitio en el equipo y tras tres años dejó el Barnabéu con más pena que gloria
víctor ruiz de almirón
Imagine que es un aficionado a la cocina fusión. Es usted admirador de los mejores cocineros del mundo. Gusta de las nuevas e innovadoras técnicas curinarias, pero en lo que es realmente bueno es en la minuciosa preparación de la tostada con mantequilla y mermelada. ... Las tostadas son importantes en una dieta equilibrada. El hombre al que hoy recordamos admiraba a Michael Laudrup . Se trata de Flavio Conceiçao. Mala suerte para un futbolista prometedor al que la tostada siempre le cayó por el lado de la mantequilla.
Tras debutar en Rio Branco en 1992, Flavio Conceiçao (Santa María Da Serra, Brasil, 1974) fichó en 1994 por el Palmeiras, en el que coincidió con Rivaldo y Roberto Carlos. Eran entrenados por un hombre que en el futuro también uniría su estino al Real Madrid : Vanderlei Luxemburgo . Su buen hacer le abrió las puertas de Europa dos años después. Fue entonces la primera vez que el Real Madrid se cruzó en su camino. Fabio Capello ya lo quiso para su primer proyecto en el equipo blanco. Pero finalmente acabó recalando en el Deportivo de la Coruña, que pagó 832 millones de pesetas por hacerse con sus servicios, unos cinco millones de euros.
Cuatro años en Riazor, jugando con bastante continuidad y siendo un complemento ideal para Mauro Silva, el verdadero patriarca de aquel gran equipo que logró ganar la Liga en la temporada 99/00. Pero tampoco llegó a enamorar y, aunque posteriormente él afirmó que el ambiente en Riazor era bueno para su carácter alegre, en varias ocasiones Flavio quiso salir del equipo. Justo después de ganar esa liga llegó su momento. El Real Madrid había ganado su octava Copa de Europa, pero la pobre imagen ofrecida en Liga obligaban a una profunda renovación. La Champions permitió la continuidad de Vicente del Bosque, que había llegado como técnico interino tras la destitución de Benjamin Toshack .
Fueron el técnico salmantino y Pirri los que pidieron su fichaje. El brasileño se convirtió así en el segundo fichaje de Florentino Pérez, que una semana antes presentaba a Luis Figo como nuevo jugador del Real Madrid tras pagar al Fútbol Club Barcelona 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros). Precisamente Conceiçao se convirtió en el segundo fichaje más caro del equipo blanco hasta el momento. 4.100 millones de pesetas cobró el equipo gallego por el traspaso. Es decir, multiplicó por cinco lo que había pagado por él cuatro años antes. Como curiosidad, conviene recordar que la que parecía que iba a ser la oferta definitiva eran 1.000 millones menos, pero incluyendo el traspaso del camerunés Samuel Eto'o al Deportivo.
Flavio llegó al Madrid inicialmente con la presión del vacío que había dejado Fernando Redondo en la medular. Aunque el brasileño tenía propensión a llegar al ataque, en su etapa blanca apenas mostró su vocación ofensiva, solo metió un gol en Liga, y su capacidad para mover al equipo se demostró insuficiente. El faro en ese centro del campo iba a ser Claude Makelele, y el gran dilema del Real Madrid esos años fue quién le acompañaba en el doble pivote. Primero Cambiasso, buenas maneras que no se materializaron, el propio Flavio, y luego las reconversiones de Solari, McManaman y hasta Guti.
El brasileño siempre tuvo muy clara su función principal: las coberturas. Con Makelele cubriendo la espalda de Roberto Carlos, el brasileño se ocupaba del hueco que dejaban Figo y Michel Salgado por el carril derecho. Su compromiso provocó que tanto Hierro como Ivan Helguera vieran con buenos ojos su presencia en el equipo. Pero no fue tanto la determinación de Del Bosque la que terminó por restarle protagonismo. Las lesiones fueron su principal batalla. Las dos primeras temporadas estuvieron llenas de contratiempos. En los primeros tiempos, una pubalgia lastró su ritmo competitivo. El propio jugador lo reconoció en una entrevista cuando afrontaba la que iba a ser su última temporada de blanco: «Es normal que me dieran palos». En la misma el brasileño se confesaba triste, falto de confianza y carente de la fuerza para competir por una titularidad que hasta su llegada al Bernabéu siempre tuvo garantizada. Una falta de confianza que en el campo él mismo recuerda que se reflejaba en una falta de precisión en las entregas de balón. No encontraba el punto de sal para su fútbol, y se veía relegado a la tarea de fontanería. A hacer tostadas.
Esa dolencia le impidió llegar con un tono físico adecuado al inicio de la temporada. Del Bosque, su gran valedor, no contó con él en los primeros partidos. Tras un primer mes sin entrar en los planes iniciales del técnico salmantino, Florentino mostró su preocupación. Según confesó en una ocasión a dos periodistas, el presidente le preguntó al entrenador si había algún problema con el brasileño. A lo que el técnico simplemente comentó: «No lo veo». Florentino no daba crédito.
Aquella pubalgia solo se curó tras pasar por el quirófano y tras cinco meses de baja. Tras esa primera temporada, cuando esa larga incomparecencia quedaba atrás, y después de arrancar como titular en el primer partido de Champions de la temporada, que se jugó ante la Roma en el Estadio Olímpico un fatídico 11 de septiembre de 2001, un nuevo percance volvió a complicar su intento de triunfar en el Real Madrid. El 27 de septiembre de 2001 los servicios médicos del equipo blanco confirmaban la rotura parcial del tendón de Aquiles. Su participación en el resto de la temporada volvía a estar comprometida. Su único consuelo aquel año fue poder disputar unos minutos de la final de Glasgow en la que el Real Madrid se convirtió en campeón de Europa por novena vez. Al año siguiente sí encontró algo más de espacio y, como él mismo reconoció, se sintió querido por primera vez. La llegada de su amigo Ronaldo al vestuario ayudó a mejorar su autoestima .
Pero su rendimiento seguía sin convencer. Con la salida de Del Bosque, y aunque le quedaba un año de contrato, el Real Madrid optó por cederle al Borussia Dortmund, donde tendría que asumir la enorme responsabilidad de llevar el «6» que en su día había portado Mathias Sammer. Pero tampoco rompió a jugar como se esperaba, pese a estar con 29 años en la teórica madurez de un futbolista. La temporada 2004-2005 la pasó en el Galatasaray turco, y la siguiente en el Panathinaikos griego. Al terminar la temporada 2006 decidió colgar las botas, poniendo fin a una carrera que prometía, que mostró en Palmeiras y Deportivo de la Coruña su mejor nivel. Un nivel que le permitió vestir la camiseta de Brasil en 45 ocasiones. Precisamente el mismo número de partidos que jugó en tres temporadas en el Real Madrid, donde alcanzó el conocimiento global y uno de los motivos por los que se le recordardará, pero donde no encontró el éxito.
Tras dejar el fútbol fue director deportivo del Rio Branco Esporte Club, donde debutó. Pero su proyecto más ambicioso fue la adquisición en 2008 del Nova Odessa Athletic Clube, un equipo base del fútbol brasileño que prepara a jóvenes talentos para dar el salto al primer nivel.
¿Qué fue de Flavio Conceiçao?
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