Cristina Gutiérrez, ganadora del Dakar 2024: «He tenido que demostrar muchísimo más que un hombre»

Aún con la resaca de la victoria muy presente, atiende a ABC horas antes de entrar a trabajar en la clínica odontológica de Burgos donde se gana su sueldo diario.

— Vaya desenlace… Llega con 26 minutos de desventaja a la última etapa y Mitch Guthrie rompe. ¿Cómo se entera de que era campeona del Dakar?

— ¡Me enteré al llegar a meta! Como yo salía delante, no me iba a enterar hasta el final. No le vi parado. Planificamos la etapa como las anteriores: empujar y empujar. Son 9.000 kilómetros en 12 días, y él no había tenido problemas… pero por estadística, podía pasar. Salí a apretar y me daba por satisfecha acabando 2ª. Hice una buena etapa, pero sin volverme loca. Llego a meta, y veo a todo el mundo alborotado. Yo pensaba que era por Carlos (Sainz). Pero cuando vienen hacia mi, y me dicen: '¡Que está parado Mitch!'. Y sin cobertura en ese momento, no se veía qué estaba pasando en la web oficial. En el último punto donde pudieron medir, estaba a poco menos de un minuto.

Todo el mundo estaba histérico, y yo de estar relajada, de repente todo el mundo estresado y alborotado. Por fuera no se me veía muy emocionada, porque estaba en shock, pero por dentro me estaba desbordando. A los 25 minutos ya matemáticamente le había adelantado, así que cuando me dijeron que era campeona lo empecé a celebrar bien.

— ¿A quién se abrazó primero?

— A Lara Martel, que es mi mejor amiga y siempre me acompaña, y Pablo (Moreno Huete), mi copiloto. Fueron los primeros con los que salté, y luego el jefe de equipo, ingeniero jefe, los periodistas españoles… Lara les estaba preguntando a ellos, así que estuvieron viviendo todo de manera muy emocionante.

— ¿Quién le copilota mejor de los dos?

— En el coche, me copilota mucho mejor Pablo. En la vida, Lara. Sin ella no sé ni lo que tengo que hacer mañana. Gracias a estas dos personas puedo concentrarme en lo que me toca: conducir y dar lo mejor de mi. Ha sido clave tenerles. Marc Márquez, que no está pasando su mejor momento deportivo pero sí personal, decía que sabe que estando bien a nivel personal, se consiguen los resultados deportivos. A mi me está pasando.

— ¿Discuten mucho Pablo y usted en el coche?

— Claro, sí, hay muchos momentos. Somos superamigos. Nos conocemos desde hace muchos años, él fue mi jefe de mecánicos cuando empezábamos, yo tenía 19 años y él 20. Es un máquina, es como McGyver. Empezó conmigo porque mi copiloto se lesionó. Aunque haya discusiones, que las hay, porque hay mucha tensión: perder un minuto te puede hacer perder un Dakar. Pero cuando acaba la etapa, hacemos reset y como si no hubiera pasado nada. Eso me favorece frente a otros competidores que se conocen menos entre ellos.

— ¿Cuántos mensajes tenía en el móvil el día que ganó?

— Contesté bastantes desde el avión, pero me quedan muchos. Cuando acabó la etapa me dejé el móvil, pero en la hora y media de ir a la ceremonia del podio quise saber quién me estaba escribiendo. El móvil ni funcionaba: estaba ardiendo. En el grupo de mi familia, donde me pasan las noticias más chulas y mensajes más emocionantes, y me quedo con tres: un tuit de Pau Gasol, que me encantó; la Casa Real, que fue muy surrealista… También me escribió Pedro Sánchez, Feijóo… Fue como algo surrealista. No lo voy a olvidar nunca.

— Ganar el Dakar siendo mujer y en Arabia Saudí… ¿Son conscientes de que ir allí, tanto ustedes en el Dakar como tantas otras disciplinas, son utilizados para blanquear al régimen?

— Cuando empezamos a competir en Arabia tenía un dilema moral muy importante. No nos queda otra que ir, porque al final estás trabajando con un equipo. Imagino que a según qué futbolistas, por ejemplo, no les hace gracia ir para allá. He ido viviendo, desde que empezamos a ir, es un cambio. La primera vez que fuimos, se acababa de aprobar que la mujer pudiera conducir. Me acuerdo de llegar allí, y las recepcionistas alucinaban al saber que yo era piloto.

He visto un cambio social, pero por nuestra culpa. Podemos visibilizar que las mujeres de otras culturas y otras fronteras están rompiendo techos de cristal. Eso hace un efecto llamada, educacional, que incluso que los hombres de allí, aunque puedan parecer muy cerrados, hay otros que son muy abiertos y se alegran del éxito femenino. ¿Que es un movimiento político la restricción a la mujer? No es con todos. Que se estén abriendo a recibir campeonatos como el Dakar, la Supercopa o el golf por ejemplo hace que vean otras culturas, lo que hacemos en otras culturas, y espero que sirva de algo.

Es verdad que vivimos en una burbuja, porque nos movemos de vivac en vivac y no hacemos contacto con la población general. Solo cuando paramos en gasolineras o similar, y nos ven. Tengo que reconocer que no estamos viviendo el día a día allí. Choca mucho poder andar normal, como en Europa, y de repente ver a una mujer de arriba a abajo tapada. Yo espero que sea positivo y no lo contrario. Tenemos que aprovechar, aunque no nos guste ir allí, que tenemos que ir para educar o visibilizar lo libres y felices que somos en otras culturas.

— ¿Quiénes han sido esos grandes apoyos que han ayudado a llegar a este punto?

— Hay que saber valorar los momentos buenos y malos, y he crecido muchísimo con ambos. En estos últimos años coincidir con Loeb hace 3 años me cambió la vida. Anuncié que incluso tuve que dejar de competir, pero hice una apuesta personal, pedí un crédito y me salió la oportunidad de enrolarme en el equipo de Hamilton. Ahí conocí a Loeb y me abrió las puertas de Red Bull, ellos del Junior Team… No hay una persona específica que me haya tutelado, sino que mi tutor ha sido la vida. Las vivencias buenas y malas, sobre todo de las malas. Cuando pasan las cosas malas te frustras al principio, pero luego sacas lo positivo y evolucionas.

— ¿Usted se ha encontrado con algún Luis Rubiales en su vida deportiva?

— No tanto de abuso de autoridad, pero sí hay momentos en los que dices: 'Esto es porque soy chica'. Es importante reconocer estos momentos. Yo antes era muy pasota con estos temas, pero hubo un momento que me di cuenta que no iba a dejarlo pasar, como si no pasara nada. Es importante visibilizar y hacer cambiar mentalidades. Hay mujeres a las que les afecta, que estas situaciones pueden cambiar el desarrollo de una deportista o una persona, en el ámbito laboral o vital.

He tenido que demostrar muchísimo más que un hombre. Porque no te dan crédito. Aunque ganes 20.000 veces. Siempre te dirán que ha ganado porque ha tenido suerte, o porque ha roto el otro, o porque los tiempos están mal… Estos son comentarios reales que me han dicho. O vas al coche, y dices que le pasa algo, y te dicen: 'eso es que estás cansada de los brazos'. Y al día siguiente, se rompe el coche.

Todos estos comentarios te afectan, en lo laboral y lo personal. Y te pueden hundir. Lo importante es no dejar pasar estos comentarios, hablarlo natural y hacer cambiar mentalidades. Mi objetivo en la vida es cambiar mentalidades, educar mucho. Cuando nos hacemos mayores cambiamos poco, pero a los niños sí. Por eso voy a colegios y doy charlas. Cada vez que compito con jóvenes, Mitch mismo, notas esa verdad que tienen dentro, que te ven como un piloto más. Eso es una verdad que se va notando cada vez más.

— Es la primera vez que disputa un Dakar sabiendo que tiene atado el año que viene y el proyecto de Dacia parece prometedor. Y encima compite junto a Loeb y Al-Attiyah…

— Lo afronto con ilusión. Estar en una estructura oficial es increíble. He conocido a todos y me apoyan tanto, y tengo tanta seguridad… Me han transmitido una enorme confianza, porque me han demostrado que estoy aquí porque me lo merezco. Me tranquiliza, no es que me relaje, pero me permite salir más en paz conmigo misma. Estar compartiendo equipo con Seb o con Nasser es algo que pocos pueden decir. Y que una estructura como Dacia haya decidido que una mujer este ahí compartiendo equipo con esos dos 'morlacos' es algo que demuestra mucho de la marca y de la visión que tiene.

Confío en que después de esto vengan muchas marcas que apoyen a muchas mujeres, que no sea noticia que una mujer está en un equipo oficial. Esto desde Jutta Kleinschmidt no ha pasado. Hay tres equipos oficiales en el Dakar y máximo tres pilotos por equipo: imagina la cantidad de pilotos que están a la cola y que me digan 'Tú, Cris, aquí'. Es un premio a todo el esfuerzo y trabajo que he hecho. Me conoces desde 2016, pero yo estoy competiendo desde 2009. Llevo muchos años sembrando y esto es un premio al trabajo detrás, al esfuerzo y a los resultados.

— Carlos Sainz ha ganado el Dakar con 61 años. ¿Usted se ve con esa edad pegando botes con las dunas?

— Me encantaría verme. Carlos tiene una gasolina que no sé de dónde viene. Es incombustible. La motivación que saca es increíble, es muy inspirador. Aunque le estamos poniendo de muy mayor y dicen que los 60 son los nuevos 50 y los 30 los nuevos 20. Así que yo soy veinteañera (risas). Es importante darle valor, porque lo que está haciendo él después de tantos años compitiendo es increíble. La edad es un número, la motivación es lo que debe moverte. Estoy segura de que no va a parar. Lo dijo él: hasta que no se vea lento no va a dejar de competir. Así que tenemos Carlos Sainz para rato.

A mi me encantaría verme a esa edad con esa motivación. El futuro, quién sabe. Tengo años por delante, pero sabiendo cómo es el mundo del motor me da miedo hablar a tan largo plazo. Es lo que has dicho tú: es el primer año que compito con dos años seguros por delante. Es la primera vez que no tengo esa incertidumbre. Es el primer año que tengo esta calma, y espero tenerla mucho más tiempo.

— ¿Ha dejado ya la clínica de odontología?

— Estoy dejándolo poco a poco porque ya no me da la vida, pero esta tarde tengo unas cuantas boquitas que ver.