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Ciclismo

Bahamontes: «Pasé hambre y comí gatos, por eso fui ciclista»

El Águila de Toledo, decano de todos los ganadores del Tour, repasa sus andanzas vitales y recuerdos deportivos con ABC

Ignacio Gil

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Cincuenta y ocho inviernos después de ganar el Tour de Francia, Federico Martín Bahamontes recibe cartas de admiradores que han vivido tanto como él. Tiene 88 años y una historia detrás de cada palabra. En una cafetería de la parte baja de Toledo, mete la ... mano en el bolsillo de su chaqueta y suelta. «Mira esto, lee...». Despliega una cuartilla cuadriculada con aroma a otro tiempo. Le escribe desde Vaillac, en Alsacia, un aficionado francés con una caligrafía esmerada y un léxico pulcro. «Estimado don Federico, siempre ponderé su coraje y entusiasmo...». Bahamontes escucha con deleite y zanja antes del final. «Quiere una fotografía dedicada, seguro». Exhibe una agudeza primaria, propia de la Castilla profunda en la que se crió, y un instinto modelado en la calle, en los caminos. Desde hace unos días, desde que murió Roger Walkowiak, el «Águila de Toledo» es el decano de todos los vencedores del Tour de Francia, la carrera que conquistó en 1959 y que lo convirtió en pionero para España. Bahamontes representa un viaje al centro de la vida, al pasado de un país, a la guerra, el hambre y el deporte que se practicaba por rabia y honor. Un embajador del ciclismo y del Tour.

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