PARÍS 2024
Cien años después de Lilí Álvarez y Rosa Torras
París 2024 marca un siglo desde la primera participación femenina en unos Juegos: dos tenistas que rompieron barreras deportivas, de conciencia y sociales
Padres viendo crecer a un olímpico: «Le enseñé a nadar a los tres años por miedo a que se ahogara»
Enviada especial a París (Francia)
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCelebra París su fiesta del deporte y celebra el deporte un centenario de los que marcan época, pues en la edición olímpica de 1924 hubo presencia femenina por primera vez (un 5 % de los 3.000 deportistas). Eso sí, solo podían participar en natación, ... saltos y tenis. España también sumó integrantes femeninos en su delegación. En aquel París de ensueño, de todo por descubrir, de todo por inventar, aparecieron entre los 82 desplazados los nombres de Lilí Álvarez y Rosa Torras en el torneo de tenis. Pero solo era una excusa; fueron a trascender esa época y todas las demás. A abrirles las puertas a las 192 deportistas españolas que disputarán esta edición olímpica en un París del siglo XXI.
En aquel 1924, hubo récords masculinos de natación rotos por mujeres, por ejemplo, y esas dos primeras españolas que sucumbieron demasiado pronto en lo deportivo, aunque se apuntaron a los tres torneos: individual, dobles y dobles mixto. Álvarez chocó con Hellen Wills, oro y siete Wimbledon entre sus mejores actuaciones, y Torras, en octavos, ante Marion Zinderstein y su propia enfermedad, la bronquitis: cada pocos puntos tenía que tomar vahos de eucaliptus que le hacían en la propia pista. Pero trasladaron el espíritu a las generaciones posteriores.
Torras fue después una precursora y pionera del bridge. Álvarez, a la que pronto el mundo apodó 'The senorita', también estuvo a punto de convertirse en la primera española en unos Juegos de Invierno, pero una lesión le impidió disputar la competición de patinaje artístico en Chamonix ese mismo 1924. Es un ejemplo de la figura que fue esta deportista total. Nacida en Suiza en 1905, se interesó enseguida por la práctica deportiva. Ganó campeonatos de tenis en Argentina, Suiza y de dobles de Roland Garros, y también disputó tres finales de Wimbledon (1926, 1927 y 1928); campeona de campeonatos de esquí, aviadora en más de una ocasión, piloto de coches en más de otra, escritora, periodista -para este periódico, por ejemplo- y guía de una Sección Femenina que se le quedó muy corta para todo lo que soñaba para las mujeres.
Vivió el deporte con total libertad dada su educación y vivencias cosmopolitas y arropada por las altas esferas, pues se codeaba con realezas de distintos países, también la española, e incluso se rumora que era compañera de dobles de tenis del rey de Suecia.
Se prodigaba en los periódicos no por ser mujer, y ahí está parte de su mayor calado en la historia, sino por su empeño en el deporte. «A pesar de tener esa relación con la aristocracia, en todo lo que hace, incluidos sus escritos, busca la democratización del deporte para la mujer desde el principio. Piensa que a través de la cultura deportiva puede haber una revolución feminista», cuenta Beltrán, experto en mujer, deporte y olimpismo y autor de 'Prohibidas pero no vencidas. Mujeres pioneras del deporte' (Desnivel).
«Si ha tenido más repercusión que otras mujeres deportistas es porque venía muy bien por el apellido, por sus relaciones con la nobleza. Fue un reflejo de lo que podía haber sido la España de la República, con una persona que empujaba, como Margot Molés», prosigue. Pero si no tuvo más repercusión en el mundo de la raqueta -la protagonista apenas le dio importancia a la huella que estaba dejando en el camino- fue porque aquel 1924 fue el último en el que el tenis estuvo en el programa olímpico hasta su recuperación en la edición de Seúl 88. Eso sí, intentó por todos sus medios dejar paso a las cientos de mujeres que competían en aquella época, pero que desaparecieron después.
Avance imparable
«Lilí Álvarez viene a España a principios de los 40 con la misión de organizar el deporte en la Sección Femenina. En la parte que el deporte va segregado todo va bien, pero intenta organizar un campeonato de esquí y comienzan los problemas: a las mujeres no las dejan salir hasta que no terminen los hombres, con la montaña ya sucia. Ella había vivido el trato igualitario del tenis y critica la situación: la prescriben, la llaman antipatriota y se desvincula», continúa Beltrán. Las mujeres deportistas vivieron entonces en un vacío social y oficial, sin acudir a ninguna cita olímpica hasta Roma 60. En esa ocasión fueron once participantes, en esgrima, gimnasia y natación. Con solo 14 años saltó al agua Isabel Castañé y, con 15, Rita Pulido. Y repetirían experiencia en Tokio 64.
Para México 68, otra chispa que iluminó el cielo deportivo para las mujeres; y los primeros con retransmisión en directo. Mari Paz Corominas alcanzó la final de 200 metros espalda. Con Pilar von Carsten fueron las únicas mujeres de 134 españoles que desfilaron; del traje, zapatos incluidos, se encargó la madre de la primera finalista.
Fueron aumentando en número, con cinco representantes en Múnich 72 y once en Montreal 76, donde Carmen Valero, pionera y campeona de todo en España, se hizo un hueco también en el tartán olímpico. Para Moscú, un pequeño bajón -nueve participantes- fue el impulso necesario para el salto cualitativo y cuantitativo. Los Ángeles 84 y Seúl 88 sirvieron de preparación para Barcelona 92 y se notaron los ánimos: dieciséis mujeres fueron a la cita angelina, 29 a la de Seúl. Y no a desfilar.
Gema Usieto, por ejemplo, consiguió una medalla en tiro, compitiendo con los hombres, pero se consideró que la categoría femenina era de exhibición por lo que no consta de forma oficial. La que sí se registra como tal es la de Miriam Blasco, ya en la cita de casa, que contó con 125 mujeres.
A partir de ahí, no hubo marcha atrás: 96 deportistas y seis medallas en Atlanta 96; 105 en Sídney 2000; 139 en Atenas 2004; 121 en Pekín 2008; 111 en Londres 2012 -con más medallas femeninas que masculinas-; 144 en Río 2017; 137 en Tokio y hasta las 192 de París 2024. El orgullo de aquella Lilí Álvarez de 1924.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete