Fórmula 1
Alonso-Hamilton, vuelve la máxima rivalidad de la F1
El español y el inglés, antiguos enemigos en la cumbre en McLaren, reviven su antagonismo en la zona media del pelotón

En aquel 2007 cumbre de la Fórmula 1 en España se vivieron situaciones rocambolescas e inéditas en el campamento de McLaren: aplausos al piloto que quedaba segundo en Monza (Hamilton) y no al que ganaba (Alonso), insultos en voz alta, reproches y malas caras por ... no acudir a los cumpleaños, sospechas por todo, desplantes en la pista, correos incriminatorios, una multa económica nunca vista (72 millones) y, por encima de todo, una pésima dirección en la gestión de un grupo humano con dos purasangres en acción, el campeón Fernando Alonso y el novato Lewis Hamilton. Aquella rivalidad en la misma escudería disparó audiencias, popularizó la F1 y dejó sin el título a McLaren, que tenía pilotos, coche y medios para triunfar. Han pasado 15 años de aquello y la confrontación entre dos genios que se perdió por el camino (los seis títulos de Hamilton en Mercedes ante el desierto de Alonso y su retirada), revive ahora lejos de la cima. Alonso (40 años) y Hamilton (37), los dos veteranos de la parrilla, chocan en este Mundial en la zona media del pelotón. Difuminados los egos por los resultados escasos, pero latente el antagonismo cuando se cruzan en los circuitos, como el último fin de semana en Mónaco.
El año 2007 pertenece al capítulo de fábulas y leyendas. Partió del hechizo de Alonso hacia una escudería de nivel estelar, se adentró en un choque cultural con el patrón Ron Dennis, prosiguió con un desencuentro total con Hamilton y finalizó con un divorcio con cláusula de confidencialidad sin llegar al año de relación. A lonso nunca ingresó en el ecosistema británico de las cenas que organizaba la exmujer de Ron Dennis, los cócteles de ademanes delicados, los compromisos con patrocinadores que se alargaban más de la cuenta, las reuniones en grupo para hablar o criticar y las veladas a pie descalzo en una mansión inglesa.
Alonso consideró que la relación laboral se torcía en Mónaco, después de hacer una carrera memorable (victoria, vuelta rápida y ‘pole’) y en la dirección del equipo no reaccionaron amonestando a Hamilton, quien pidió una investigación a la FIA por una supuesta maniobra de McLaren a favor de Alonso en los repostajes. Dennis le sugirió al español cuando bajaba del podio: «Sé cariñoso con Lewis, que le he mandado parar».
La desconfianza mutua se transformó en falta total de confianza después de la carrera de Hungría, cuando Alonso taponó a Hamilton en la parada en boxes. El español pasó a ser entonces ‘El Solitario’, apartado del resto de la población McLaren y refugiado en su grupo de trabajo y familiar. El asturiano empezó a considerar que Hamilton tenía demasiada suerte y que la escudería le favorecía en sus decisiones. En ese río revuelto, cada cual remando hacia un lado, Kimi Raikkonen ganó el título, el último de un piloto de Ferrari.
Alonso se fue y Hamilton se quedó en McLaren como buque insignia. Al cabo del tiempo, el británico también se marchó cansado de no tener opciones al campeonato que había conquistado en 2008. El resto es historia, seis títulos para Hamilton en Mercedes , ninguno para Alonso en su periplo Ferrari, McLaren de vuelta, retirada y Alpine.
El cambio de normas técnicas por el que el español volvió a la Fórmula 1, y que se ha ejecutado este año, también ha operado en la jerarquía de Hamilton. A los motores Mercedes les ha sentado muy mal la revolución de las nuevas reglas y el inglés que antes arrasaba con el codo en la ventanilla, sufre ahora con un monoplaza que está en la mitad de la tabla. El mismo sitio que ocupa el Alpine de Alonso. Separados antes por la velocidad del Mercedes, los rivales se encuentran ahora en la zona media del pelotón, tan alejados de los dominantes Ferrari y Red Bull.
El pasado domingo en Mónaco se juntaron ambos protagonistas en la pista en pugna por el séptimo puesto. El español, con un ritmo más lento porque, según dijo, debía gestionar el cuidado de sus neumáticos amarillos. Hamilton, presuntamente más rápido, se declaró frustrado y reclamó por radio : «¿Por qué va tan lento ese piloto?», preguntó sin nombrar a Alonso.
El asturiano aceleró luego, como si estuviera jugando con su antiguo enemigo, y sin cambiar ruedas consiguió incluso marcar la vuelta rápida en carrera. Demasiado deprisa para el británico. Alonso lucía media sonrisa cuando explicó en Dazn las vicisitudes del gran premio. «No sabíamos si podíamos terminar la carrera. Cuando me dijeron que Esteban (Ocon) tenía cinco segundos de penalización, empecé a abrir un poco de hueco, pero Hamilton, o no tenía ya neumáticos o no tenía ya el ánimo de ir más rápido, estaba un poco enfadado. Así que bueno, es lo que hay».
El ritmo de Alonso desquició a Toto Wolff, el patrón de Mercedes. «Iba como un F2». Los medios británicos insistieron al español. «No es mi problema», dijo. Y quisieron saber si fue fácil contener a Hamilton. Alonso contestó en modo caimán: «Sí, fue muy fácil. Extremadamente fácil».
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