EUROPA LEAGUE
Benfica, una final contra el Chelsea y la maldición de Guttmann
El técnico húngaro hizo campeón de Europa a los portugueses (1961 y 62) y, en un polémico adiós, predijo que el club tardaría años en ganar un título continental. Los lusos han perdido las seis finales que han jugado desde entonces
EFE
El Benfica se enfrenta este miércoles al Chelsea (20.45 horas) por el título de la Europa League con un doble propósito: lograr un título europeo 23 años después de perder su última final y, de paso, deshacer la maldición de Béla Guttmann, único entrenador ... que le hizo campeón continental (en 1961 y 1962). El húngaro predijo al coloso portugués una larga sequía cuando abandonó el equipo y se ha cumplido. Desde su marcha, el conjunto de las águilas ha perdido las seis finales europeas que ha disputado.
«El Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí. Me voy». Así de lapidario y enigmático se expresó en un portugués precario Guttmann (1899-1981), entrenador de los encarnados entre 1959 y 1962 y en la temporada 1965-66. Guttmann, un trotamundos del mundo del fútbol de origen judío, está considerado el padre fundador del gran Benfica de los 60 y 70 y uno de los mentores del genial Eusebio, estandarte de aquel equipo y estrella que compitió con el propio Pelé como mejor futbolista del planeta.
Sin embargo, la salida de Guttmann del Benfica no fue pacífica. Según los testimonios de jugadores de aquel conjunto, la dirección del conjunto lisboeta tuvo dificultades en satisfacer las exigencias económicas de Guttmann, que nacieron después de un curioso embrollo. «Cuando él llegó al Benfica, dijo que quería poner un premio si ganase el título continental. El Benfica dijo que sí pensando que seguramente no íbamos a ganar», rememoró en una reciente entrevista el exfutbolista António Simões.
Sucedió que los portugueses, que habían ganado la Copa de Europa en 1961 al Barcelona Luis Suárez, Kubala, Kocsis y Csibor contra todo pronóstico, derribaron en la final de Amsterdam al poderoso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano (5-3) después de ir perdiendo 0-2. «Ganamos y después fue un problema para pagarle. Y, por tanto, hubo algunas dificultades de corresponder a las exigencias de Bela Guttman. No se quedó», reconoció el antiguo extremo Simoes, leyenda viva del Benfica, donde militó entre 1961 y 1975.
La maldición del húngaro, con fama de excelente motivador, persiguió al Benfica más de medio siglo. Claudicó en las finales de la Copa de Europa de 1963 y 1990 (las dos ante el Milán), 1965 (Inter), 1968 (Manchester United), 1988 (PSV Eindhoven) y en la Copa de la UEFA de 1983, ante el Anderlecht belga.
Él mismo fue víctima de su propio hechizo en su efímero regreso al Benfica (1965-1966), apeado en los cuartos de final de la Copa de Europa por el United por una abultado 1-5 en Lisboa y 3-2 en Manchester.
Este miércoles, ante el Chelsea y en Amsterdam, el mismo escenario en el que se proclamó europeo en 1962, el Benfica busca ajustar cuentas con el pasado y dar una alegría a una de las aficiones más numerosas y devotas del planeta. Sus cerca de 200.000 socios oficiales se unen a una legión de simpatizantes que rondan los cinco millones (la mitad de la población de Portugal), según cálculos extra-oficiales.
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