fórmula 1 / gp de singapur
McLaren, campeón del mundo... y Aston Martin, campeón del desastre
La escudería británica certifica el título por equipos en una carrera ganada con comodidad por Russell, seguido por Verstappen y Norris.
Alonso acabó séptimo pese a una pifia de su equipo en la parada y Sainz finalizó décimo
Clasificaciones del Mundial de F1 2025
Norris y Piastri luchan entre ellos y con Verstappen en la salida del GP de Singapur
Una de las acepciones de enigma es «persona o cosa que no se alcanza a comprender». McLaren es la «cosa» y las personas son Lando Norris y Óscar Piastri. La escudería británica se proclamó este domingo en Singapur campeona del mundo y debería ... estar celebrando ese triunfo colectivo con el pertinente jolgorio. No es así. En el seno del histórico equipo inglés se respira un ambiente enrarecido debido al conflicto por el título individual que mantienen sus dos pilotos —primero (Piastri) y segundo (Norris) en la clasificación individual— durante toda la temporada. Y además, cuitas internas aparte, sienten en el cogote el aliento de Max Verstappen.
El tetracampeón del mundo resistió los ataques de Norris y mantuvo la segunda posición con la que partió de la parrilla. Por delante, George Russell se paseó desde la pole. Firmó 62 vueltas demoledoras y una victoria incontestable.
La incompresible gestión de McLaren con sus dos muchachos marcó la carrera desde el primer minuto. Norris, que salía quinto, no se conforma con ser subcampeón del mundo. Y como nadie en la casa británica pone orden, en cuanto las luces rojas del semáforo de salida se apagaron, Lando pisó el acelerador y, desaforado, adelantó a Antonelli (cuarto en la parrilla) y se fue a por su presunto compañero y líder del Mundial, que partía desde la tercera plaza.
Los bólidos naranjas, dicen que de la misma escudería, se colocaron codo con codo en la tercera curva junto a Verstappen, este ligeramente por delante. Los McLaren circularon rueda con rueda, Norris apretó los dientes, obligó a Piastri a echarse hacia la derecha y salió vencedor de la fraternal batalla, eso sí con un pequeña pieza de su alerón delantero rota para el resto de la prueba.
A partir ahí vino el habitual juego de comunicaciones por radio entre los dos pilotos de McLaren, cada uno defendiendo sus intereses y buscándole las vueltas a los ingenieros para intentar adelantarse mediante la estrategia de paradas.
No hubo caso. Norris se mostró mucho más rápido, nunca perdió la tercera plaza e incluso amenazó la segunda posición de Verstappen durante las última vueltas. Pero no pudo con el siempre peleón Max, que acabó recortándoles a ambos unos valiosos puntos.
Por detrás, el espectáculo lo pusieron, para mal y para bien, Aston Martin y Fernando Alonso. El asturiano salió muy bien, adelantó dos puestos y se colocó octavo. Aguantó vuelta tras vuelta cuidando los neumáticos para hacer la primera parada al límite con la idea de conservar esa buena posición.
Entró en boxes en la vuelta 28, y ahí vino el desastre habitual de Aston Martin. Se atascó una tuerca, o lo que sea, de la rueda delantera derecha y la parada duró más de 9 segundos, más del cuádruple de lo normal. Alonso se enfadó mucho, pero tiró hacia adelante y acabó octavo después de regalar a los espectadores un adelantamiento espectacular a Hadjar.
Posteriormente, los comisarios sancionaron a Lewis Hamilton con cinco segundos de penalización por haberse saltado varias veces los límites de pista (al quedarse su Ferrari sin frenos), lo que hizo ganar una posición al ovetense. Se clasificó séptimo.
El otro español, Carlos Sainz, también firmó una gran carrera y puntuó. Sancionado el sábado, salió 18º y, curva a curva, fue ganando posiciones hasta entrar en una más que meritoria décima posición. Un punto de pundonor y calidad que sabe a gloria.