La autoridad de Martino

Desde siempre se ha dicho que en el vestuario azulgrana gobierna Messi a su antojo , tan poderoso y decisivo que nadie le discute. Con Martino, sin embargo, entendió desde el primer día que no lo jugaría todo, que si era necesario sentarle con el partido de turno ya resuelto lo haría, que debería aprenderse el verbo rotar porque le tocaría en más de una tarde estar en la grada.

Martino, dialogante, muy cercano a sus jugadores , se ganó el respeto de todos desde el momento en el que se atrevió a gestionar la vida deportiva del «10». Básicamente porque ese es el trabajo de un entrenador, por raro que parezca.

A menos de una hora para el inicio del duelo, se confirmó lo que se intuía en casi todas las previas. Ni Messi ni Neymar, dos estrellas en la banda para el día de la verdad , suplencias que se justifican cada una a su manera. En el caso de Messi, se entiende que es por la falta de ritmo de competición, pues sólo se le vio durante media hora el miércoles en la ida de los octavos de la Copa contra el Getafe después de dos meses de lesión. Neymar, sin embargo, ha perdido relevancia en las últimas citas pese a su notable adaptación.

Martino quiso ser justo, más pendiente de los estados de forma que de los nombres, nada de jerarquías. Costaba imaginar un once sin los dos futbolistas más determinantes, pero el técnico argentino premió el buen trabajo de Alexis y Pedro dándoles la titularidad. Les acompañó Cesc como falso «9», otro que recibe los frutos a su esfuerzo.

«Cualquier entrenador hubiera hecho lo que yo, me pareció lo mejor dejarles en el banquillo. Messi y Neymar no estaban para empezar », comentó el preparador después en la rueda de prensa. «Podía saler bien o podría saler mal y salió ni», resumió. Ese «ni» es nada, ni frío ni calor.

Los dos partidos de Martino

De este modo, Martino jugaba dos partidos . Asumió desde el inicio que la velada sería áspera, consciente de que el Atlético mordería como de costumbre, nervio hasta el último aliento porque así es Diego Pablo Simeone. Pero también interpretó que no aguantaría hasta el final y ahí intervenía él con los cambios, cantados desde que se publicaron los equipos. Messi entró antes de lo previsto ya que tuvo que reemplazar a Iniesta y Neymar, que sentó a Alexis, tuvo unos 25 minutos para revertir la situación.

Visto lo visto, con Xavi anulado y sin el control del balón, al Barcelona sólo le quedaba esperar alguna genialidad, pero nunca llegó. Agitó Neymar desde la izquierda y lo intentó Messi, aunque esta vez se fue del Calderón a cero, intermitente como lo fue todo el equipo. El partidazo anunciado nunca lo fue y el debate ya agita al incontrolable entorno: ¿hizo bien Martino con esa alineación?