Europa League
Mbia lleva al Sevilla a Turín
Su gol en la prolongación machacó la gesta que rozó el Valencia con los goles de Feghouli, Jonas y Mathieu, pero que se esfumó cruelmente
RAÚL COSÍN
Mbia en el tiempo de prolongación fulminó la gesta que rozó el Valencia. Minuto 94. Un saque de banda mal defendido y el trabajo brillante de los de Pizzi para tener atada la remontada con los goles de Feghouli, Jonas y Mathieu se marchó. Y ... el Sevilla, que se veía fuera, K.O., se metió en la final de la Europa League. Allí le espera el Benfica que eliminó al Juventus. Las lágrimas de los valencianistas eran tremendamente inconsolables. Se lo dejaron todo, se vaciaron, pero fue cruel como cayeron. El fútbol tiene estas cosas.
Recibió Mestalla al Valencia totalmente lleno, ávido de fútbol europeo y soñando con una final, con un gigantesco mosaico acudiendo al machacado eslogan del «Sí se puede». Se precisaba una gesta: destrozar la ventaja lograda por el Sevilla de Emery en el polémico encuentro de ida (2-0). Aliento para los suyos y un rugido para los sevillistas. Se cumplió de inicio con el modelo de partido previsto. El conjunto de Pizzi mandando con el balón y el equipo hispalense a la espera de las conexiones entre Rakitic y Bacca y las contras.
Lo sencillo es destacar a jugadores como éstos o el criterio de Parejo para hilvanar el fútbol del Valencia. Pero la figura de Seydou Keita le dio algo diferente al partido. Jerarquía, sacrificio, criterio, orden, disciplina y practicidad para hacer el trabajo más fácil a sus compañeros. Un látigo, un destructor y un muro para los hispalenses. Se suele acudir, sin falta de razón, a que si Parejo está, el Valencia tiene fútbol. El caso es que Keita hace mucho para que el madrileño esté.
Feroz Valencia
Camino del cuarto de hora llegó el primer zarpazo. Levantó la cabeza Ricardo Costa para dirigir un balón largo a Vargas. El chileno acomodó con el pecho para que Feghouli recogiese, hiciese la pared con el propio Vargas y se buscase espacio en el área para recortar a Navarro y chutar para batir a Beto con la colaboración de Fazio. El argelino brilló por su explosividad y su juego entre líneas.
Persistieron los de Pizzi. Orden, colocación, seriedad... Y el Sevilla fuera del asunto. Y en esas, Keita que habilitó a Bernat para que centrase y Jonas rematase de cabeza. El balón besó el larguero y entró en la portería con Beto en el suelo. El «Sí se puede» comenzaba a formularse en realidad a los 26 minutos. Y la grada, rugía. Y sufrió y enloqueció cuando Alves hizo un auténtico paradón a Reyes en el 36.
Mathieu y lo cruel
Lo frenético del primer tiempo se diluyó. La eliminatoria estaba igualada. A 45 minutos de tener un hueco en la final de Turín. Se templó el juego. Algo atenazados unos y otros. Un fallo podía significar mucho. Más le podía costar al Valencia por el valor doble de los goles. Rakitic comenzó a aparecer. Y Parejo, inmenso, entendió que debía fajarse junto a Keita. El paso de los minutos, sin ocasiones para unos u otros, era proporcional al cosquilleo nervioso en los jugadores para acertar y no errar. A poco del minuto 70, Mathieu dio con la tecla del estallido de Mestalla. Un saque de esquina, que remató Ricardo Costa y remachó en segada Mathieu para el 3-0.
El Sevilla se quedaba fuera. Tenía que asumir riesgos. El Valencia gestionó con todo tipo de argumentos el final de partido. Se veían en Turín y el Sevilla decía adiós. Pero un saque de banda en la prolongación acabó con el remate de Mbia que supuso el gol que vale una final.
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