La Vuelta a España 2022 recorrerá por primera vez las ocho provincias andaluzas

El inicio previsto para 2020 en Países Bajos , que tuvo que suspenderse por motivo de la crisis sanitaria del coronavirus, se recupera en la 77ª edición de la ronda española, cuyas tres primeras etapas recorrerán territorio neerlandés . Además, tras la visita del año pasado a Santiago de Compostela, vuelve el final circuito triunfal por el centro de Madrid para poner el punto final a La Vuelta.

Andalucía, que ya estuvo presente en varias etapas en 2021, tendrá mucho que decir en la próxima edición de la carrera, ya que hasta siete etapas (y una jornada de descanso) pisarán suelo andaluz . Será en la segunda mitad de la carrera, cuando el pelotón llegará al Cabo de Gata (Almería) procedente de El Pozo Alimentación (Murcia) en una undécima etapa propensa al esprint final que tendrá lugar el 31 de agosto.

La siguiente etapa, de 195,5 km, partirá de la localidad granadina de Salobreña y será prácticamente llana hasta el final en alto en el puerto de primera de Peñas Blancas (Estepona) , un perfil de etapa típico de esta carrera en los últimos tiempos. Los ciclistas seguirán en Málaga para tomar la salida el 2 de septiembre en la monumental localidad de Ronda rumbo a Montilla (Córdoba) en un día en que, dado el desgaste previo, una fuga podría poner en jaque al pelotón.

Las dos jornadas que siguen en el recorrido de La Vuelta 2022 tendrán puertos de montaña que ya han sido protagonistas en la ronda española y que, por su ubicación en la carrera, están llamados a marcar diferencias entre los favoritos. La etapa 14, desde Montoro, terminará en Sierra de la Pandera (Jaén) , un primera categoría que ya ha estado cinco veces en la carrera. La última vez, en 2017, se impuso allí un Rafal Majka que también ganó en montaña en la última edición de la carrera.

Antes del tercer día de descanso, los corredores de la general tendrán que hacer un último esfuerzo por seguir en la pelea. Saldrán de Martos para adentrarse en la provincia de Granada y subir el alto del Purche (1ª), habitual y decisivo en las últimas ediciones de la Vuelta a Andalucía, así como el clásico final en alto en Sierra Nevada (concretamente hasta Hoya de la Mora), de categoría especial . El sueño de subir el pico Veleta, que marcaría el récord de altura en el mundo del ciclismo, aún no es viable según Javier Guillén, director general de La Vuelta.

La ronda española aún permanecerá varios días en Andalucía durante la última semana de carrera. Después del descanso Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) acogerá la salida de la etapa 16 con llegada en Tomares (Sevilla), que ya fue final de etapa en 2017. Será una jornada de similares características a aquella, propicia para los velocistas. El 7 de septiembre la carrera se despedirá de la comunidad autónoma partiendo desde Aracena (Huelva) para encaminarse a tierras extremeñas, al Monasterio de Tentudía en una etapa de perfil quebrado en la que podrían triunfar los escapados.

Guillén se refirió al hito que supone que la Vuelta ciclista a España visite en un mismo año las ocho provincias andaluzas: «Pocos lugares más representativos de La Vuelta y de nuestro país que Andalucía» . También señaló que «celebramos además una efeméride histórica, de esas que no nos gusta dejar escapar», al salir de Sanlúcar de Barrameda 500 años después del día exacto (6 de septiembre) en que Juan Sebastián Elcano volvió a la Península tras dar la vuelta al mundo.

La 77ª edición de la Vuelta a España contará con una contrarreloj por equipos (Utrecht) y otra individual (Alicante), con pocos kilómetros en total de esta especialidad (54 entre ambas). Además, contará con seis etapas llanas (dos con final en alto), siete de montaña y cuatro de media montaña. La carrera, que a priori debería decidirse en la sierra de Guadarrama, con una penúltima etapa de montaña que acaba en Navacerrada, vuelve a hacer gala de los rasgos que la vienen caracterizando en la última década : muchos (demasiados) finales en alto, a menudo con rampas de unos porcentajes que paralizan la carrera, pocos encadenados montañosos y etapas cada vez más cortas. Esto, no obstante, se está extendiendo a las otras grandes vueltas, de forma que en los últimos años se está dando un importante y cuestionable cambio de ciclo en este tipo de carreras a costa de perder una de las señas de identidad del deporte de la bicicleta: el desgaste acumulado.