Solanas y umbrías
Dudas de primavera
Y van tres. Las dos últimas primaveras ya fueron generosas en lluvias, pero como la de este año no se recordaba. Tengo un amigo inglés que me asegura que no había visto llover así, tanto y tan seguido, ni en Londres. Pero, ¿se ve ... luego reflejada esta abundancia de agua primaveral en la cría?
Es cierto que nunca llueve a gusto de todos. De acuerdo que el agua en general es bien recibida por el campo, y que fomenta dos de los factores más importantes para la cría de muchas especies, como son el alimento y el refugio, aunque, por otro lado, una lluvia fría o, peor, una granizada a destiempo puede arruinar muchas camadas y polladas, en el caso de la perdiz, sabiendo además que con poca madre es difícil sacar luego muchos hijos.
Hemos vivido antaño muchos años secos de buena cría de perdiz, quizás la merma en refugio y alimento se vea compensada de alguna manera por una menor mortandad de pollos recién nacidos por aguaceros o pedriscos. La naturaleza es complicada y no suele caer el agua justa en el momento adecuado.
No por eso deja de hacerme feliz el verdor y la frondosidad del campo que tenemos este año. La cantidad de insectos hacen más cortos y seguidos los viajes de carboneros y herrerillos a sus nidos para alimentar a los pollos, mariposas como no recordaba, esos saltamontes de alas rosas o azules casi olvidados, incluso una luciérnaga que, aunque solitaria, me recordó cuando en mi niñez iluminaban el camino del cementerio.
¿Es solo el agua o se empiezan a sentir los efectos de una agricultura menos química? Pero, cuidado, igual de fácil es pasar de la nostalgia al pesimismo que de la esperanza a un optimismo excesivo, como ya me ha pasado otras veces.